Palabras del Arzobispo sobre el I Ciclo de música y tiempo litúrgico

El I Ciclo se inaugura el domingo 29 de noviembre, en la Santa Iglesia Catedral a las 20 horas.

Es para mí una alegría y un verdadero privilegio dar la bienvenida a esta iniciativa de ciclos de música litúrgica en nuestra preciosa Catedral de Granada.

Vamos a poder oír en esos ciclos una música que ha sido compuesta para la liturgia, o que expresa las resonancias que en la sensibilidad de los artistas suscita la celebración de los acontecimientos que la liturgia conmemora y misteriosamente (sacramentalmente) renueva —el amor sin límites y sin condiciones del Hijo de Dios por nosotros los hombres—. Es un tesoro de gratitud por ese amor y por la vida —porque ese amor, en medio de todas nuestras miserias, tiene siempre la capacidad de hacer la vida “amable”, esto es, digna de amor y digna de afecto—. Es un tesoro de belleza sin parangón en ninguna cultura, precisamente porque la radicalidad del hecho cristiano abre en un horizonte de trescientos sesenta grados todas las posibilidades del hombre, de su sensibilidad, de su razón, de su capacidad de belleza, de verdad, de bien y de amor. Nada verdaderamente humano —ni ninguna belleza, verdad o bien de la Creación— queda excluido de la redención que tuvo su comienzo en la Encarnación del Verbo, y su culminación en el don del Espíritu Santo de Dios a nosotros, a nuestra historia. De hecho, es Cristo quien —mediante el regalo de Sí mismo— nos hace posible cuidar y sostener un afecto grande por las personas y por las cosas, por la vida y por la tierra.

Todo esto es lo que la tradición musical cristiana ha cantado, y todo esto es lo que podremos oír a lo largo de estos ciclos, a los que deseamos un éxito y una difusión grande. En este primer ciclo se han programado seis conciertos, para Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua de Resurrección, Pentecostés y Corpus Christi, cuyas fechas de celebración se irán anunciando oportunamente. El canto gregoriano, la polifonía y el órgano, serán la columna vertebral de este primer ciclo que hoy inauguramos.

No puedo dejar de dar las gracias al compositor D. José García Román, que ha hecho posible y ha sostenido esta iniciativa, a la Schola Gregoriana Hispana y a su Director, D. Javier Lara, así como a los demás intérpretes que, gratis et amore, Dios mediante, irán ofreciéndonos algo del tesoro de su arte para que comprendamos mejor y amemos más ese inmenso patrimonio de belleza y de humanidad del que, sin mérito alguno por nuestra parte, somos depositarios.

† Javier Martínez
Arzobispo de Granada

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