Toda vida humana es un don y es sagrada. El aborto, con la pérdida y drama que trae consigo, se favorece y facilita, dejando tras de sí víctimas. Muere el feto y con él muere una parte de las madres y familiares que arrastran una culpa que no llega a desaparecer ni siquiera en décadas. En medio de ese sufrimiento, la Iglesia extiende su mano para hacer un camino juntos, de duelo y sanación, de perdón por la culpa. Y lo hace a través de Proyecto Raquel, que desde este curso está implantado en nuestra Diócesis dentro de la Pastoral Familiar. Entrevista a la responsable de Proyecto Raquel Granada, Soledad Serrano.
Soledad Serrano, esposa y madre granadina, responsable de Proyecto Raquel en Granada, nos habla de esta iniciativa que no culpa a las mujeres ni personas implicadas en los abortos, sino que, aprendiendo de la misericordia que Dios tiene con cada uno de nosotros, se acerca a estas personas para ayudarlas en su camino de sanación. Porque sólo Cristo puede sanar esta herida y este dolor.
¿Qué es Proyecto Raquel?
Proyecto Raquel es la respuesta de la Iglesia Católica ante el drama del aborto provocado. Es un proceso de sanación y reconciliación postaborto. La finalidad es ofrecer a las personas implicadas en un aborto una tención individualizada a través de una red diocesana de sacerdotes, consejeros, psicólogos y psiquiatras. Esta atención individualizada supone acompañarla en un proceso psicológico y espiritual de sanación y reconciliación. No es una terapia, puesto que se sigue la metodología del acompañamiento.
¿De dónde viene este nombre? ¿De dónde surge esta iniciativa?
Proyecto Raquel toma su nombre de un texto del Antiguo Testamento, del profeta Jeremías, donde se dice: “Así habla el Señor. Escuchen. En Ramá se oyen lamentos, llantos de amargura. Es Raquel que llama a sus hijos. Ella no quiere ser consolada, porque no existen”. Si seguimos leyendo un poco más, hay un canto a la esperanza, donde se dice: “Así habla el Señor. Reprime el llanto y las lágrimas de tus ojos, porque volverán de la tierra de tus enemigos”. De ahí toma el nombre Proyecto Raquel: una madre que pierde a su hijo, que está rota, no encuentra sentido a su vida, pero, desde el Señor, encuentra esperanza.
¿Cuáles son las heridas y los sufrimientos que os encontráis en el corazón de personas vinculadas a los abortos, especialmente de las mujeres que han abortado?
Son mujeres especialmente, pero no sólo mujeres. Cuando sucede un aborto, hay muchas partes implicadas: la madre, el niño que se pierde y no llega a nacer, los abuelos, el hermano. Son muchas las personas que están implicadas. Proyecto Raquel no sólo va dirigido a la mujer. También a todas esas personas implicadas en un aborto, desde sanitarios, médicos, amigos que incitan a esa persona a abortar. Cuando hablamos de “herida” podemos pensar que es sólo heridas físicas. Y éstas son importantes. Pero no son las más importantes. Para nosotros, las más importantes son las heridas espirituales. En un aborto se dan una serie de síntomas, de trastornos, que es lo que se conoce como el “síndrome postaborto”, puesto que junto con la muerte del inocente una de las consecuencias es una serie de trastornos, que los podemos dividir en trastornos emocionales y afectivos, como por ejemplo la autoestima baja, inestabilidad emocional, culpa, angustia, tristeza; trastornos emocionales: irritabilidad, rechazo a la figura masculina; trastorno de la alimentación; así como trastorno del sueño: pesadillas, insomnio; y otros trastornos específicos, como el síndrome del aniversario, el síndrome del hijo sustituto, incluso la obsesión con embarazadas o con bebés.
Se habla de un síndrome porque no se trata sólo de una enfermedad, sino de algo más grave, que tiene una repercusión muy grande a nivel espiritual. Por eso, hablamos de síndrome post aborto. Está reconocido que afecta al 91% de las mujeres que han abortado.
Son personas muy rotas por dentro, y también por fuera, por cuanto exterioriza el sufrimiento que lleva dentro de sí. Las personas que han colaborado en abortos, ya sean profesionales sanitarios o familiares, en conciencia también sufren. ¿No es así?
En muchas ocasiones, nos encontramos con personas que después de un aborto no llegan a ser conscientes de lo que han hecho, porque desde la sociedad se nos vende que ante un aborto no pasa nada, simplemente vas, abortas, estás un par de días –a veces, ni siquiera eso- en reposo, te tomas algún analgésico y “no pasa nada, porque simplemente son unas células”. Ni siquiera hay conciencia de que es una vida humana la que se ha quedado por el camino de una forma intencionada. Entonces, que todas esas personas tomen conciencia, no sólo la madre, sino todo el personal sanitario y toda la sociedad es muy importante.
¿Cómo pueden ponerse en contacto con vosotros?
Nosotros no tenemos una sede física. No van a encontrar un local donde ponga “Proyecto Raquel. Aquí atendemos a personas que han sufrido un aborto, a personas que sientan la herida de un aborto”. No. Se salvaguarda ante todo la dignidad de esa persona y se quiere que todo suceda en un clima de máxima confianza, donde esa persona se sienta acogida desde el primer momento y donde sepa que nadie le va a juzgar.
