Es la tercera visita que el Arzobispo realiza a la Escuela Diocesana San Gregorio de Elvira, en la que habló sobre nueva evangelización.
Mons. Javier Martínez, Arzobispo de Granada, visitó ayer, 8 de noviembre, a los alumnos de la Escuela Diocesana San Gregorio de Elvira y les ofreció una charla formativa sobre tres puntos clave de la Evangelii Gaudium, en el contexto de la Nueva Evangelización, en la línea de las visitas que está realizando a la Escuela Diocesana.
Más de 60 personas participaron en este encuentro, entre las que se encontraban los alumnos del Trienio básico de la Escuela San Gregorio de Elvira, y los que cursan los cursos monográfico que la Escuela ofrece para aquellos que han terminado las asignaturas de los tres primeros años.
Se trata de la tercera visita que el Arzobispo realiza a los alumnos de la Escuela, con el deseo de acercarse a las personas que participan en ella y hacer presente su voz como pastor de la Archidiócesis, mediante charlas formativas.
Comenzaron la sesión con la oración comunitaria, unos cantos y con la lectura del Evangelio. Las lecturas que se leyeron en la oración inicial, fueron las correspondientes a la liturgia de hoy, 9 de noviembre, fiesta de San Juan de Letrán, por lo que el Arzobispo habló de esta celebración: «La celebración de la Basílica de Letrán nos recuerda también que no somos cristianos así en abstracto, sino que somos cristianos vinculados a través de los pastores de cada iglesia, aquel que es la cabeza y el sello de la verdad y de la caridad, unidos a él, a Pedro, vivimos todos con la tranquilidad de estar en la verdad y con la seguridad de que nuestra comunión nace y culmina en Dios».
SOMOS TEMPLO
En este contexto, nuestro Arzobispo dijo a los alumnos de la Escuela: «El templo más bonito de Granada sois vosotros. (…) La Iglesia ha vivido tres siglos sin tener ni siquiera un lugar construido donde reunirse propio, no tenía colegios y no tenía universidades, y nunca ha crecido más la Iglesia que en aquellos tres primeros siglos. Por tanto, lo que los hombres tienen para reconocer a Dios es ese templo que sois vosotros, que somos nosotros en nuestra pobreza y al mismo tiempo, en la belleza de nuestra vida».
Asimismo, Mons. Martínez les habló de la belleza de la alegría de los cristianos: «Nuestra única arma para el mundo, en un mundo muy triste y un mundo muy distraído, por eso, porque está muy roto por dentro, la única arma que tiene la fe es justo esa: una belleza desarmada, la belleza de nuestro afecto, la belleza de nuestra comunión mutua, la belleza de la vida cristiana, la belleza de una familia cristiana, lo digo con una frase que os suena a todos y os dice mucho: la belleza de la alegría que nace del Evangelio».
SOBRE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
Mons. Javier Martínez habló de tres puntos clave de la «Evangelii Gaudium»: Una Iglesia en salida, la centralidad del «kerygma» y la dimensión social de la evangelización, dentro de un compendio de temas que llevaba preparado para exponer en estas reuniones, bajo el título de «Sobre la Nueva Evangelización».
Asimismo, habló a los alumnos de los cuatro ámbitos de la Evangelización: El «oikos» (la familia y el hogar), la «gê» (el cuerpo, la tierra y el trabajo), el «agora» (los intercambios humanos, la economía y la «polis» (las sociedades humanas) y les expuso de una manera cercana y didáctica que «la Iglesia no es una cosa abstracta, la Iglesia es una familia hecha de carne y hueso».
SEPULTURA DE LOS DIFUNTOS
Tras un breve descanso, el Arzobispo retomó la sesión con los alumnos y les repartió una hoja con la «Instrucción ‘Ad resurgendum cum Christo´ acerca de la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación», publicada recientemente por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Les invitó a leerla y a preguntarle cualquier duda sobre este tema, a lo que se animaron varias personas y se trataron algunos aspectos como la incineración, la donación de órganos, etc.
D. Javier Martínez señaló que para nosotros, los cristianos, la muerte es dolorosa, pero no lo es todo. Añadió que «Sin fe en la Resurrección, no valdría la pena vivir», y contó que los primeros cristianos llamaban al día de la muerte «día del nacimiento».
Asimismo, anunció a los presentes el deseo de impulsar en nuestra Archidiócesis una pastoral de acompañamiento a los familiares de los difuntos en el cementerio de Granada y de reforzar el apoyo de los sacerdotes diocesanos y la disponibilidad del uso de la capilla del cementerio.
Rosa Die Alcolea