Bendecidos el Santo Crisma y los óleos de los catecúmenos y de los enfermos en la Misa Crismal

La Misa Crismal es una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del Obispo y como signo de la unión estrecha de los presbíteros con él. En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen los óleos de los catecúmenos y de los enfermos.

Mons. Fernando Sebastián, Arzobispo emérito de Pamplona Tudela, ha presidido esta mañana la Misa Crismal en la Santa Iglesia Catedral, debido a la enfermedad lumbar temporal de nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez.
El Cardenal Sebastián fue Arzobispo coadjutor de Granada, celebrará los Santos Oficios en la S.I. Catedral de Granada y la oración de las cinco llagas en el Campo del Príncipe.
Los sacerdotes de Granada han participado en la Misa Crismal y han renovado sus promesas sacerdotales, como símbolo de unión del presbiterio con el Obispo.
Mons. Fernando Sebastián ha invitado al pueblo presente a orar tanto por los sacerdote como por él mismo para llevar a buen término su ministerio episcopal y sacerdotal y sean así imagen viva de Cristo Sacerdote, Buen Pastor, Maestro y Siervo de todos.
Santo Crisma
Después de la comunión, Mons. Sebastián ha consagrado el Santo Crisma, que representa al Espíritu Santo. La palabra “Crisma” significa “unción”. Así se llama ahora al aceite y bálsamo mezclados que el Obispo consagra este Jueves Santo por la mañana para ungir a los nuevos bautizados y signar a los confirmados. También son ungidos los Obispos y los sacerdotes en el día de su Ordenación Sacerdotal.
Del mismo modo, el cardenal ha bendecido los óleos de los catecúmenos y de los enfermos. Con el óleo de los catecúmenos se extiende el efecto de los exorcismos, pues los bautizados se vigorizan, reciben la fuerza divina del Espíritu Santo, para que puedan renunciar al mal, antes de que renazcan de la fuente de la vida en el Bautizo.
El óleo de los enfermos, cuyo uso atestigua el apóstol Santiago, remedia las dolencias de alma y cuerpo de los enfermos, para que puedan soportar y vencer con fortaleza el mal y conseguir el perdón de los pecados. El aceite simboliza el vigor y la fuerza del Espíritu Santo. Con este óleo el Espíritu Santo vivifica y transforma nuestra enfermedad en sacrificio salvador como el de Jesús.
Rosa Die Alcolea

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