Segunda ponencia de la Semana de la Familia en Córdoba.
Con este título, se presentó el día 29 de marzo la segunda ponencia del ciclo de conferencias que está teniendo lugar durante esta semana en el Salón de Actos del Palacio Episcopal con motivo de la XVI Semana de la Familia. D. Livio Melina, Presidente del Pontificio Instituto "Juan Pablo II", fue el encargado de impartir la conferencia.
Tras el saludo del Sr. Obispo y la presentación del conferenciante por Antonio Prieto, rector del seminario, el ponente hizo un recorrido sobre la teología del cuerpo de Juan Pablo II y la teología del amor de Benedicto XVI.
D. Livio Melina comenzó la exposición mencionando que "el amor y la sexualidad tienden a no estar ligados ya a través de la institución del matrimonio, sino mediante "relaciones puras", en el sentido de relaciones sociales que, prescindiendo de toda forma predeterminada de la naturaleza o cultura, dependen solamente del cálculo de ventajas y desventajas que cada una de las partes puede tener". Y añadió que "lejos de producir una auténtica liberación, la revolución sexual parece haber provocado más bien una obsesión sexual de masas".
Centrándose en la teología del cuerpo de Juan Pablo II, quiso señalar que "el cuerpo habla de Dios, desvela su bondad y sabiduría; también habla de nosotros, del hombre y de la mujer, y de nuestra vocación al amor". Al hilo de esto, destacó que el Papa polaco estableció una inseparable conexión entre la cuestión matrimonial y la cuestión antropológica. En otras palabras, Mons. Livio Melina dijo que "cuando se trata de amor conyugal, lo que está en juego es el hombre y la verdad de una concepción antropológica".
Asimismo, manifestó que "el cuerpo humano, caracterizado por la diferencia sexual, es "sacramento de la persona", signo visible de una realidad invisible que nos constituye como sujetos únicos e irrepetibles".
El profesor D. Livio Melina explicó que "los gestos del cuerpo deben ser entendidos como signos de un lenguaje, que está llamado a expresar y realizar la comunión de amor de las personas, en el cual naturaleza y persona se entrelazan de manera indisoluble".
Por otro lado, refiriéndose a la teología del amor de Benedicto XVI, el conferenciante comentó que "la concepción del amor constituye el centro del anuncio cristiano: Dios es amor" y señaló que "la imagen divina del hombre se manifiesta en la entrega amorosa, ya que el amor humano conduce al amor divino y viceversa".
Así pues, aseguró que "el matrimonio y la familia adquieren un permanente significado sacramental para el mundo" y que "el amor entre un hombre y una mujer emerge como arquetipo del amor por excelencia, ya que en él el cuerpo y el alma concurren inescindiblemente y al ser humano se le abre una promesa de felicidad que parece irresistible".
Mons. Livio Melina concluyó su intervención diciendo que en la moral sexual está en juego la banalización de la sexualidad que ha tenido su profeta en el marqués de Sade y en su significativa expresión reductiva que es culminada en la actual revolución sexual.
Tras recorrer ambas teologías, afirmó que "en la esfera sexual se encuentra en juego el misterio del amor, que es la vocación inscrita en el cuerpo, creado a la imagen de Dios". Y, destacó también, que "el anuncio cristiano puede ser exigente en la dimensión moral, porque ofrece la posibilidad concreta de recorrerlo en la participación al Cuerpo de Cristo, ofrecido como don en la Eucaristía y presente en la Iglesia como compañía en el camino".