Mensaje de Mons. Javier Martínez en la Semana Santa de Granada 2020

«Cómo no celebrar la Semana Santa. Cómo no unirnos en esos días leyendo despacio los episodios de la Pasión, saboreando que ese amor, que ese sufrimiento ha sido por ti y por mí, por cada uno de nosotros, por la humanidad entera».
Queridos hermanos y amigos:

La Encarnación del Señor ha sido el gesto por el que el Señor ha querido unirse a todos los hombres, de algún modo, y compartir nuestro destino. Nuestro destino en un mundo de pecado y de miseria, un mundo de seres mortales. Y ha querido vivir nuestras propias fatigas y nuestras propias dificultades. La consumación de ese acto por el que el Señor se une a nosotros, de esa Alianza, como Él la describió en la Última Cena, por la cual Él se ha unido, ha unido Su divinidad a nuestra pobre humanidad, es la Pasión y la muerte de Jesús. Él mismo en la Última Cena –lo repito la describió como una Alianza nueva y eterna, por la cual nuestras vidas están incorporadas de algún modo a la vida del Hijo de Dios.
Él nos ha abierto el Cielo y ha introducido nuestra carne y nuestra humanidad en el destino de Dios. Lo que celebramos estos días es justamente esa consumación, esa Alianza de amor infinita, del cual se deriva todo amor verdadero en esta tierra; del cual hace que tenga significado desde la amistad, hasta el amor de los esposos, el amor de los padres a los hijos y de los hijos a los padres. Todo eso no es un evento pasajero y sinsentido, y absurdo en el fondo, porque todo lo devoraría la muerte, gracias a que el Hijo de Dios nos ha abierto el horizonte del Cielo y de la vida eterna con Su amor infinito.
Cómo no celebrar la Semana Santa. Cómo no unirnos en esos días leyendo despacio los episodios de la Pasión, saboreando que ese amor, que ese sufrimiento ha sido por ti y por mí, por cada uno de nosotros, por la humanidad entera. Y que ese sufrimiento nos rescata sencillamente del horizonte cerrado, de la ceguera en la cual vivimos tantas veces sin ver nada más que lo que tenemos delante y sin pensar en que hemos sido creados por un amor que nada ni nadie tiene el poder de destruir. Y que, por lo tanto, es un amor que nunca se dará por vencido, a pesar de nuestras miserias y de nuestros pecados. Que nunca dejará de llamarnos a participar de Él y de la vida eterna que Él es.
+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada
Abril 2020, Granada

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