Pueden ponerse en contacto con nosotros, principalmente a través de un número de teléfono: 618-532-998. Este teléfono es atendido por un compañero de Proyecto Raquel, que acoge a esa persona y le escucha. No le pide ningún tipo de datos, sólo un nombre de pila, que ni siquiera tiene que ser el suyo, y un teléfono para poder contactar. No se le pregunta nada más. Tampoco tenemos ningún tipo de registro con datos de personas. Se guarda la total confidencialidad.
Una vez que tenemos esa llamada, se asigna un consejero, que va a ser la persona que lo va a acompañar en este proceso de sanación. Otra forma con la que pueden ponerse en contacto con nosotros es la página web www.proyecto-raquel.com, o también en el correo electrónico proyectoraquelgranada@gmail.com
¿Cómo ayudáis a todas estas personas, desde el momento en que se ponen en contacto con vosotros?
Iniciamos con ellos un proceso de sanación, que está dividido en diez etapas, que no tienen por qué ser un encuentro con esa persona, no tiene por qué coincidir con una etapa de este camino de sanación. Lo que se hace es intentar que esa persona tome conciencia de lo que ha hecho, siempre desde la verdad, y se va caminando con ella al encuentro con la única persona que puede sanar ese corazón herido, ese corazón roto, que es el Señor.
En la primera etapa se pretende que ellas sepan lo que les pasa. No es que se estén volviendo locas. Es normal lo que les está pasando. Eso se llama síndrome postaborto. Pasa como con cualquier enfermedad: cuando sabemos lo que tenemos, tomamos conciencia y podemos empezar a poner los medios.
Después, empezamos a caminar con ella viendo cómo era su vida antes del embarazo, cómo llegan a la decisión de abortar, cómo fue el momento del aborto. Las primeras etapas son etapas más psicológicas y, poco a poco, vamos profundizando y vamos llegando a la raíz del problema, que fundamentalmente es una raíz espiritual. Se van viendo con ella las consecuencias que ha tenido en su vida el aborto, y en toda su familia, sus amigos; le hace ver cómo esa ira y ese rencor que ella siente puede salir de ese bucle en el que está metida; que hay solución; que hay esperanza. Se les va llevando poco a poco de la mano de ese resentimiento que sienten al perdón. Todo esto para que llegue el momento a que ellas lleguen a reconciliarse con su hijo, porque el sentirse ellas perdonadas por su hijo, para ellas les sana mucho, se sienten con esa esperanza, porque ellas piensan que lo que han hecho es tan grave que no tienen perdón, piensan cómo las va a perdonar Dios, cómo las va a perdonar su hijo. Cuando llega ese momento, ellas se sienten muy reconfortadas.
Proyecto Raquel no es algo que siga para siempre en sus vidas. Proyecto Raquel hace un acompañamiento. Pero llega un momento, cuando esa sanación se ha producido en esa persona, en que Proyecto Raquel, el consejero de Proyecto Raquel, se aparta para que ellas sigan con su vida, para que ellas puedan ver que es posible vivir de otra forma y no siempre desde esa herida, desde ese rencor, desde esa pena.
En la Diócesis hay una red de personas que trabajan en Proyecto Raquel, en los grupos que se constituyeron el año pasado. ¿Qué grupos son y cómo trabajáis?
Proyecto Raquel trabaja en red. Hay doce consejeros, que son las personas que acompañan a estas mujeres y hombres necesitados de la misericordia de Dios. Está el grupo que acoge, que son compañeras que atienden el teléfono y las llamadas. Desde el primer momento, son los representantes de Proyecto Raquel porque son el rostro de la misericordia desde esa primera llamada. Hay una psicóloga, para hacer el acompañamiento a las personas que lo necesiten, y también para apoyarnos nosotros en la labor que hacemos. Hay un grupo de difusión, que se encarga de elaborar material para después presentarlo, tanto a colegios, a institutos, a colegios mayores, a movimientos familiares que nos piden que presentemos Proyecto Raquel. Y hay un grupo de formación, que va recogiendo toda la información de lo que se está haciendo en temas pro vida en cualquiera de las Diócesis españolas. De eso nos vamos nutriendo para ir formándonos desde Proyecto Raquel Granada.
Otro grupo fundamental para nosotros es el de los sacerdotes. En Proyecto Raquel hay cinco sacerdotes que están abiertos totalmente a ayudar a todas las personas que se quieran acercar, a acompañarla, a ofrecerle esa reconciliación y ese sacramento del perdón, y también ayudarnos a nosotros, puesto que también tenemos que estar fuertes espiritualmente para ir caminando al lado de esas personas.
Además de esa red de grupo que hay en la Diócesis, a nivel diocesano ¿se expande de algún modo esta labor?
Queremos que Proyecto Raquel sea algo totalmente trasversal y vamos pidiendo la ayuda y la colaboración tanto de las hermandades y cofradías de Granada, con la que ya hemos tenido la suerte de encontrarnos con la Hermandad de la Esperanza, de Granada, en un encuentro que fue muy fructífero. Sabemos que van a salir cosas muy buenas por la buena predisposición que nos mostraron y la acogida que tuvimos. Y con quien nos quiera ayudar. Ya hemos tenido reuniones con otras delegaciones, como la Delegación de salud, tan importante y un tema tan relacionado con el aborto; con la Delegación de educación… Estamos ahora mismo empezando, con muchas ganas y viendo muchas posibilidades de trabajo.
Y queremos dar las gracias a todas las personas que lo hacen posible, desde la Pastoral Familiar, y por supuesto a D. Javier Martínez, que siempre nos dice que nos sostiene con su oración y para nosotros eso es muy importante.
Paqui Pallarés