Era la primera vez que la Sagrada Imagen de la Patrona de Churriana de la Vega, Santa María de la Vega, Nuestra Señora de la Cabeza, estaba en la Catedral de Granada y lo hizo en una de las celebraciones litúrgicas más importantes en el calendario para los cristianos: la vigilia y Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Numerosos fieles churrianeros, con su alcalde y corporación municipal, así como la Junta de gobierno de la Real Federación de Hermandades y Cofradías, y fieles en general, quisieron acompañar a la Sagrada Imagen.
La celebración de la Inmaculada Concepción es una importante fiesta para los cristianos, porque en ella afirmamos que la Virgen, que acogió en su seno al Salvador del mundo que se hizo uno como nosotros, es sin mancha, purísima, “preservada por la Gracia desde el primer instante”, como nos señalaba nuestro arzobispo en sus palabras en las celebraciones que presidió en el templo catedralicio.
La celebración de la Inmaculada Concepción es también la afirmación del modo como el Señor se anticipa a nuestra propia humanidad, que, en palabras del Papa Francisco, “primerea” nuestra sed de infinito, de tal forma que nosotros “nunca somos los primeros”, siendo Dios “siempre respuesta” a esa sed inagotable, señala nuestro Arzobispo.
En sus palabras en las celebraciones litúrgicas, disponibles en www.archidiocesisgranada.es y en www.arzobispodegranada.es, Mons. Martínez nos recuerda cómo en el momento de surgir el Dogma de la Inmaculada Concepción, nuestro mundo vivía una autosuficiencia y la aprobación de dicho Dogma es la afirmación de la primacía de la Gracia, que nos precede siempre en nuestra vida.
“Celebrar la Inmaculada significa celebrar, Señor, Tu Gracia. Tu Misericordia es la que triunfa”, explicó Mons. Martínez. Y es que “igual que Eva era la madre de todos los vivientes, María es la madre de una humanidad nueva”.
El Dogma se proclamó en 1854, en un momento en que se creía que el ser humano podía construir el bien, la paz y la belleza por sí mismo. Sin embargo, la proclamación de la Virgen sin mancha ni pecado desde el momento de su concepción nos evidencia que es la Gracia de Dios la que precede siempre y no somos nosotros quienes con nuestras fuerzas logramos la santidad.
DÍA JUBILAR
En el día de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, los fieles que participaron en la Eucaristía en la S.I Catedral obtuvieron indulgencia plenaria para purificación de sus vidas o para un familiar fallecido.
Esta gracia concedida por la Iglesia a los fieles la obtienen aquéllos que han cumplido con las disposiciones establecidas para ellos de comunión en el día jubilar, penitencia unos días antes o después del día jubilar y oración del Padrenuestro por las intenciones del Santo Padre, que, en estos momentos, tiene como prioridad la paz en el mundo. El Papa concede al pastor diocesano la elección de dos días jubilares en su Iglesia particular.
En Granada, junto al día de Pascua, uno de esos días establecidos por el Arzobispo para el jubileo es el día de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, por la vinculación de esta diócesis con el Dogma de la Inmaculada.
Paqui Pallarés