El domingo, 7 de junio, se celebró la solemnidad del Corpus Christi en la ciudad con una eucaristía presidida por el Obispo en la Catedral y la posterior procesión con la Custodia de Arfe.
A las siete de la tarde comenzaban a sonar las campanas de la Catedral al comienzo de la eucaristía en la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, presidida por el Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández y concelebrada por más de cien sacerdotes de la diócesis. Asistieron una multitud de fieles, representantes de todas las hermandades y cofradías, los niños que este año han hecho su Primera Comunión, numerosos religiosos, miembros de la Adoración Nocturna y cientos de fieles que abarrotaron las naves del templo catedralicio.
En su homilía el Obispo explicó el sentido de esta fiesta trasladada del jueves al domingo, en que se recuerda el momento de la última cena cuando Jesucristo instituyó la eucaristía. Al hilo de esto, invitó a los presentes a adorar a Jesús sacramentado y recordó que este año se ha instituido la primera capilla de adoración perpetua en la parroquia de Nuestra Señora de Consolación. «Venid adoremos al Señor que está presente, vivo en este sacramento», afirmó don Demetrio.
En el día de Cáritas
También, el pastor de la diócesis agradeció el trabajo de todos los voluntarios que trabajan en Cáritas, tanto en Cáritas Diocesana como en las Cáritas parroquiales donde se han atendido a más de 120.000 personas que pasan necesidad. «Queremos en esta tarde dejar que Jesucristo entre en nuestras almas y encienda en nosotros el fuego del amor que viene de Dios y que se traduce en el amor a los hermanos, en la caridad fraterna, en la solidaridad y en la lucha por un mundo más justo y más fraterno».
Solemne procesión
Pasadas las 8 de la tarde comenzó a salir la procesión con la Custodia de Arfe por la Puerta de Las Palmas, donde la esperaba una muchedumbre de fieles en el Patio de los Naranjos. La Custodia recorrió las calles cercanas a la Catedral: Cardenal Herrero, Magistral González Francés, Corregidor Luis de la Cerda, Cardenal González, Cruz del Rastro, Ribera hasta hacer su entrada por el Arco del Triunfo donde se había instalado el altar principal en el cual el Obispo impartió la solemne bendición con el Santísimo.
En su alocución, el Obispo saludó a todos los presentes e invitó a contemplar a Cristo en la eucaristía: «El permanecerá siempre, por eso, ante esta presencia de Cristo en la Eucaristía renovemos nuestra fe en quien es eterno y nos ofrece desde este sacramento lo que no se pasa». Finalmente, recordó una vez más que el día del Corpus es el día de Cáritas, «el cristiano que acoge a Jesús en su corazón debe salir al encuentro de sus hermanos que sufren», exhortó el prelado.
Al terminar el acto, la procesión continuó por la calle Torrijos e hizo su entrada en la Catedral por la Puerta del Perdón.