Mons. Gil Tamayo, en las exequias del ex secretario de las Asambleas de Obispos del Sur de España

Foto: Archidiócesis de Sevila.

Se han celebrado esta mañana en la catedral de Sevilla y se ha rezado por el descanso eterno del sacerdote D. Antonio Hiraldo.

El arzobispo de Granada, Mons. José María Gil Tamayo, y el arzobispo de Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses, han presidido esta mañana en la catedral de Sevilla las exequias por el descanso eterno del sacerdote D. Antonio Hiraldo, que fue secretario en las Asambleas de los Obispos del Sur de España entre 1983 y 2017, que congrega periódicamente a los obispos de Andalucía.

La Archidiócesis de Granada, con su pastor a la cabeza, se une al dolor por la pérdida y reza por su descanso eterno. Mons. Gil Tamayo ha expresado también sus condolencias: “Siento mucho la muerte de D. Antonio Hiraldo. Un gran sacerdote sevillano y amigo, gran conocedor y amante de la Iglesia en Andalucía, ex secretario de la Asamblea de los Obispos del Sur de España. ¡Descanse en la paz de Cristo resucitado!”.

Antonio Hiraldo falleció en la capital hispalense a la edad de 85 años. Durante 34 años fue secretario en las Asambleas que congregaba a los obispos de las diócesis andaluzas. Un año antes de esta responsabilidad, en 1982, fue el delegado episcopal para la primera visita del Papa Juan Pablo II a Sevilla –un viaje apostólico que llevaría también al Santo Padre a visitar nuestra archidiócesis de Granada.

ANTONIO HIRALDO
Natural de Morón de la Frontera (Sevilla), se ordenó el 18 de junio de 1961. Además de su servicio pastoral en distintas parroquias y otras responsabilidades diocesanas, Antonio Hiraldo cursó estudios de Teología y Ciencias de la Educación en Roma, durante unos años (de 1965 a 1969) “en los que fue testigo de cómo la Santa Sede promovía el modelo de Iglesia que emanó del Concilio Vaticano II”, informó la Archidiócesis de Sevilla.

“A su regreso a Sevilla, el cardenal Bueno Monreal le encomendó la coordinación del Sínodo Hispalense de 1973, del que fue secretario. Esta fue la primera de muchas tareas que llevó a cabo Antonio Hiraldo en la Archidiócesis, dando muestras de una gran capacidad de trabajo, y aunando en torno a sí a un valioso equipo humano”, señala desde la sede hispalense.

Descanse en paz, Antonio Hiraldo.

Paqui Pallarés

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