Así lo expresó el Arzobispo de Granada en su alocución con la que clausuró el día 15 la exposición sobre carismas religiosos en la Iglesia de Andalucía.
Una historia del siglo IV cuenta que uno de los primeros monjes, de Alejandría, fundador de un hospital, habló a una mujer cristiana de la época de las esmeraldas y jacintos que le trajo un mercader. La mujer, enamorada de las joyas, le pagó para tenerlas y ante la tardanza del monje en recibirlas, se las exigió. El monje le invitó a verlas y se fueron al hospital. Le mostró el ala del hospital donde estaban las mujeres, sus esmeraldas… A la pregunta de si deseaba ver los «jacintos», la mujer comprendió de lo que se trataba. Desde aquel día abandonó toda la vida que llevaba antes y dedicó su vida a cuidar de esas esmeraldas y jacintos.
Con esta historia, nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez, se dirigía a los consagrados y consagradas congregados el domingo día 15 para clausurar la exposición sobre carismas de vida religiosa en la Iglesia de Andalucía en el monasterio de San Jerónimo. Con esta clausura de la muestra, organizada por la Confederación de Religiosos Españoles (CONFER-Andalucía) y la Unión de Religiosos Provinciales de Andalucía (URPA), se clausuraron también las Jornadas de vida religiosa celebrada en Granada los días 14 y 15 de marzo.
La historia de las «esmeraldas y jacintos» sirvió a Mons. Martínez para decirles a los consagrados y consagradas que «las joyas sois vosotros y cuántas joyas hay detrás de vuestras Casas».
Asimismo, el Arzobispo agradeció a Dios la vida de los religiosos y consagrados y consagradas, sin quienes «la Iglesia no sería la Iglesia de Jesucristo». «La vida consagrada es ‘coesencial’. Es esencial, sencillamente: no hay vida de la Iglesia, no hay Iglesia de Jesucristo sin esa dimensión esponsal del Bautismo, que muestra que el Cielo ya se puede vivir aquí. Lo digo con toda la gratitud».
Asimismo, Mons. Martínez deseó que «todos, cada uno –empezando por mí, y con todas mis limitaciones-, podamos sentirnos unos partes de los otros». En este sentido, el Arzobispo de Granada aludió a San Juan Pablo II para que el Señor rehaga el tejido de comunión eclesial.
EXPOSICIÓN
La muestra, que llegó a Granada procedente de Sevilla donde también se expuso, se inauguró el pasado día 25 y con ella han podido conocerse los distintos carismas religiosos de la Iglesia en Andalucía a través de 53 paneles, que mostraban la vida de sus fundadores, así como la obra nacida a través de ellos, acompañada de fotografías actuales sobre la tarea pastoral y caritativa que llevan adelante.
En la clausura, a la que asistieron numerosas personas de distintas Congregaciones e Institutos de vida consagrada presentes en Andalucía, la presidenta de URPA, Mª José Tuñón, subrayó que la riqueza de la exposición no es el patrimonio artístico o cultural que en ella se muestran –puesto que se tratan de sencillos paneles informativos-, sino que la «riqueza somos nosotros», en referencia a la vida entregada y amorosa desde la fe de tantos consagrados y consagradas en Andalucía, que con su día a día desde la vocación consagrada testimonian el amor de Cristo a todos los hombres y mujeres hoy.
La clausura de la muestra coincide asimismo con las Jornadas de vida religiosa en Andalucía, que se han celebrado los días 14 y 15 de marzo en Granada. En estas Jornadas han participado distintos religiosos y consagrados que han abordado desde «los horizontes de la vida religiosa hoy» hasta «vivir el presente con pasión», «abrazar el futuro con esperanza y valentía», y la «gratitud con un pasado que queremos siempre reavivar».
En el sencillo y emotivo acto de clausura, URPA y CONFER Andalucía expresaron a Mons. Javier Martínez su agradecimiento por su compañía y cuidado como Pastor. Por su parte, nuestro Arzobispo calificó el encuentro de «especialmente significativo e importante» para él, al mismo tiempo que pidió a los consagrados y consagradas que recen por él y que ellos cuentan con su oración. Antes de finalizar y de proceder a visitar por última vez la muestra y el claustro del monasterio, se rezó el Padrenuestro, se cantó una canción y Mons. Martínez bendijo a los consagrados y consagradas presentes y a todas las personas que hay con ellos, pidiendo a Dios la gracia de más vocaciones para dichas Congregaciones.