“Anunciar a Jesucristo sin complejos”

Homilía del arzobispo de Granada, Mons. José María Gil Tamayo, en la Eucaristía del V Domingo del Tiempo Pascual, el 18 de mayo de 2025, en la S.A.I Catedral.

Queridos hermanos sacerdotes concelebrantes,

Diácono,

Seminaristas,

Queridos hermanos y hermanas en el Señor,

Primero, quiero pediros disculpas por el ruido. Reiteradamente hemos manifestado al Ayuntamiento que procure programar cuando no hay actos de culto. Estas tamborradas o otras similares. Pero bueno, hay que tener paciencia.

El Evangelio de hoy, en este domingo en el que concurren, por una parte, ese inicio del pontificado del Papa León, en que vemos esa asistencia del Señor a su Iglesia. Después del Papa Francisco, al que recordamos, por el que pedimos al Señor. Al mismo tiempo que esa tristeza ha venido cambiada en la alegría de la elección del Papa León XIV.

Y hoy inicia precisamente su pontificado. Con temblor, con miedo, pero al mismo tiempo, con una confianza infinita en el Señor, que asiste a su Iglesia, que le da siempre un sucesor de Pedro, para que, presidiéndonos en la fe y en la caridad, y el pueblo de Dios. Por lo tanto, ello es motivo añadido de júbilo en este V domingo de Pascua, en que la Palabra de Dios viene a iluminarnos.

Pero también tenemos esta efeméride de los 60 años de la presencia de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, la Iglesia que sufre. Esta institución, creada en los años 40, después inmediatamente de que terminara la Segunda Guerra Mundial, para ayudar a los cristianos que vivían en medio de persecución y de penalidades. Católicos en los países del antiguo telón de acero.

Fue un movimiento de solidaridad dirigido especialmente a ellos en sus distintos ritos, para poder mantenerlos en la fe, para avivar su esperanza, para que no fuesen disueltos por un ateísmo militante que quería arrasar con todo vestigio de Dios, con todo vestigio de la fe cristiana. Ha sido heroico su trabajo. Pero después, queridos hermanos, esta fundación ha extendido sus fines, sobre todo para ayudar mediante benefactores y mediante limosnas.

El 100% de los donativos que recibe son destinados para ayudar a la evangelización. Hay otras instituciones de Iglesia que ayudan contra el hambre en el mundo, que ayudan contra todas las miserias nacidas de la pobreza, como es Cáritas. Especialmente en situaciones de emergencia. Pero Ayuda Iglesia Necesitada ayuda a evangelizar, a quienes no tienen apenas medios para evangelizar. Iglesias jóvenes o iglesias ya establecidas desde hace tiempo.

Pero en esos países donde las dificultades persisten, allí está ayudando Ayuda a la Iglesia Necesitada. Esta fundación, ayudando a la formación de sacerdotes, al sostenimiento de comunidades religiosas, a la construcción de capillas, a dar intenciones de misa. A tantos sacerdotes que no tienen otro sustento que esas limosnas, que esa ayuda de tanta gente generosa del mundo. En España están desde el año 64, y nuestra diócesis es uno de los 20 puntos en España donde tienen establecidas oficinas. Yo os invito a colaborar con Ayuda a la Iglesia Necesitada. Pero os decía, la Palabra de Dios viene a iluminar este domingo. Por una parte, si os acordáis, el domingo pasado veíamos que Pablo y Bernabé eran echados, prácticamente expulsados por su predicación de la ciudad de Antioquía de Pisidia. Se sacuden sus zapatos, sus sandalias, en señal de protesta.

Y vemos que se dedican a los gentiles, porque los judíos no quieren escucharles tampoco. Y ahí manifiestan la universalidad del mensaje de Jesús, que ya lo veíamos en el apóstol Pedro cuando nos muestra esa visita a casa del centurión Cornelio. Pero vemos que Pablo se convierte así en el apóstol de los gentiles. Pablo anuncia el Evangelio sin parar. ¡Ay de mí si no evangelizare!, dice.

Y esta y esta misión continúa hoy en los pasajes que hemos escuchado desde el Evangelio, donde vemos que vuelven a Antioquía y allí exponen a los hermanos Antioquía en Siria, donde fue el primer lugar en que los cristianos fueron llamados con ese nombre. Y allí, a la comunidad cristiana les anima a seguir evangelizando, anunciando el nombre de Jesús y les dice que hay que pasar mucho para entrar en el Reino de Dios.

