Cinco futuros sacerdotes de Granada profesan su fe y juran antes de su Ordenación

Ha tenido lugar hoy en un breve y sencillo acto en el Palacio Arzobispal, en presencia de Mons. Javier Martínez, los rectores de ambos seminarios y el Superior del Instituto Misioneros Servidores de la Palabra, ya que uno de los ordenandos es religioso.

En un acto sencillo celebrado en el Palacio Arzobispal hoy viernes, en vísperas de su ordenación sacerdotal, los seminaristas del diocesano «San Cecilio» y del misionero Redemptoris Mater que se convertirán presbíteros el próximo domingo día 17, Domingo del Buen Pastor, han profesado personalmente la fe y han declarado bajo juramento el paso que ahora dan para ser sacerdotes.

La fórmula de juramento ha sido la misma para los sacerdotes, con leves variaciones en el caso del religioso Misionero Servidores de la Palabra, que, procedente de México y con presencia en Motril, también se ordenará en nuestra Diócesis. Una variación que alude al Superior de su congregación y que, en el caso de los presbíteros diocesanos, se refiere al Sr. Arzobispo.

PROFESIÓN DE FE

Los candidatos al sacerdocio han profesado así su fe:

«Creo con fe firme y profeso todas y cada una de las verdades contenidas en el Símbolo de la fe, a saber:

Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos; Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho, que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Creo, con fe firme, todo aquello que se contiene en la Palabra de Dios escrita o transmitida por la Tradición, y que la Iglesia propone para ser creído, como divinamente revelado, sea mediante un juicio solemne, sea mediante el Magisterio ordinario y universal.

Acepto, asimismo, y retengo firmemente, todas y cada una de las enseñanzas sobre la doctrina de la fe y las costumbres propuestas por la Iglesia de modo definitivo.

Me adhiero, además, con religioso obsequio de voluntad y entendimiento, a las doctrinas enunciadas por el Romano Pontífice como por el Colegio de los Obispos cuando ejercen el Magisterio auténtico, aunque no tengan la intención de proclamarlas con un acto definitivo.

Así lo declaro, lo prometo y lo juro. Que Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mis manos».

DECLARACIÓN
Asimismo, los candidatos al sacerdocio que el próximo domingo se ordenarán sacerdotes han declarado bajo juramento lo siguiente:

«En primer lugar, que en la recepción de este Sagrado Orden no soy coaccionado por fuerza ni miedo algunos, sino que lo deseo espontáneamente y lo quiero con plena y libre voluntad, porque experimento y siento que soy realmente llamado por Dios.

DECLARO que me son plenamente conocidas las cargas que dimanan de este Sagrado Orden del presbiterado, las cuales quiero recibir voluntariamente y me propongo cumplir diligentemente durante toda mi vida con la ayuda de Dios.

PRINCIPALMENTE ratifico y declaro que conozco lo que significa la ley del celibato y que con toda libertad me propongo cumplirla y guardarla íntegra y firmemente hasta el final, con la ayuda de Dios.

PROMETO, con fe sincera, obedecer la normas del Derecho, con toda fidelidad, todas aquellas cosas que me ordenen mis superiores y me exija la disciplina de la Iglesia, preparado para dar ejemplo de virtudes, tanto de obra como de palabra, de modo que merezca ser premiado por Dios por haber tomado este estado.

IGUALMENTE JURO quedar perpetuamente adscrito al servicio de esta diócesis de Granada, bajo las órdenes de los Obispos que sucesivamente fueren pastores de la misma.

Así lo declaro, lo prometo y lo juro. Que Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mis manos».

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