La noche 24 de marzo la pastoral familiar de la Diócesis nos convocó a celebrar una vigilia en la Parroquia de los Dolores, en el granadino barrio del Zaidín. Oración y preparación para la celebración del SÍ de María, la Anunciación de nuestra Señora, celebración de la Encarnación de nuestro Señor. Acontecimiento que cambia el rumbo de la Historia y de nuestra historia. La tuya. La mía.
Y si Cristo, el mismo Dios, se encarnó, y sigue encarnándose por nosotros, buen momento para orar por la Vida, por todos los niños concebidos y, en especial, por aquellos que no nacerán. En nuestra Granada, cinco cada día.
La vigilia estuvo presidida por el Señor presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Nueve momentos de oración, uno por cada mes de gestación. Nueve ocasiones de hacernos conscientes de un proyecto de AMOR, para reflexionar sobre la disponibilidad de María, sobre la aceptación de San José, el servicio de la Virgen a su prima Santa Isabel, la acogida de Dios al pecador, sobre la autoridad de la enseñanza de Jesús, la buena noticia de la Salvación, el compromiso de cada miembro de una familia (hijos con padres y padres con hijos), sobre el regalo de la VIDA en abundancia que trae Jesús al mundo.
Oramos en silencio y a oscuras, oramos con la música y fuimos creciendo en nuestra petición como fue creciendo la luz en el templo, símbolo del crecimiento de cada niño en el seno de su madre; símbolo de la LUZ que Jesucristo trajo al mundo.
También se hizo presente el Proyecto Raquel, parte de la Pastoral de Familia y Vida, cuyo fin es servir como puente de la Misericordia del Señor a todos aquellos que, de cualquier modo, han participado en un aborto, especialmente para las madres que sufren el poco difundido síndrome post-aborto. Ese fue el motivo por el que, para finalizar la oración, se presentó a los pies de la Virgen una canastilla de bebé, la canastilla de cualquiera de esos niños que no nacerán este año, de los niños que la Madre acoge desde el cielo y sus madres “lloran sin duelo” en la tierra, y por las que oramos y seguiremos orando, porque el Señor no ha venido a condenarnos, sino para que nos convirtamos, aceptemos su Amor y nos salvemos.
Gracias a la parroquia de los Dolores, a sus miembros y a su párroco por acogernos. Gracias a los hermanos de “Fe y Vida” que nos ayudaron a orar con sus canciones. Gracias a todos por vuestra oración constante para que el Señor se haga presente, amorosamente, en medio de la dolorosa realidad del aborto. Para que cada día siga mostrándonos su infinito AMOR para con todos y cada uno.
Antonio Luis Martín
Consiliario de Pastoral Familiar