“Imitemos la caridad de la Virgen”

Mensaje de Mons. José María Gil Tamayo, arzobispo de Granada, con motivo de la celebración este mes de la Patrona de Granada y su Archidiócesis, Nuestra Señora de las Angustias.

Un cordial saludo y mi felicitación a todos los granadinos y a las granadinas en este mes de septiembre dedicado a la Santísima Virgen de las Angustias.

Es un mes para Ella. No nos basta con un día. No nos basta con ese 15 de septiembre, su fiesta, en que la vestimos de flores, le mostramos nuestro cariño, nuestro amor y, sobre todo, los buenos deseos para participar en la gran procesión en que la Virgen, que hemos ido a verla tantas veces en el mes de septiembre, tantas instituciones, tantas personas con tanta devoción y que a lo largo del año va pasando por Su casa -la casa de la que habita en la Carrera, como dice el himno-, hemos ido a pedirle ayuda, a darle gracias. Y ahora esperamos que Ella salga a nuestras calles, acompañada de todos sus hijos. Y lo haremos el último domingo de septiembre.

Pero, queridos amigos, queridos hermanos, nuestro cariño a la Virgen, que tiene que ser constante, que hemos de transmitir a las nuevas generaciones, como lo hacéis, no puede quedarse, como decía el Concilio Vaticano II, en un sentimiento pasajero.

Tiene que ser algo más, tiene que ser un amor filial, un amor de hijos, a la que es la Madre de Granada, la Protectora de Granada, la que queremos con toda el alma, la que extiende su manto sobre nosotros. A Ella hemos de tratarla en la oración y enseñar esas oraciones a los más pequeños, que no se olviden: que tengan ese cariño y esa devoción a la Virgen. Pero que no se quede sólo en sentimientos. Tiene que haber sentimiento, cómo no va a haberlo. Pero, sobre todo, coherencia de vida, comportarnos como buenos hijos de la Virgen.

Hablando de Ella, le salió al paso a Jesús una mujer y le dijo: “Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron”. Y Jesús dijo: “Bienaventurados más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen”.

Eso es lo que hizo la Virgen. Por eso es la Madre de Dios. Y esa es su gran lección, mostrada en su fe, en esa fe de la Virgen, por la que es proclamada bienaventurada. “Bienaventurada Tú que has creído lo que se te ha dicho de parte del Señor”, le dice santa Isabel en su visita.

Pues, aprendamos de la fe de la Virgen. Una fe que se muestra en los momentos difíciles, también en los momentos alegres. Una fe que nos hace mirar la vida con los ojos de Dios y mirar a los demás.

También la esperanza. Vivimos en un mundo desesperanzado, triste, y lo que nos hace superar nuestras dificultades es esa esperanza. Esa esperanza y esa confianza en Dios. Esa confianza en los demás. Esa confianza en Nuestra Señora y esa confianza en la vida eterna, en el Cielo y en los valores que no pasan.

Y también, queridos amigos, imitemos la caridad de la Virgen, el cariño de la Virgen, el cariño de madre que lo muestra en el Evangelio junto a la cruz de Su Hijo. Ese cariño con el que nos acoge y ese cariño que hemos de derramar a nuestro alrededor en una caridad también social.

En este mundo que está crispado, en este mundo de divisiones, de guerras, de violencia, pidamos que haya paz, que haya concordia, que nadie se quede atrás en nuestra ciudad. Pidamos por los pobres, por los necesitados, por los enfermos, a los que tengo especialmente en cuenta, lo mismo a los que están lejos y les gustaría estar en estas fiestas en Granada.

Feliz fiesta de Nuestra Señora de las Angustias.

Viva la Virgen de las Angustias. Viva la Madre de Dios.

+ José María Gil Tamayo
Arzobispo de Granada

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