En la Eucaristía de apertura del Año Jubilar, con el lema “Peregrinos de esperanza”, celebrada en la mañana del domingo 29 de diciembre, en la S.A.I Catedral.
Desde hoy domingo 29 de diciembre y hasta el próximo 28 de diciembre de 2025 se vivirá en la Iglesia diocesana de Granada, en comunión con la Iglesia Universal, un año de gracia y esperanza.
La apertura de este año jubilar comenzó con la Eucaristía celebrada en la mañana del 29 de diciembre, presidida por el arzobispo, Mons. José María Gil Tamayo, en la S.A.I Catedral. En ella concelebraron una parte del clero diocesano, con gran participación del pueblo de Dios.
Previamente a la Santa Misa, se iniciaba el rito de apertura en la iglesia del Sagrario, junto al templo catedralicio, donde tras la antífona y oración inicial se peregrinaba en dirección a la Catedral, abriendo el cortejo la réplica de la talla del Santísimo Cristo de la Misericordia, que presidirá todo el Año Jubilar en el templo catedralicio.
“ES NECESARIO HABLAR DE ESPERANZA”
En sus palabras durante la homilía, Mons. Gil Tamayo habló de un tiempo que tenemos por delante como “un año santo y de alegría, júbilo”. El arzobispo habló de la esperanza que se sostiene en Dios, que está siempre con nosotros.
Ante las objeciones sobre el tiempo de dolor y sufrimiento que vivimos, entre ellas las enfermedades incurables, las guerras, el hambre, la pobreza y quienes perdieron seres queridos y todo cuanto tenían en la DANA, Mons. Gil Tamayo habló de los rasgos de Dios con nosotros y los lugares donde encontramos esa esperanza que da sentido a todo: ofreciendo el dolor y acompañando a quien sufre, la ternura, en la acción y en el Juicio de Dios, con el que el mal no tiene la última palabra.
“Es necesario hablar de esperanza, porque nuestra esperanza no se apoya en que salgan las cosas bien y no haya problemas, porque éstos los vamos a tener siempre”, explicó. Pero, “qué distinto cuando estos problemas, angustias o dificultades se afrontan con confianza en Dios, que está a nuestro lado. La confianza que tenemos es que Dios está con nosotros”.
Este día de apertura de año jubilar coincidió también con la Jornada mundial de la Sagrada Familia. En las oraciones de los fieles, entre otras peticiones elevadas a Dios, se rezó por los matrimonios cristianos y los que están en dificultad, así como por los novios que se preparan para el Sacramento del matrimonio, para que descubran la belleza de la unión esponsal en el Señor. También en la homilía, el arzobispo ha recordado a la familia, de la que ha señalado es una realidad “maravillosa”. Mons. Gil Tamayo ha tenido presente a los ancianos y mayores, para los que ha pedido mayor cuidado, especialmente en el seno de las propias familias. “Que este año haya una mirada especial de cariño a los mayores”, subrayó.
La Eucaristía de apertura concluyó con la bendición papal administrada por el arzobispo en nombre del Santo Padre. Con ella y la participación en la Santa Misa, así como la oración por las intenciones del Papa, la comunión eucarística y el perdón de los pecados, y la exclusión de todo afecto al pecado, otorgarán la indulgencia plenaria a los fieles, que podrá obtenerse durante todo este año de gracia. La Indulgencia Plenaria puede obtenerse para sí mismo o por las almas del purgatorio.
Hay disponible un dossier sobre este Año Jubilar, preparado por la Vicaría de Pastoral, que puede consultarse EN ESTE ENLACE.
VER EUCARISTÍA DE APERTURA DEL AÑO JUBILAR 2025, DEDICADO A LA ESPERANZA
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