Carta pastoral del Arzobispo de Granada

Mis queridos hermanos:

1. Dejadme antes que nada desearos a todos, como hemos pedido en la oración de la Eucaristía de hace unos días, «que los dones recibidos en esta Pascua den fruto abundante en toda nuestra vida».

El Misterio Pascual «consuma» la Encarnación del Hijo de Dios, por el que Jesucristo desciende hasta nosotros, y hasta el abismo más profundo de nuestra humanidad —nuestra muerte—, y se une a nosotros también allí, para revelar así su «amor más fuerte que la muerte», y para sembrar en nuestra carne mortal su Vida Divina. Esa siembra la hace entregándonos su Espíritu Santo, su mismo principio vital, su misma Vida de Hijo de Dios. Y ese Don inmenso es el «admirable trueque» o intercambio del que también habla la liturgia en este tiempo Pascual, y que constituye el centro mismo de la fe cristiana: el Señor de todo se une a nosotros, y de nosotros recibe nuestra condición mortal y carga con nuestros pecados, para que nosotros podamos revestirnos de Él, y así vivir en la libertad gloriosa de los hijos de Dios, y poseer ya aquí las primicias de la Vida eterna.

Parte I: La convocatoria del Papa, la Eucaristía y la Iglesia.

2. Como tal vez ya sepáis, el Papa Francisco, con motivo del Año de la fe, ha convocado a toda la Iglesia a un gesto único: que en la tarde del domingo 2 de junio, día en que la mayor parte de la Iglesia Católica celebra la solemnidad del Corpus Christi, y a la misma hora, todos los católicos del mundo nos unamos en un gesto unánime de comunión con el Señor, y también de comunión con el Vicario de Cristo, con todo el Colegio Episcopal, y con toda la Iglesia extendida por toda la tierra, en una hora de adoración al Santísimo Sacramento.

Ese gesto tendrá lugar el día 2 de junio desde las 17.00 a las 18.00 horas, hora de Roma, y se hará simultáneamente en todas las catedrales del mundo, y también a la vez en todas aquellas parroquias e iglesias de cada diócesis en las que sea posible. Como nuestro horario es el mismo que el de Roma, en la diócesis de Granada —al menos en la catedral y en todas aquellas iglesias en las que sea razonablemente posible—, la adoración se hará también desde las 17.00 a las 18.00 horas. En la catedral habrá posteriormente, a las 18.30, la celebración habitual de la Eucaristía, y después tendrá lugar la tradicional procesión del Corpus por el barrio del entorno de la Catedral.

3. El gesto al que el Papa nos ha convocado es una forma preciosa de hacer visible la comunión de la Iglesia como pueblo de Dios y como esposa y cuerpo de Cristo, esto es, como realidad humana social que tiene una configuración del todo peculiar, configuración que nace del don del Espíritu Santo y de la forma específicamente eucarística que Cristo ha querido darle. Por estas dos características, este pueblo constituye una comunidad única, que se extiende por toda la tierra, y está dotada de una unidad que desborda y es más profunda que cualquier otra agrupación social, política, económica, lingüística, racial o cultural.

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