El IV Domingo de Pascua se denomina con el aroma de la alegoría que nos ofrece el propio Jesús, como el Domingo del Buen Pastor
Los cristianos de la Iglesia primitiva presentaban al Buen Pastor con una oveja sobre sus hombros que para ellos era símbolo de bondad, de la solicitud amorosa del amor a toda prueba, y así he llegado hasta nosotros. ¡Qué acertada imagen para un mundo que camina sin rumbo y sin guía!
El Papa Francisco, contemplando al Buen Pastor, se fija en sus tres hermosos destellos: “Defiende, conoce y ama a sus ovejas”. Primero, “nos defiende siempre”, nos salva en muchas situaciones difíciles, mediante la luz de su palabra y la fuerza de su presencia. Segundo, “nos conoce” y cada uno de nosotros podemos decir “¡Jesús me conoce!”. Sólo Él sabe qué hay en nuestro corazón, las intenciones, los sentimientos más escondidos. Tercero, “nos ama”. Él es pastor de todos. Jesús quiere que todos puedan recibir el amor del Padre y encontrar a Dios.
Hoy se ha introducido una nueva dimensión en la figura del “Buen Pastor”: la de ser nosotros también unos “buenos pastores-cuidadores” para otros: “Conocerles, cuidarles, defenderles, acompañarles, protegerles, enseñarles… en sinodalidad, en comunidades abiertas, cuidadoras, contadoras de “como huele Dios”, “cómo sabe Dios de bien”.
Y como brisa de fondo, los versos de Luis de Góngora: “Oveja perdida, ven / sobre mis hombros; que hoy / no sólo tu pastor soy, / sino tu pasto también”.
La entrada Tres destellos del Buen Pastor en Al Trasluz apareció primero en Diócesis de Córdoba. Ver este artículo en la web de la diócesis