Marcar la X en la Renta ayuda a iniciativas como el Economato Solidario

Con 62 años, despedido durante la pandemia de su empleo en una empresa de paquetería que aplicó un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), y actualmente tramitando los papeles de la jubilación. Anteriormente, estuvo durante 4 años cobrando 480 euros, para pagar seguros, alimentación y facturas. Es el caso de Fidel Gómez, granadino, casado, con dos hijos, y que acude cada mes al Economato Solidario Santa María de la Misericordia, para hacer la compra a precios reducidos sobre su coste real.

Fidel Gómez es una las familias -y de las miles de personas que componen las unidades familiares- que acuden al Economato Solidario, que en el año 2024 llegó a atender 6131 personas.

 

El Economato Solidario Diocesano es una iniciativa del Arzobispado de Granada, que ha cumplido ya su décimo año de actividad, desde que fuera puesto en marcha el 15 de septiembre de 2014, bendecido por el arzobispo emérito D. Javier Martínez. El Economato está integrado, bajo el paraguas del Arzobispado, por las Cáritas parroquiales, donde llegan las solicitudes de las familias que demandan esta ayuda, y la Real Federación de hermandades y cofradías, algunas de cuyas corporaciones colaboran con esta acción social.

El papel de las hermandades es fundamental -nos explica el gerente del Economato, Diego González- porque son ellas las que aportan el 75% del coste del producto de primera necesidad, en alimentación, productos de aseo y limpieza. El 25% restante lo abona la familia que acude al Economato. “La gente tiene que sentir aquí que no es un donativo lo que damos. Que ellos vienen a comprar y nosotros les vendemos”, señala. “Y esto es importantísimo” porque -explica Diego González- da dignidad a la familia a la hora de comprar y los niños que vienen con ellos ven que “sus padres pagan, no sabe si mucho o poco, pero paga”.

AL LADO DE LAS PERSONAS

El Economato es un servicio de ayuda en condiciones óptimas para llenar la cesta de la compra de productos de primera necesidad. Y a él llegan perfiles como el de Fidel Gómez, quien, a punto de jubilarse, ayuda también a sus hijos y nietos, porque a ellos tampoco les llega para llenar la cesta de la compra, una situación que se repite en muchas familias ante el alto incremento de la inflación y los bajos salarios, acrecentando la precariedad laboral. Y el caso de Fidel, con el hándicap de la edad: “En mi caso, no es precariedad laboral, es la edad. Yo he echado el currículum y te dicen ‘bueno, tienes un currículum muy bueno, pero la edad… Entonces, ya los que tenemos más de 60 años, ¿ya no tenemos derecho a trabajar?”.

De izq. a der. , un beneficiario, un representante de Hermandades, el gerente del Economato, una representante de Cáritas Parorquial y una voluntaria.

Su historia es la de muchas familias que se han visto apuradas para afrontar el pago de facturas, impuestos, alquileres, hipotecas… y alimentación con bienes de primera necesidad. Un escenario en el que nunca se hubiera imaginado estar después de trabajar durante toda la vida y con escasos recursos para sostener todo.

ESCUCHA

En el Economato, las familias no están solas y reciben la ayuda de los voluntarios, que les aconsejan con los procesos durante el periodo de compra y, sobre todo, les escuchan. María José es una de esos voluntarios que acude cada semana para ayudar. Comenzó a raíz de lo sucedido en la DANA y las ganas de poner su granito de arena en el área caritativa. Animada por Paco, otro voluntario del Economato y de las Hermanitas de los Pobres, accedió a participar de esta iniciativa diocesana. Recuerda su primer día “con una mezcla de emociones: contenta porque empezaba un voluntariado y expectante por ver lo que me encontraba. Todavía me emociono”, señala.

“Te das cuenta de lo que hay, y no lo sabes, no eres consciente de lo que hay. La cantidad de familias, la cantidad de personas. Cuando Paco me asignó una familia y me dijo el importe que tenía para comprar, yo dije, ‘pero, ¿qué va a comprar con esto?’. Y poquito a poco, te vas acostumbrando a unos carros muy buenos de productos de primera necesidad, porque tenemos un surtido estupendo de seco, de droguería, perfumería, de congelado, para cubrir todas las necesidades. Pero claro, eso tienen que pasar semanas, hasta que tú te vas dando cuenta de que con la cantidad que tienen asignada pueden hacer una compra que es muy buena para la familia”.

Un voluntariado para el que María José cree que es muy importante la escucha: “A todo el mundo le pregunto sus circunstancias, porque me sabe muy mal ir con la calculadora y llevar a una persona al lado sin saber su situación. Empatizo muchísimo con la gente”.

 

CÁRITAS PARROQUIALES Y HERMANDADES Y COFRADÍAS

En el otro lado están las Cáritas parroquiales y las hermandades y cofradías. Las primeras se encargan de seleccionar a las familias que necesitan la ayuda del Economato.

Silvia Gómez, es de la Caritas Parroquial en la parroquia de San Isidro. “Nosotros lo que hacemos es trabajar con quienes solicitan la ayuda en una primera visita que nos hacen, hablan con nosotros, nos explican su situación y, dependiendo de su necesidad, pues los derivamos a cualquier tipo de ayuda de Caritas, que puede ser empleo, comprar en la farmacia porque tienen un tratamiento médico… Tratamos de solventar el problema que tienen”, señala explicando qué hace una Cáritas parroquial. Una de esas ayudas es derivar hacia el Economato a las familias que lo necesitan, cuya ficha es dirigida a su gerente, que se pone en contacto con la familia directamente para entrevistarse con ella.

Del otro lado también están las hermandades y cofradías, siendo la de San Agustín una de las más implicadas, ya que son las que sostienen con el 75% el coste del producto adquirido. “Nosotros, desde hace ya algún tiempo, entre nuestras diferentes actividades en el aspecto de caridad, decidimos que una labor a largo plazo podría ser el Economato”, explica Carlos Cabrera, hermano cofrade de San Agustín. “Es verdad que las labores de caridad a veces son actividades puntuales o colaboraciones puntuales con determinadas entidades o con determinadas necesidades, y eso está muy bien hacerlo, pero nosotros entendíamos que teníamos que tener un proyecto consolidado en el tiempo y que se fuese perpetuando. Y ya son varias juntas de gobierno las que han ido optando por esta labor que se va manteniendo desde hace más de diez años”.

Paqui Pallarés

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