Solemnidad del Corpus Christi y Día de la Caridad

Diócesis de Córdoba
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La diócesis de Córdoba comprende la provincia de Córdoba, en la comunidad autónoma de Andalucía y es sufragánea de la archidiócesis de Sevilla.

El Obispo de Córdoba pide fortalecer la adoración al Santísimo Sacramento. Cientos de fieles celebraron la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo con la celebración eucarística en la Santa Iglesia Catedral, que estuvo acompañada por el coro del Seminario Mayor. Posteriormente, el Santísimo Sacramento recorrió las principales calles de la ciudad, que representa la más solemne expresión pública de adoración a Jesucristo. 

El intenso calor que hizo el pasado domingo no fue inconveniente para que cientos de fieles se congregaran para participar en la Santa Misa presidida por Mons. Demetrio Fernández González, y concelebrada por el Cabildo Catedral y el clero diocesano.

Durante la homilía, el Sr. Obispo manifestó que en la fiesta del Corpus Christi, la Iglesia “nos invita a dar gracias a Dios por el regalo de la Eucaristía, que es presencia de Cristo. Actualización de su sacrificio redentor y banquete en que Cristo mismo es nuestra comida”. Pidió a los fieles fortalecer la adoración al Santísimo Sacramento, recalcando “que  he constatado, durante mi larga experiencia pastoral, que allí donde el Santísimo Sacramento es adorado la vida de esa comunidad, de esa parroquia se renueva desde dentro, con frutos de conversión, de santidad, de fidelidad a la propia conversión, de cumplimiento de las propias obligaciones”. Por eso, invitó a apoyar “las iniciativas que surgen en este sentido, porque necesitamos más tiempo de adoración eucarística”. En este sentido, expresó su deseo de que en Córdoba “se instaure la adoración permanente, ya que sería un gran bien para Córdoba y un estímulo para que se extendiera en otros lugares de la Diócesis”.

Procesión del Santísimo Sacramento

Tras las solemne eucaristía, el Cuerpo Sacramentado de Cristo fue depositado en la Custodia, sobre su dorado paso adornado con rosas blancas y flores de magnolio. Niños de primera comunión, la Agrupación y las hermandades de Córdoba, asociaciones religiosas, Adoración Nocturna, seminaristas y el clero diocesano abrían la procesión hacia las Tendillas.

Entre el festivo de las campanas, la Custodia cruzaba la puerta del Perdón para dirigirse sobre una alfombra de romero a la judería cordobesa, donde le esperaban las diversos altares colocados por las hermandades, en los que en cada uno de ellos se iba deteniendo El primero de los altares que le esperaba era el de la Hermandad Universitaria. Poco a poco, Jesús Sacramentado avanzaba hacia la calle Deanes, donde fue recibido por el altar de la parroquia de San Juan y Todos los Santos (La Trinidad), a la vez que un coro de niños cantaban al Señor. En la calle Blanco Belmonte, se detuvo en los altares de las hermandades de la Merced y la Sentencia, presidido este último por la Virgen de la Alegría.

Lentamente, el Paso, entre lluvia de pétalos de flores, llegaba al convento carmelita de Santa Ana, donde le esperaba el altar de la cofradía del Carmen de San Cayetano. Además de estos altares, Jesús Sacramentado fue recibido por las hermandades de Jesús Nazareno, la Misericordia, el Amor, el Remedio de Ánimas, la Expiración y el Santo Sepulcro, y también, por el altar preparado por los jóvenes del Adoremus.

Finalizado el recorrido, Jesús Sacramentado llegaba a las Tendillas donde le esperaban cientos de fieles.  El Sr. Obispo manifestó que es Jesucristo mismo el que “sale a las calles de nuestra ciudad, no como una imagen de tantas y tan bonitas que salen en distintos momentos del año, sino como el mismo Jesucristo en persona, que sale para encontrarse con cada uno de nosotros y ofrecernos con toda delicadeza el don de su amor y de su amistad”.

También, tuvo palabras para los niños que habían recibido su primera Comunión,  así como agradeció la presencia de todos los que habían acompañado al Santísimo Sacramento. Tras la oración y antes de regresar a la Catedral, dio la bendición a los fieles, y pidió que “seamos generosos en la caridad cristiana y tengamos presentes a nuestros hermanos más necesitados".

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