Dos de los temas recogidos en el último número del Semanario diocesano de Granada y Guadix, editado por el Arzobispado de Granada.
«Son días de dolor, reflexión y súplica», nos dijo nuestro Arzobispo Mons. Javier Martínez en la Eucaristía celebrada en la S.I Catedral dos días después de los atentados de París, en los que, entre otros muchos, fallecieron dos jóvenes de origen granadino, y cuyos familiares viven en nuestra Diócesis.
Ante este hecho que ha convulsionado a todos, especialmente Europa, dedicamos nuestro principal tema en el nuevo número del Semanario Fiesta de las Diócesis de Granada y Guadix, que edita el Arzobispado de Granada. En nuestras páginas ofrecemos las palabras de nuestro Arzobispo tras lo ocurrido en París la noche del viernes 13. Una información que completamos con las palabras del Papa Francisco, que intervino brevemente en TV2000, la televisión de la Conferencia Episcopal Italiana, para afirmar que «esto no es humano»; también con las palabras del padre Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede; y las condolencias de todos los obispos españoles al cardenal arzobispo de París. Y recogemos el testimonio que ofrecía en su red social de Facebook el marido de una de las víctimas mortales de estos atentados, afirmando el dolor que sufre pero con el deseo de no ceder al odio.
Nuestras páginas también avanzan el próximo Año de la Misericordia, que el Papa inaugura en Roma el día 8 con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica, con las palabras de Francisco en la Audiencia General de esta semana en las que explica qué es la apertura de puertas, también en la familia, tema al que está dedicando sus catequesis.
Sobre el Año de la Misericordia, avanzamos, por ejemplo, los materiales que se están elaborando en el Arzobispado de Granada para ser utilizados en la Archidiócesis y sirvan de ayuda a vivir en conciencia y con gran deseo de Dios, de su perdón y misericordia, este Jubileo. Invitamos especialmente a disfrutar de la lectura de un artículo sobre la pintura de Caravaggio, su fuerte nexo con el hecho religioso y su vinculación con la misericordia del Padre, trasladada en los trazos con los que compuso algunas de sus principales obras, como «La vocación de Mateo», «La incredulidad de Santo Tomás», «La Magdalena» o «El descanso en la huida a Egipto.