Entrevista publicada en la revista Fiesta número 1024, en el I Domingo de Adviento, 29 de noviembre de 2015.
Gracias a la cesión de los hermanos Molinero, el proyecto «Sembrando Oportunidades», de Cáritas Diocesana de Granada, se está llevando a cabo en tierras de Motril. Francisca y José Molinero cedieron a Cáritas 3.000 metros cuadrados de cultivo ubicados en el Pago Jaúl, más conocido como ‘Camino del Empedrao’, en el entorno del Puerto de Motril, que hoy sirven como medio para ganarse la vida a 15 personas que laboran esta tierra y mantener económicamente a sus familias.
Los hermanos Molinero en seguida lo vieron claro. Francisco Molinero, catequista desde años en la Basílica de Nuestra Señora de las Angustias, oyó que el párroco de la Basílica solicitaba ayuda para que la gente pueda trabajar en el campo, en concreto denunciaba la gran cantidad de terrenos que se podían ceder para esta causa. Francisca no tardó en consultárselo a su hermano José, con quien vive.
«Si hay alguien que se pueda beneficiar de eso y hay gente a la que darle trabajo, si sirve para algo, pues ya está», fue la respuesta inmediata de José Molinero. Así fue como surgió esta iniciativa promovida por Cáritas Diocesana de Granada, que ya está dando sus frutos.
El terreno que la familia Molinero ha cedido a Cáritas para el proyecto es de 3.000 metros cuadrados de tierra cultivable normal, que Cáritas ha limpiado y ha adecuado para que los trabajadores puedan labrarla y cultivarla.
No es casualidad que los hermanos Molinero cedieran estos terrenos precisamente a Cáritas y no a cualquier otra organización. Francisca Molinero es voluntaria de Cáritas desde más de 20 años su hermano José colabora siempre que puede con ellos haciendo traslados y portes con el coche.
Además, la familia Molinero ha seguido vinculada al proyecto y visitan con frecuencia el terreno para saludar a los trabajadores: «Mi hermano, como ha sido agricultor toda su vida, hay cosillas en las que puede ayudar, pero no puede hacerlo muy seguido porque ya tiene casi 80 años. Pero si lo necesitan, él va. Tiene muy buena voluntad», asegura Francisca. «Y yo de vez en cuando le digo a mi hermano: ‘José, llévame al campo´, para estar en contacto con estas personas, son muy agradables y las criaturas están haciendo lo que pueden. Cáritas está trabajando muchísimo con ellos y los está estimulando como personas, más que otra cosa», observa Francisca.
El proyecto, según Francisca, «está funcionando estupendamente, porque más que por el beneficio de las personas que están allí ni de nadie, es la satisfacción personal que tienen las criaturas que están allí de aprender un oficio y se sientan útiles».
A Francisca Molinero esta experiencia no le ha dejado indiferente, está agradecida por haber tenido la oportunidad de ayudar a los demás: «Mi misión es intentar agradar a Dios en la vida, en la forma y de la manera que sea. Y además yo estoy agradecida a las personas que se pueden ayudar porque ya que Dios nos ha dado con gratuidad muchas cosas, nosotros tenemos que darlas también con gratuidad. Mi fe, yo creo que es firme. ¿Qué luego yo no responda lo mismo que debo? Eso ya es otra cosa, pero mi fe es firme, y esto es una cosa más que hay que hacer. El ser cristiano y el amar a Dios es una suerte para nosotros.