El próximo 10 de junio, cinco confesiones cristianas junto a la Iglesia Católica rezarán Vísperas Ecuménicas para conmemorar los 1700 años del Concilio de Nicea
El ecumenismo es una gracia que busca acercar cada día más a los cristianos hacia la meta de la unidad, de la única Iglesia de Cristo y del rebaño del Señor. Así lo concibe el Delegado Diocesano de Ecumenismo y para el Diálogo Interreligioso, Antonio Navarro, defensor del rezo de las Vísperas Ecuménicas, que tendrán lugar en la Catedral de Córdoba el próximo 10 de junio a las 19:30h., como encuentro para “celebrar lo que nos une: la palabra de Dios y el Credo que surgió del Concilio de Nicea”.
Esta celebración, insertada en el programa del Congreso “Símbolo: Luz de Nicea” previsto en Córdoba del 10 al 13 de junio, reunirá a cinco personalidades ecuménicas que junto a la Iglesia Católica representada por el Obispo, monseñor Jesús Fernández, simbolizará la unión de las distintas confesiones cristianas, aunque las diferencias no permitan celebrar la Eucaristía. Durante el rezo de Vísperas Ecuménicas se pondrán de relieve los elementos esenciales que unen a todos los cristianos, de un lado la Palabra de Dios y de otro el Credo, que surgió del Concilio de Nicea y que todos compartimos. Estos son los dos ejes que fundamentan la unidad que compartimos los cristianos y que manifiestan la esperanza de la unidad, el regalo de la Palabra de Dios y de la misma fe en Cristo Salvador.
El próximo martes, en la Santa Iglesia Catedral de Córdoba, además de la confesión cristiana católica, participarán en el rezo de Vísperas autoridades y representantes del patriarcado ecuménico de Constantinopla; del Patriarcado Ortodoxo de Rumanía en España; del Patriarcado de Moscú en España; de la Iglesia Evangélica Reformada de España, que pertenece a la comunión Angiclana, y de la Iglesia Evangélica española de la confesión protestante presbiteriana.
¿Por qué un rezo de Vísperas en torno al Concilio de Nicea?
Un congreso sobre el concilio de Nicea es rememorar la figura del Obispo Osio de Córdoba y los primeros siglos del cristianismo. Osio presidió el primer gran concilio universal de todas las iglesias de ese momento, en el año 325. Su grandeza radica en la decidida acción unificadora ante un contexto eclesial complicado, con fuerte división interna y facciones doctrinales enfrentadas.
En este contexto, “Nicea y Osio trajeron la unidad de la Iglesia y propiciaron la creación de una confesión de fe que transmitiera la fe cristiana en el único hijo de Dios, Dios y hombre verdadero; dios y Hombre y Salvador, ese Credo que surgió de Nicea tuvo la capacidad de unir a todos los cristianos hasta hoy”, explica Antonio Navarro, que abunda en que “hablar de Osio y de Nicea es hablar de la unidad de los cristianos porque toda las confesiones cristinas utilizamos el mismo Credo, el Credo de Nicea y Constantinopla”.
Por eso, la celebración de las Vísperas Ecuménicas, significa hablar de un rezo hecho entre cristianos de distintas confesiones que permitirá mostrar lo que todavía nos separa y también lo que nos une, “porque lo normal es la celebración de una Eucaristía” , sin embargo, las confesiones cristianas al estar divididas entre ellas, por desgracia, aún “no podemos compartir la misma Eucaristía porque celebrar y vivir la misma misa”: no se puede celebrar un banquete de unión si hay división.
Antonio Navarro expresa el anhelo de una Iglesia unida “porque Cristo quiere que todos seamos uno”. Y en esa dirección camina el ecumenismo, que es el movimiento de todos los cristianos y la Iglesia católica dedicado a promover la unidad, para que crezca la vinculación entre las distintas confesiones y terminen las divisiones y diferencias que han provocado las rupturas a lo largo de la historia.
Imagen de portada. Icono de Soledad Blanco expuesto en «Símbolo: Luz de Nicea»
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