Durante los años 1931-1936, ocurrieron cambios políticos en España que pronto manifestaron una fuerte hostilidad contra la Iglesia. La Provincia Franciscana de Granada no se vio libre de esta persecución y siete hermanos recibieron el martirio al encontrarse por ese tiempo en la localidad cordobesa de Fuente Obejuna. Por Juan Mellado
A Fr. Félix Echevarría, guardián del convento, intentaron por todos los medios hacerle blasfemar, le dieron dos palizas y dos tiros en las piernas, sacaron los dos ojos, cortaron una oreja y al final la lengua. Al no conseguirlo, acabaron con él rematándole a culatazos de fusil en la boca y en la cabeza.
La conferencia ofrecida en el Santuario de Regla por el padre franciscano Joaquín Tudela, dentro de los actos culturales veraniegos de esta comunidad, sobre el proceso de beatificación de siete mártires franciscanos de Fuenteobejuna, cuyo servicio a Dios se había iniciado en Chipiona, ha sido motivo para recordar sin animadversión el martirio sufrido por estos religiosos en los tristes sucesos de 1936. El padre Tudela, que es Guardián del convento de Estepa y postulador para la causa de estos siervos de Dios resaltó en su alocución que esta iniciativa de la Iglesia es desde el perdón y no desde el rencor. Nunca, y siguiendo al Documento emitido por los obispos españoles, desde el punto de vista político ya que no se busca ningún enfrentamiento sino alcanzar la verdad de unos hechos sucedidos. “Sólo martirio en aras de la reconciliación y de la paz”. Tudela narró en su conferencia estos sucesos que también se encuentran reflejados en el libro “Quienes son y de dónde vienen, 498 mártires del siglo XX en España editado por Edice.
Durante los años 1931-1936, ocurrieron cambios políticos en España que bien pronto manifestaron una fuerte hostilidad contra la Iglesia, órdenes religiosas e instituciones cristianas en general. La Provincia Franciscana de Granada tampoco se vio libre de esta persecución y siete hermanos recibieron la palma del martirio al encontrarse por ese tiempo en la localidad cordobesa de Fuente Obejuna.
Sus nombres, escritos en el libro de la vida, son: Fr. Félix Echevarría Gorostiaga (43 años), Fr. José María Azurmendi Mugarza (66 años), Fr. Miguel Zarragua Iturrízaga (66 años), Fr. Francisco Jesús Carlés González (42 años), Fr. Luis Echevarría Gorostizaga (41 años), Fr. Simón Miguel Rodríguez (23 años) y Fr. Antonio Sáez de Ibarra y López de Arcaute (22 años).
De todos ellos, los seis primeros formaban parte de la fraternidad de Fuente Obejuna (Córdoba) cuando se desató la Guerra Civil en España, mientras que el último, Fr. Antonio, fue a aquel convento a pasar unos días de vacaciones. Allí le sorprendió todos aquellos acontecimientos que llevó a estos siete hermanos menores a derramar su sangre por mantenerse fieles a Cristo.
Fueron inmolados en aras de confesar la fe el día 21 y la madrugada del 22 de septiembre de 1936, en la cárcel y en el cementerio de Azuaga (Badajoz).
Al declararse la Guerra Civil de 1936, las autoridades marxistas de la ciudad realizaron varios registros en el convento los días 20 y 22 de julio, buscando armas escondidas en el convento y que en ningún momento lograron hallar. El día 27, so pretexto de protección de sus personas, los sacaron del convento -que al día siguiente fue saqueado por las turbas- y les tuvieron detenidos en las oficinas de Telégrafos, hasta ser llevados el 14 de agosto al palacio de la marquesa de Valdeloro, lugar convertido en prisión.
El 20 de septiembre por la noche fueron trasladados fuera de la ciudad, en 7 camiones, con cincuenta seglares. Cuarenta y tres de ellos fueron fusilados a pocos kilómetros de la ciudad, mientras que los siete restantes y los religiosos fueron trasladados al cercano pueblo de Azuaga (Badajoz) y dejados en la cárcel.
Fr. José Azurmendi fue el primero en ser asesinado a tiros en la cárcel, a mediodía del 21 de septiembre, después de negarse a blasfemar contra el Señor y al grito de ¡Viva Cristo Rey!