Como veis, no doran la píldora. No ofrece un cristianismo flojo, un cristianismo, pues simplemente, de mantenimiento. Sino les dice a esos primeros cristianos que tienen que ser fuertes, que tienen que anunciar Jesucristo, que tienen que exponer su vida, que tienen que vivir conforme a lo que creen. Y esta es la lección que nos vienen a dar los Hechos de los Apóstoles a lo largo de todo el tiempo pascual, en que está siendo la primera lectura de nuestras celebraciones dominicales.

Es esa imagen de la Iglesia que debemos ser y que ahora pastorea el Papa León. Le pedimos al Señor hoy, Señor, queremos ser como esos primeros discípulos tuyos, como los apóstoles anunciadores de Jesucristo. El Evangelio, en los lugares en los que estemos, en nuestras familias, entre nuestros amigos, en nuestro ambiente de trabajo, en nuestras relaciones sociales. Anunciar a Jesucristo con valentía.

Anunciar a Jesucristo sin complejos. Y no se trata de dar sermones, sino de manifestar con nuestro testimonio en la vida de familia, en el trabajo, en nuestras amistades, en la diversión, en el estudio. Manifestar que somos cristianos coherentes y cristianos alegres que anunciemos a Jesucristo. Y esa manifestación cristiana tendrá un premio, que nos invita el libro del Apocalipsis, con esa presencia de Dios que está ya entre nosotros por su Palabra, por los Sacramentos, especialmente la Eucaristía, por la fraternidad. Pero que está ahí de manera plena al final de los tiempos y sobre todo, también al final de nuestra vida, cuando gocemos de la vida eterna a la que nos invita la oración colecta que hemos dirigido al Señor. Y participar de la vida eterna los que hemos recibido el bautismo. El mensaje pascual, esa vida eterna en que Dios lo será todo en nosotros. Ese Dios que enjugará lágrimas en nuestros ojos, que ya no existirá llanto ni dolor, donde bueno, pues, estaremos con el Señor para siempre.

Y el cielo no es una carta de ajuste aburrida por toda la eternidad. El cielo no es la posibilidad, es la plenitud que anhela el ser humano y que nos ha ofrecido Jesucristo, Hijo de Dios, hecho hombre, llamándonos a la plenitud en Él, porque nos ha hecho, como dice San Pedro en su primera carta, familiares de Dios. Nos ha hecho partícipes de la naturaleza divina, ese viejo sueño del hombre que se hace plenitud en el cielo.

Queridos hermanos, pero tenemos algo para ganarnos el cielo, una tarea. Y esa tarea es amarnos unos a otros. Es el mandamiento nuevo de Jesús. Y la mejor forma de evangelizar… No vamos a evangelizar con discursos, si no, como nos dice Jesús en el Evangelio que acabamos de escuchar, de su despedida: os doy un mandamiento nuevo que os améis los unos a los otros como yo os he amado. En esto reconocerán que sois mis testigos.

Luego, ahí tenemos mucho que cambiar. Tenemos mucho que transformar en nuestra vida personal, en nuestra vida eclesial, en nuestra vida social. Poner en práctica el mandamiento nuevo para que no sea tan nuevo para nosotros que no lo hemos estrenado. Y como decía el Papa León hoy en su día de pontificado, tomando pie de su antecesor León XIII, si los cristianos viviéramos la caridad… Si los cristianos pusiéramos en práctica el amor fraterno de una manera más decidida, nuestro mundo sería mejor. Desaparecerían muchos conflictos, muchos enfrentamientos. El mejor modo de convencer a los demás de la grandeza del camino cristiano… El mejor modo de evangelizar es con el amor a Dios y con el amor al prójimo. En esto conocerán que sois mis discípulos.

Vamos a pedirle a la Virgen, a Nuestra Señora, que se nos muestra en el Evangelio ayudando, invitándonos a hacer lo que Jesús nos diga. Que imitemos a Cristo en su amor, que nos ha amado hasta el extremo, porque somos sus amigos.

Vamos a vivir esto y veréis como las cosas van mejor. Al mismo tiempo que pedimos hoy por el Papa y le damos gracias al Señor por la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Así sea.

+ José María Gil Tamayo
Arzobispo de Granada

18 de mayo de 2025
S.A.I Catedral de Granada

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