La innovación educativa de Manjón en lengua y literatura

La innovación educativa de Manjón en lengua y literatura

Este jueves 27 de enero el centro cultural La Madraza albergó la segunda de las conferencias sobre la educación según el fundador de las Escuelas del Ave María, D. Andrés Manjón. El doctor Antonio Romero López explicó la novedad de su pedagogía en la enseñanza de lengua y literatura.

Organizado por la Universidad de Granada, este ciclo de conferencias sobre la educación según D. Andrés Manjón contó en la segunda de sus charlas con D. Antonio Romero López, que fue decano de la Factulad de Ciencias de la Educación y director del Colegio Virgen de Gracia. Este presentó las conclusiones de su tesis doctoral acerca de la enseñanza de la Lengua y la Literatura en el fundador de las Escuelas del Ave María.

La novedad didáctica de Manjón en su época fue considerable, y Romero lo analizó desde cuatro ámbitos: la comunicación oral, la comunicación escrita, la gramática y la literatura.

Para entender bien la aportación educativa de este sacerdote de origen burgalés, hay que considerar que la educación del s. XIX era insuficiente y muy normativa. Para aprender a hablar adecuadamente era necesario un minucioso estudio teórico, además de una escucha de peroratas y discursos.

“APRENDER A HABLAR, HABLANDO”

“Manjón fue el precursor de lo que hoy llamamos escuela activa. Para él se trataba sencillamente de ‘aprender a hablar, hablando’”, explicó el ponente. “Además tenía un gran respeto por los dialectos, con los acentos de cada lugar. Siendo defensor de la educación patriótica, sostenía la importancia del respeto a la lengua materna, en consonancia con lo que defienden hoy todos los lingüistas y pedagogos”.

Esta sencillez y efectividad educativa se alineaba en muchos sentidos con los planteamientos de la Institución de Libre Enseñanza, abriendo un nuevo camino dentro de la tradición educativa. Todo esa innovación fue posible también porque Manjón tuvo una gran formación humanística, siguiendo en el seminario el plan de estudios de la ‘Ratio Studiorum’ de los jesuitas.

Lo mismo sucede con la escritura, en la que se contrapone a lo que se denominará como escritura estática. “Manjón quiso que los niños tuviesen capacidad de redactar de forma autónoma, con composiciones escritas en condiciones. Para ello recurre al diario, no para enmendar su vida con sus faltas, que era lo que se solía hacer, sino un diario escolar donde escribían libremente sobre cualquier cosa, lo que ellos quisieran. Aquello tuvo mucho éxito en las escuelas”, aseveró Romero.

LECTURAS EDIFICANTES

Además de luchar por una ortografía más sencilla y fonética, en consonancia con planteamientos como los de Miguel de Unamuno, D. Andrés Manjón tenía también una propia forma de concebir la educación literario de sus alumnos.

Para él era importante que la literatura fuese algo edificante y no destructivo para cada niño. “Manjón promulgó el libro que edificaba, creando una biblioteca para los niños, pero siempre libros que fueran piadosos, de comunidad o edificantes”, agregó el ponente, “Había que cuidar de los chicos con lecturas que ayudasen a los niños a encaminarse hacia Dios y no incitarle al pecado”.

La siguiente de las charlas de este ciclo conmemorativo del centenario del fallecimiento de Manjón, será el próximo martes 8 de febrero. Irene Real García hablará en esta ocasión acerca de la enseñanza de las Matemáticas en Andrés Manjón.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social

 

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