Nuestro Arzobispo ha dado el pésame y ha expresado su cercanía y consuelo a los familiares de las víctimas de origen granadino fallecidos en los atentados de París, y se ha rezado por todas las víctimas de estos y todos los atentados terroristas. Asimismo, Mons. Martínez reconoce «que todos hemos sido golpeados en esos atentados» y pide a Dios para que el odio no se implante en nuestros corazones.
El Arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez, que ha estado participando esta semana en la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española en Madrid, ha dado esta noche el pésame a los familiares asistentes a la Santa Misa convocada por el Arzobispado para rezar por el alma de Juan Alberto González Garrido y Manuel Pérez Paredes, los dos jóvenes de origen granadino y con familiares de nuestra Diócesis fallecidos en los atentados de París.
Asimismo, en la Santa Misa, celebrada en la Colegiata de los santos Justo y Pastor y concelebrada por varios sacerdotes diocesanos, se ha rezado también por el estudiante que el curso pasado estuvo estudiando con una Beca Erasmus en la Universidad de Granada y que también perdió la vida en estos atentados. En la Eucaristía se ha pedido por todas las víctimas de París, así como por todas las víctimas de otros atentados terroristas.
El Arzobispo de Granada ha expresado su cercanía y ha dado consuelo a los familiares, a quienes ha dicho «que sepáis que estamos cerca», al mismo tiempo que se ha dirigido a los fieles asistentes pidiéndoles «que nos sepamos acompañar unos a otros, en este mundo al que amamos tal como es, y al que deseamos y por el que pedimos la paz, el don de la paz, el don grande de la paz».
LA VICTORIA DEL AMOR
Frente a los brutales atentados, Mons. Martínez ha afirmado que «la victoria final es de Dios», siendo ésta una victoria «del amor, no del odio». «Hemos venido a pedir que el Señor nos acoja en su misericordia infinita. Nosotros, cristianos, estamos ciertos de la victoria final del amor de Dios, del Dios que es amor, del Dios que ha hecho Europa y lo mejor de la civilización europea, del Dios que ha construido unos pueblos libres, unos pueblos de hijos que se saben libres y que tienen recursos morales con los que vencer al odio. No se vence al odio simplemente fabricando armas con más precisión o con más poder de destrucción. Se vence al odio mostrando la belleza de otras cosas, de otras formas de vida. Si queréis, de otros valores», explicó.
En este sentido, el Arzobispo de Granada explicó cuál es el «arma» del cristiano: «Esos valores tienen una raíz y nosotros no olvidamos esa raíz. Esa raíz es la experiencia de la redención del hombre por obra de un Dios que es amor, la experiencia de la redención del hombre por obra de un Dios que no se ha avergonzado de abrazarse a nuestra miseria y de arrancarnos de ella y de introducirnos en su casa, en su familia y en su vida. Esa es nuestra arma. Esa es el arma que no puede ser vencida con nada».
El Arzobispo de Granada reconoce «que todos hemos sido golpeados en esos atentados» y pide a Dios para que el odio no se implante en nuestros corazones, especialmente en estos momentos en los que se agolpan sentimientos confusos. Mons. Martínez ha pedido a Dios «por el alma de las víctimas, por nosotros, por nuestras sociedades». Y como respuesta frente al mal, a la violencia y a los atentados señala que «tenemos que acudir a las fuentes de donde brota lo que nos hace distintos de quienes siembran el terror o de quienes tienen como objetivo único de la vida el poder o de quienes viven en el odio y para el odio».
Asimismo, el Arzobispo de Granada ha hablado de la esperanza, de la que ha pedido a Dios «que nos haga fuertes». «Señor, alimenta, sostén en nosotros la esperanza. La esperanza del Cielo, la esperanza de la vida eterna, para las víctimas inocentes, para todos nosotros; si fuera posible, para todo el mundo», subrayó Mons. Martínez.