“Hacía realidad el ‘como nosotros perdonamos’ del Padrenuestro”

Un mártir, un beato, un santo… No son héroes. Son personas como todos nosotros que testimoniaron con su vida que Cristo lo es todo. La Iglesia nos invita a mirarles para aprender el modo como verdaderamente se cumple nuestro corazón, y a encomendarnos a ellos en nuestras oraciones. Son personas probablemente desconocidas para muchos, pero que han vivido entre nosotros en generaciones pasadas.

Es el caso de los mártires granadinos que serán beatificados el próximo día 25 en Aguadulce (Almería). Sobre uno de ellos, el Siervo de Dios D. Ángel Noguera Gallegos, sacerdote diocesano, hemos hablado con su sobrina Toñi Delgado, de Granada.

El Siervo de Dios D. Ángel Noguera Gallegos nació en Granada y fue bautizado en Santa Escolástica en 1908. Alumno del Seminario San Cecilio hasta alcanzar el doctorado, en 1933 fue ordenado sacerdote. Fue párroco de Fuente Vaqueros y de Alboloduy (Almería), donde era párroco cuando, a la edad de 27 años, fue martirizado el 31 de agosto de 1936 en el Pozo de la Lagarta del municipio almeriense de Tabernas. Hoy, sus restos están en la iglesia de los Santos Justo y Pastor.

A partir del 25 de marzo, el Siervo de Dios D. Ángel Noguera Gallegos será uno de los nuevos beatos granadinos de los 34 con los que contará nuestra Archidiócesis, en la Causa Deán José Álvarez-Benavides y de la Torre y 114 mártires de Cristo. Todos ellos sufrieron martirio en la persecución religiosa ocurrida en los años 30 en España, es decir, muriendo por no renunciar a la fe y perdonando a sus verdugos.

¿Qué sintió usted y en su familia cuando supo que su tío, D. Ángel Noguera Gallegos, iba a ser beatificado en Almería, junto a otros 114 mártires, entre ellos el deán de la Catedral de esa Diócesis?

¡Una gran alegría! En la primera persona que pensé fue en mi madre, que ya no está entre nosotros, ya que toda su vida giraba en torno a su hermano y su deseo era que la Iglesia llegara a reconocer su santidad. Por otra parte, sentía dentro con fuerza el dar gracias a Dios, dándome cuenta que mi tío ya no nos pertenecía, sino que pertenecía a la Iglesia.

¿Qué recuerda de su tío, de lo que le han contado o han transmitido en su familia?

Mi madre lo tenía siempre tan presente que hablaba siempre de él. Quizás lo que más me impresionaba era su fidelidad en las cosas pequeñas. Se remangaba la sotana y jugaba al futbol con los niños y jóvenes de su parroquia, visitaba a los pobres, a los enfermos, cantaba mucho… Y este vivir cada momento en Dios, por amor a Dios y al hermano, le hizo ser gran sacerdote. Y Dios le dio la gracia especial, igual que al resto de mártires, de responder al Amor de Dios dando su vida por Él.

En su familia, ¿cómo mantienen viva su memoria?

Quien ha mantenido viva su presencia y su cariño hacia él ha sido mi madre y compañeros de mi tío que iban a casa a visitar a mi madre. En mí ha habido un cambio grande en mi relación con mi tío. En un principio, al ver sufrir a mi madre, no quería tenerlo tan presente… Al morir ella, y sobre todo, cuando oí por televisión que el Santo Padre había firmado el Decreto de los mártires de Almería, todo me cambió dentro. Ahora es una relación constante con él: le pido, le doy mis preocupaciones, le pido que cuide de nuestra familia, que nos ayude a ser fieles a Dios en lo cotidiano…

Qué ha aprendido, usted y su familia, del testimonio de fe que les ha dejado su tío, que no renunció a la fe, aunque eso le supuso la muerte.

Por una parte, darnos cuenta que estamos en manos de Dios, saber que Él nos ama y pedir la gracia de responderle en cada momento del día siéndole fiel, saber que Él da la gracia para vivir cada situación por pequeña o grande que sea.

Otra cosa que me llama la atención es su vocación. Gran vocación al sacerdocio, que, aunque su padre quiso que dejara el seminario, él siguió adelante con su elección de Dios en su vida, en su vocación. Y quizás para mí lo más importante es su capacidad de perdonar. Me impresiona su prontitud y cómo hacía realidad el Padrenuestro: “como nosotros perdonamos…”.

Cuéntenos algunos rasgos de la persona de D. Ángel Noguera Gallegos. ¿Cómo se transparentaba en su vida la fe?

Mi tío Ángel fue una persona enamorada de la Virgen. Mi madre contaba que cuando era pequeño a veces se iba de la casa y cuando volvía mi abuela le preguntaba: ¿dónde has estado? Y respondía: he estado acompañando a la Virgen porque está muy sola. Era una persona que siempre estaba contento, alegre, solidario, servicial, que continuamente daba su vida al necesitado, a cualquier persona, enseñaba a leer a los jóvenes que no sabían, le gustaba el futbol, cantaba muy bien y todos los dones que tenía los ponía al servicio de los demás.

En nuestra Diócesis, ¿qué sitios están vinculados a la vida de su tío?

Mis abuelos vivían en el Realejo, por lo tanto su parroquia era la de Santa Escolástica, en la iglesia de Santo Domingo, donde fue bautizado. Los seminarios donde estudió fue el de Virgen de Gracia y el seminario Mayor de San Cecilio. Cuando sacaron a todos los mártires que murieron en el Pozo de Tabernas, a mi tío lo trasladaron a Granada y lo enterraron en la parroquia de San Justo y Pastor porque mi abuela y madre vivían cerca y porque mi tío de niño fue acólito del párroco de esta parroquia.

¿En las parroquias o lugares vinculados a la vida eclesial de D. Ángel Noguera Gallegos en nuestra Diócesis hay prevista alguna actividad, oración, encuentro, vigilia, etc?

Nos unimos a los actos que con motivo de la beatificación se programaron en nuestra diócesis. Hablando con mis hermanos, sí nos gustaría después de la beatificación dar gracias a Dios por nuestro tío con una Eucaristía. Ya nos hemos puesto en contacto con los sacerdotes de Santa Escolástica, en concreto con el padre Joaquín, para ver cómo podemos hacer.

Imagino que asistirá usted y su familia a la beatificación de D. Ángel Noguera en Almería.

Sí. Asistiremos todos los que podamos de la familia para estar presente en este momento de gracia para la Iglesia y cómo no para toda la familia y familias de todos los próximos Beatos de Dios.

Paqui Pallarés

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