«Caminas porque sabes Quién te guía, sabes cuál es tu flecha amarilla»

Ofrecemos cuatro testimonios de jóvenes universitarios de Granada a su regreso del Camino de Santiago, peregrinación organizada por la Delegación de Pastoral Universitaria de Granada.

«Sinceramente no sabría por dónde empezar… Ha sido una experiencia increíble, ha sido un camino hacia Santiago pero como un camino hacia el destino de tu vida y en la mejor compañía.

Conoces a un montón de gente nueva increíble, cada persona que ha conformado el grupo con el que hemos hecho este camino es única. Como en la vida misma, tienes ganas de tirarte al suelo y rendirte, sobre todo en las subidas, que son mortales con la mochila, o en las bajadas que parece que te vas a matar. Yo varias veces iba andando con un nudo en la garganta con ganas de llegar ya, otras no me he aguantado y he terminado llorando por no poder con el dolor de cadera que no me dejaba apenas subir la pierna.

No sé, ha sido increíble… Todos los momentos y personas. Me ha acercado más al cristianismo y puedo asegurar que la experiencia no terminó cuando llegamos a la Plaza del Obradoiro… Probablemente el camino empezó cuando finalizamos esa etapa».

Gloria López Utrilla

«Éste ha sido mi segundo Camino de Santiago con Pastoral. Y para nada se ha tratado de repetir una experiencia anterior, todo se hace nuevo ante ti si vas con el corazón dispuesto.

Comencé mi andadura recordando una frase que vi en una de las etapas del camino francés que hice hace dos años: «deja que el corazón te lleve cuando las piernas no puedan». Sin embargo, en el anterior camino experimenté como mis piernas fallaban a los pocos días de comenzar y tenía que dejar mi mochila, por más corazón que pusiera en continuar. Temía que en esta ocasión ocurriese igual.

Siguieron los días y sorprendida me daba cuenta de que no pesaba más la mochila, mis fuerzas no decaían y mis ganas seguían siendo las mismas o más que el primer día.

Fue llegando a Santiago cuando comprendí que no había llegado hasta allí yo sola. Había sido Otro el que había guiado mis pasos, el que había hecho más ligera mi mochila y el que me había regalado la Compañía adecuada a lo largo de esos días. Recordaba entonces la canción: «en mi debilidad, Tú me haces fuerte».

Doy gracias por esta experiencia, porque perderme ha sido una manera de encontrarme (y encontrarLe).

Doy gracias a aquellos que me han acompañado y me han ayudado a ponerme una vez más en camino, en el camino de la Vida.

Y estoy segura de que ésta no será la última vez, muy pronto volveré a decir: ¡buen camino!»

Marta Villena Guerrero

«Esta mañana mientras recogía un armario me encontré un corazón con una flecha amarilla que lo señala del camino de Santiago que la Pastoral realizó en 2013. Su lema entonces fue: «para que Mi Alegría esté en vosotros» y es posible que sin haberlo querido esta frase se haya convertido en el mejor resumen para este Camino.

De etapas tan variopintas como sus peregrinos ha estado compuesto este pequeño paso de un largo camino de fe. Desde el primer día descubrimos como siendo todos tan distintos, dejando al margen las máscaras que nos imponemos y dándonos a los demás, nos reconocemos hermanos. Ya sea en los baños lavando ropa sucia, jugando al balón cuando más cansados estábamos o cantando canciones por las calles, Su Alegría nos ha inundado. Siempre me van a faltar palabras para expresar lo que se siente y aunque puede parecer sencillo de explicar solo se entiende al experimentarlo. Mirad, este camino podrían haber sido millones de risas y fotos, y realmente existen, pero yo personalmente me volví a Granada con algo más. Hoy me paro a pensar en la entrada a Santiago y no eran las ganas de terminar, no eran los abrazos y las lágrimas de consolar los pies destrozados y el físico tocado; era la certeza de reconocernos entre hermanos con Jesús, de saber que el Camino continúa y de tener la seguridad de que no estamos solos, que contamos con la mejor compañía hacía nuestro destino».

Javier Villena Guerrero

«Y la única certeza es que no se repetirá ni uno solo de los latidos de tu corazón.

Caminas. Pero no caminas arrojado a la existencia. No caminas porque no queda más remedio. No. Yo tengo claro hacia donde camino, hacia la Vida.

Caminas. Caminas porque sabes Quién te guía, sabes cuál es tu flecha amarilla. Caminas porque tienes una ilusión grande en el pecho, una Alegría que nadie te puede quitar.

Caminas. Pero a veces olvidas el motivo. A veces quisieras dejar de caminar. A veces la mochila de la memoria pesa demasiado. A veces la tormenta te sorprende y no sabes donde refugiarte.

Caminas; pero no caminas solo.

Y es que para mí la vida no es caminar, la vida es un encuentro.

Cierras los ojos y de pronto alguien nuevo te acompaña. Cierras los ojos y los mismos que te acompañaron ayer hoy siguen contigo. Cierras los ojos y descubres la verdadera Compañía. Y ya no importa si llevamos el mismo paso. Tenemos la misma meta. Reposamos nuestros cansancios en la misma fuente. Sabemos que es más fuerte la Razón que nos mueve; y por eso no vas en solitario, porque otros muchos creemos lo mismo; soñamos lo mismo.

Y con cada encuentro vuelves a hacerte más consciente. Vas hacia delante, nunca dejas de caminar. Cada paso es único e irrepetible, igual que cada sonrisa que compartes, igual que cada ampolla y cada gota de sudor. Tú mismo eres único e irrepetible; Dios «rompió el molde» cuanto te hizo y por eso «estás tan bien hecho». Pero es que los compañeros de Camino que «por casualidad» (y es que nada sucede por casualidad) te han tocado, ¡también lo son!. Lo único que tienes es la certeza del regalo del momento presente, del latido que ahora mismo mueve tu corazón.

Y eso es lo que hace maravilloso el camino.

Tal vez acabes antes. Tal vez acabes después. Tal vez te lesiones en la primera etapa y te cueste caminar. Tal vez parezca que no te cansas. Da igual. Tu mirada seguirá siempre fija en el Destino, pero tu corazón estará puesto en el paso que das, en la sonrisa que brindas y en la mano que tiendes.

¿Acaso hay regalo más bello que disfrutar del propio Camino?»

(Reflexiones sobre la vida de una peregrina recién llegada a casa)

Alba Maldonado Gea

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