Hacia las 9 de la noche cinco de los religiosos -Luis, Francisco, Antonio, Miguel y Simón- y los siete seglares sufrieron varios interrogatorios y les obligaron a blasfemar. Ante su negativa rotunda, los sacaron de la cárcel en grupos de cuatro -en tres viajes de camioneta- ¬atados de dos en dos, y los llevaron al cementerio de la ciudad. Allí, en la madrugada del día 22, fueron vilmente fusilados, después de negarse repetidamente a blasfemar.
Quedaba vivo en la cárcel Fr. Félix Echevarría, guardián del convento, religioso piadoso e inteligente. Según confesión del testigo Baldomero, un miliciano, intentaron por todos los medios hacerle blasfemar (le dieron dos palizas y dos tiros en las piernas, le sacaron los dos ojos, le cortaron una oreja y al final la lengua). Al no conseguirlo, acabaron con él rematándole a culatazos de fusil en la boca y en la cabeza. Después de cuatro horas de martirio, murió heroicamente en la madrugada del 22 de septiembre de 1936.
Al difundirse rápidamente por las ciudades de Azuaga, Fuente Obejuna y otros lugares de España la noticia de su feroz matanza, se despertó en el ánimo de muchos un sentimiento de horror por las crueldades cometidas con aquellos religioso, considerado como verdaderos mártires, pues habían preferido la muerte antes que proferir una blasfemia. Enterrados en fosa común en cementerio de Azuaya hasta que dos meses más tarde se produce la exhumación de los restos por familiares, frailes y médicos y llevados al convento de Fuenteobejuna.
Precisamente cabe reseñar que el pasado 16 de junio fueron exhumados en Fuenteobejuna los restos de estos siete mártires franciscanos Félix Echevarría Gorostiaga, José María Azurmendi Mugarza, Francisco Carlés González, Luis Echevarría Gorostiaga, Simón Miguel Rodríguez, Miguel Zarragúa Iturriaga, Antonio Sáez de Ibarra López, asesinados durante la persecución religiosa acaecida en España entre 1934 – 1937 y que forman parte de los 498 mártires españoles cuya beatificación tendrá lugar en Roma el próximo 28 de octubre, en una ceremonia que presidió el Vicario General, D. Mario Iceta Gavicagogeaescoa . A la exhumación de las reliquias les siguió el tratamiento y estudio de los restos. El tratamiento consistió en la limpieza y tratamiento químico de los huesos introducidos en sus respectivas urnas de PVC para su inhumación. El trabajo continuó todo el fin de semana y concluyó con la solemne Eucaristía celebrada en la Iglesia de San Francisco presidida por el presidente de la comisión delegada, Mario Iceta y concelebrada por el promotor de justicia, el vicepostulador, los miembros del tribunal, el Vicario Episcopal de la Sierra, Jesús Maria Perea, el párroco de Santa María del Castillo de Fuenteobejuna y otros sacerdotes de la zona. Durante la homilía, Mario Iceta recordó que en esa misma iglesia, anteriormente capilla del convento franciscano, habían celebrado la Santa Misa los mártires.
Perfiles de los siete martires
Fr. Félix Echevarría Gorostiaga nació en Ceánuri (Vizcaya). Eran seis hermanos de los cuales tres religiosos franciscanos, otro más Luis murió con él en el mismo martirio. Murió a la edad de 43 años. Con once años fue de su tierra a Chipiona para iniciar los estudios de seminario menor y continuar su formación franciscana emitiendo su profesión temporal el 6 de septiembre de 1909 y la solemne el 7 de septiembre de 1912. Fue ordenado sacerdote el 16 de julio de 1916 en el Santuario de Regla el día de la Virgen del Carmen. Terminado sus estudios pasó al convento de Vélez Málaga un par de años antes de volver a Lebrija. En abril de 1919 viene como Rector y profesor del colegio seráfico, organista y maestro de coros a Chipiona hasta 1921 que la provincia traslada el seminario menor a Estepa. Al año siguiente regresa a Chipiona con los cargos de vicario de colegio, director de la orden franciscana seglar y da clase de formación teológica dogmática de sagrada escritura. Y luego a otros destinos. Destacó en su ministerio su capacidad intelectual para colaborar en la formación de los jóvenes, así como también en el ministerio de la predicación y en las misiones populares. Deseó ser misionero, y pasó a la Misión de Marruecos en 1933, si bien unas fiebres malignas le obligaron a regresar a España a los pocos meses, primero a Estepa y días más tarde, un poco repuesto, a Fuente Obejuna (Córdoba), para hacerse cargo de aquel convento como guardián hasta su martirio.
