«La oración es un impulso del corazón»

El martes día 20 se celebró el quinto día de la Novena a la Santísima Virgen de las Angustias en su Basílica de Granada. A las siete y cuarto de la tarde, dio comienzo con la Exposición del Santísimo, rezo del Santo Rosario y ejercicio de la Novena; y a las ocho tuvo lugar la celebración eucarística, presidida por el Vicario General y Deán de la Catedral de Jaén. «La oración es un impulso del corazón», afirmó el Vicario de la Diócesis vecina.

La Junta de Gobierno de la Hermandad Sacramental de la Santísima Virgen de las Angustias, junto con su Hermano Mayor, D. Francisco Salazar Rodríguez, acompañado por los mayordomos, D. Jesús Vázquez y Dña. Concepción Pérez, participó en esta Eucaristía, ocupando los dos laterales del altar mayor. Numerosos hermanos también estuvieron presentes en la celebración.

La Eucaristía se inició con las palabras de D. Blas Gerardo Gordo Jiménez, Párroco de la Basílica, que hizo referencia a la homilía del día de ayer en la que D. Francisco Juan nos hacía reflexionar sobre la necesidad de ser evangelizadores en este mundo actual, poniendo a la Virgen como la Estrella que nos guía en esta tarea tan importante. Recordó también cómo la Novena está siendo transmitida por internet y que la predicación del primer día de la Novena puede verse y oírse en Facebook en esta dirección: «Parroquia Virgen de las Angustias de Granada». Por último, anunció que la Coral Lauda actuará en este celebración.

La Eucaristía fue presidida por el R. P. D. Francisco Juan Martínez Rojas, Vicario General de la Diócesis de Jaén y Deán de la S.I. Catedral, que estuvo acompañado por D. Blas Gerardo; D. Tomás Sola, sacerdote diocesano; D. Fernando Roca, sacerdote diocesano; y D. Mateo Hernández, sacerdote de la Basílica.

Las lecturas fueron realizadas por miembros de la Hermandad, así como las peticiones.

D. Francisco Juan, centró su homilía en la Oración, y empezó con estas palabras: «En el Libro de los Hechos de los Apóstoles, San Lucas nos dice que los primeros discípulos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas la madre de Jesús». Siguió explicando cómo la oración es el soporte de nuestra comunicación con Dios y que no solamente tenemos que hablar con Dios por medio de la oración, sino que tenemos que saber escuchar lo que Él nos dice y nos transmite. La Iglesia no se puede quedar sólo en hacer muchas actividades, sino que también tiene una tarea pedagógica muy importante y es la de enseñar a orar a todas las personas. Puso varios ejemplos de Santos que nos han enseñado cómo debe ser nuestra oración y qué significa la oración. Así, Santa Teresita nos dice: «Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de agradecimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría.» Y Santa Teresa: «Tratar en amistad con aquel que sabemos que nos ama». Siguió diciendo que la oración tiene que ser comunitaria, rezando en la familia, en las reuniones, en las celebraciones. En la oración, por excelencia, que Jesús nos enseña, decimos: «Padre nuestro…» en lugar de «mío». San Cipriano nos recuerda que aunque el cristiano rece solo está unido a la comunidad.

Como final de su homilía nos dijo: «Hagamos de la oración uno de los pilares de nuestra vida. Como los discípulos, pidámosle a Jesús: Señor, enséñanos a orar. Con María Santísima de las Angustias, perseveremos en la oración y pidámosle a Ella, Reina de la Familia, que haga de nuestras familias pequeños cenáculos, comunidades vivas, pequeñas iglesias domésticas donde se enseñe a los hijos a orar,…». Y terminó con la oración que Benedicto XVI escribió para el V Encuentro Mundial de las Familias, celebrado en Valencia hace diez años.

La Coral Lauda, dirigida magistralmente por Dña. Pilar Martín García, contribuyó a la solemnidad y piedad de este quinto día de la Novena con sus cantos, todos ellos de D. Juan Alfonso García, gran Maestro de la música y compositor excelso, recientemente fallecido, y al que todos añoramos, llenos de una gran calidad y sensibilidad musical, muy bien seleccionados, y con una interpretación por parte de la Coral llena de sonoridad, delicadeza y afinación, que contribuyó a que esta celebración fuese una oración viva y permanente a la Virgen y al Señor.

La Basílica estuvo totalmente llena de fieles, como todos los días de la Novena. La Santa Misa terminó con el canto del Himno a la Virgen de las Angustias interpretado, además del coro, por todos los asistentes, que con un ferviente amor a la Virgen, la vitorearon y la aplaudieron con intensidad.

Antonio Joaquín Mezcua Roelas

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