45 años de donación a Dios y a la Iglesia en el sacerdocio

Felicitamos a nuestro Arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez, en el 45 aniversario de su Ordenación Sacerdotal, que tuvo lugar el 3 de abril de 1972.

El 3 de abril de 1972, nuestro Arzobispo Mons. Javier Martínez recibía la Ordenación Sacerdotal en Madrid. Fue una vocación temprana que dio sus primeros pasos con 11 años, cuando entró en el Seminario Menor atraído inicialmente un año antes, como es natural a esa edad infantil, por el juego de un futbolín del que disponían los salones de su parroquia, en un barrio de Madrid. El testimonio alegre y atractivo de la fe del sacerdote párroco de ese templo llevó a nuestro Arzobispo a afirmar en aquel momento: “Yo quiero ser como D. Esteban”. Hoy, 3 de abril, cumple 45 años de sacerdote, dándose a Dios a través de los hijos en la fe y la Iglesia que el Señor le ha ido encomendado y, actualmente, en la Iglesia de Granada que guía con paternidad.

Así explicaba Mons. Martínez este episodio de su vida, que fue el inicio de una vocación de donación a Dios y su Iglesia de la que ya han transcurrido 45 años: “Yo he nacido en una familia cristiana, sencilla, normal, mis padres eran emigrantes del norte de España que con muy pocos años (17 tenía mi madre cuando se fue a vivir a Madrid y a servir, como se decía entonces), ella se fue a servir. Y en esa familia humilde, creyente, yo empecé a asistir, a ir con más cercanía a la parroquia del barrio donde vivíamos, en Argüelles, porque supe que en aquella parroquia había un futbolín. Y al lado de mi casa había otro futbolín pero estaba en una taberna y a mí no me dejaban entrar, y aquello costaba mucho; era un sacadineros lo del futbolín y mi familia era humilde. Y tampoco los taberneros, que eran amigos de mis padres, me dejaban entrar allí. Cuando supe que en la parroquia había un futbolín yo me fui a la parroquia a jugar con otros chicos allí al futbolín por la tarde. Allí conocí a un buen sacerdote, que nos enseñó, nos abrió el camino de desde ayudar en misa hasta pasarlo bien en una excursión, hasta aprender cantos y, desde luego, jugar al futbolín (hacíamos unos campeonatos fantásticos de futbolín y de pin pon). Y un día volví a mi casa diciendo ‘yo quiero ser como D. Esteban’”.

EN EL SEMINARIO

Del Seminario Mons. Martínez afirma: “Yo en aquel Seminario leí a Unamuno, leí a Sartre, leí a Camus; se me enseñaba sencillamente que la fe cristiana cuando uno se había encontrado con Jesucristo podía afrontar cualquier realidad del mundo, no para discutir con ella ideológicamente, sino para acoger lo que de verdad hay en cualquier posición humana, y con afecto y con amor poder, si las personas quieren, iluminarla desde Jesucristo. A mí se me enseñó que la libertad era un bien sagrado, intocable, que el Evangelio se extendía por la belleza de la vida de quienes lo vivían y, sencillamente, por el atractivo que esa forma de vida tenía para los hombres, no a base de comer el coco a nadie, no a base de perseguir a las personas y tratar de hacer prosélitos a toda costa, no a base de achuchar. Y también se me enseñaba que la verdad era lo más importante. Nunca se me forzó –yo creo que, por mi forma de ser, si alguien me hubiera como impulsado a ser sacerdote, seguramente, por espíritu de contradicción o por mi sangre asturiana, a lo mejor hoy no lo sería-, sino que siempre me dijeron ‘lo que Dios quiere para ti es lo que va a cumplir tu corazón, tus anhelos más profundos, tus esperanzas más profundas, lo que te hará más feliz, y eso lo tienes que ver tú delante de Dios, sólo procura no engañarte, porque la mentira siempre es un camino que nos empequeñece y nos destruye, y la verdad es un camino que engrandece a los hombres’. Dios mío, he dado muchas gracias porque mi experiencia de la Iglesia fuera ésa, a lo largo de mi vida, desde el comienzo de mi adolescencia”.

EN MADRID, CÓRDOBA Y GRANADA

Mons. Martínez fue ordenado sacerdote el 3 de abril de 1972. Ejerció su primer ministerio pastoral en Casarrubuelos, una pequeña población al Sur de Madrid, hasta finales de 1974. En esos primeros años de ministerio comenzó su trabajo con grupos de jóvenes, colaborando a la recreación en Madrid de la Acción Católica General de Jóvenes, y también en la Escuela Diocesana de Cursillos de Cristiandad.

Estando en Casarrubuelos, obtuvo la Licenciatura en Teología Bíblica por la Universidad Pontificia de Comillas en 1973, con el tema de la memoria de licencia “Los orígenes de la tradición evangélica según la escuela escandinava”. Con el paso de los años, recibió la ordenación episcopal como obispo auxiliar de Madrid, y posteriormente guió la Iglesia diocesana en Córdoba y, actualmente, en nuestra Archidiócesis de Granada.

Felicitamos a nuestro Arzobispo por estos 45 años de vocación sacerdotal y damos gracias a Dios por su paternidad con todas las personas y guía como pastor de la Iglesia de Granada. Damos gracias a Dios por su persona, su vocación, su ministerio, su paternidad y dedicación pastoral con todo el pueblo de Dios y con cuantos, creyentes o no, son acogidos por su paternidad.

En www.archidiocesisgranada.es está disponible el número en Fiesta que recoge su testimonio ofrecido ante autoridades civiles y militares con motivo de la fiesta de San Cecilio, el 1de febrero de 2015 en la Abadía del Sacromonte.

Disponible en el enlace del Semanario Fiesta pinchando aquí y en la web diocesana, pinchando aquí

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