Fr. José María Azurmendi Mugraza nació en Durango (Vizcaya). Estudió en el seminario menor de Chipiona emitiendo la profesión temporal el 23 de febrero de 1888 y la solemne el día 22 de julio de 1891. Fue ordenado sacerdote en Sevilla el 30 de mayo de 1896 y permanece en Chipiona. Cuando se abrió el convento de Fuente Obejuna en 1898, fue uno de los religiosos que formaron la primera fraternidad. Estuvo de misionero en Tierra Santa varios años y, tras diversos destinos, entre ellos en 1913 al colegio de Regla. A primeros de julio de 1936 recibió con gran alegría su destino a Fuente Obejuna. Su carácter afable destacaba especialmente para todos los que le conocieron. Murió a la edad de 66 años.
Fr. Miguel Zarragua Iturrízaga nació en Yurreta (Vizcaya), emitiendo la profesión temporal el 7 de setiembre de 1890 en Chipiona y la solemne el 9 de setiembre de 1895. Estuvo destinado en la Misión de Marruecos durante 11 años. Regresado a España, destacó especialmente en su asistencia en Chipiona a los apestados al declararse la epidemia de gripe. En 1919 fue destinado al convento de Fuente Obejuna para encargarse de la sacristía con satisfacción de todos y con gran edificación de los fieles. Destacó su actitud humilde y su disponibilidad a la hora de realizar los servicios fraternos encomendados. Murió con 66 años.
Fr. Jesús Carlés Francisco González nació en Requeixo (Pontevedra). Con 15 años viene a Chipiona emitiendo la profesión temporal el 28 de marzo de 1910 y la solemne el 12 de abril de 1913. Fue ordenado sacerdote en Córdoba el 2 de junio de 1917. Su primer destino fue el convento de Fuente Obejuna, y, tras un trienio, marchó como misionero a la Custodia de Tierra Santa, hasta su regreso a la Provincia en octubre de 1934 a Chipiona. Al año siguiente pasó a residir en el convento en el que encontró la palma del martirio. Fue un religioso de gran tesón y solícito a la hora de cumplir con sus deberes pastorales. Murió con 42 años.
Fr. Luis Echevarría Gorostiaga, hermano de Félix, también estudió en Chipiona nació en Ceánuri (Vizcaya), emitiendo la profesión temporal el 13 de setiembre de 1913 y la solemne el 17 de septiembre de 1916 en Regla. Fue ordenado sacerdote el 29 de mayo de 1920 y tras permanecer dos años en Chipiona marcha a Puente Genil. Perteneció también a la Misión de Tierra Santa, en la que estuvo seis años. Ya experimentó todo el ambiente hostil a lo religioso durante su estancia en el convento de Vélez Málaga, con la quema de conventos, marchando primero a Coín y en 1933 al de Fuente Obejuna en calidad de vicario, encargándose de la Juventud Antoniana e Hijas de María y fundando la Biblioteca Popular. Su vida ejemplar fue un testimonio grande para los que lo conocieron. 41 años cuando es martirizado
Fr. Simón Miguel Rodríguez nació en Villalcampo (Zamora), emitiendo la profesión temporal el 24 de junio de 1932 y la solemne el 26 de junio de 1935, emitida estando ya de morador en el convento de Fuente Obejuna. Resaltó su espíritu servicial y laborioso a la hora de desempeñar las tareas encomendadas dentro de la fraternidad. No tenía 24 años de edad cuando murió.
Fr. Antonio Sáez de Ibarra y López de Arcaute nació en Hijona (Álava), emitiendo la profesión temporal el 26 de agosto de 1932, debido al retraso a las anomalías políticas de aquel año. Inició sus estudios de Filosofía y Teología en Chipiona. Debió suspender sus estudios al declarársele una grave enfermedad en la garganta, siendo destinado al convento de Fuente Obejuna para disfrutar de las vacaciones veraniegas de 1936. Destacó especialmente en el canto, así como también por su alegría. Tenía 22 años cuando fue martirizado.