Cambios en «Iglesia en Córdoba», cambios en la Delegación de Medios de Comunicación Social de la Diócesis.
José Juan Jiménez Güeto, Delegado de Medios durante los últimos ocho años, deja un departamento moderno, actualizado a las nuevas necesidades y embarcado en la tarea de la nueva evangelización. Este sacerdote egabrense puso en marcha «Iglesia en Córdoba», revitalizó los programas de Cope, lanzó diocesisdecordoba.com, canaldiocesis.tv, y se entregó de lleno a la pastoral de la comunicación. Recogió en 2009 el premio Bravo, el reconocimiento eclesial más importante en el ámbito de la comunicación. El Obispo y demás responsables diocesanos, así como profesionales del periodismo han mostrado su agradecimiento al hasta ahora Delegado.
ENTREVISTA A JOSÉ JUAN JIMÉNEZ GÜETO: «Esta Delegación es la expresión del trabajo de toda la comunidad diocesana»
1. ¿Qué balance hace de estos años?
En mi opinión, la Diócesis de Córdoba ha mejorado sustancialmente su presencia en los medios de comunicación social de forma extraordinaria adaptándose a las nuevas tecnologías. Un trabajo que se ha podido llevar a cabo gracias al esfuerzo y dedicación de D. Antonio Gil, que durante muchos años asumió esta responsabilidad. Nosotros hemos continuado el camino que ya estaba marcado.
2. ¿Qué supone para usted este cambio en lo personal como en lo pastoral?
Personalmente gano en tranquilidad porque esta Delegación requiere una presencia y disponibilidad constante. Pastoralmente, he aprendido –como así nos lo pone de manifiesto los documentos del Magisterio- la importancia de los medios de comunicación en la tarea evangelizadora. Hoy más que nunca, cualquier miembro de la Iglesia no puede permitirse estar de espalda a la sociedad de la información y a los diversos canales que van emergiendo, porque entonces, no estaremos siendo fieles al mandato del Señor de «Id y anunciad la Buena Nueva…»
3. ¿Con qué se queda?
Dos cosas fundamentales: primero, la confianza que han depositado en nosotros D. Juan José Asenjo y de D. Demetrio Fernández, igualmente los miembros del Consejo Episcopal y todas aquellas personas que de un modo u otro han colaborado con esta Delegación.
Y en segundo lugar, el equipo de personas que hemos formado parte de esta Delegación: Pablo, Armando, Blas, Mª Luisa, Mª José, Bárbara, Inmaculada, Gloria, Raquel, Álvaro, Rafael, Joaquín y Eleuterio y Rafael Crespo. Un equipo entregado a la tarea que no ha escatimado nunca esfuerzos y todo realizado con entusiasmo y alegría. Era un gustazo trabajar con este equipo que ante las dificultades, y las ha habido, se crecía y afrontaba con entusiasmo y alegría.
4. ¿Ha podido usted hablar con el nuevo delegado? ¿Qué consejos le daría?
Claro que sí. Pablo reúne unas condiciones inmejorables para asumir esta Delegación. Estoy convencido que ha sido la mejor elección que podía hacer nuestro Obispo. No sólo por su preparación, que también, sino porque es entusiasta y decidido, con muy buenas y brillantes ideas que van a dar un impulso extraordinario a la Iglesia de Córdoba en este campo. Pocos consejos tengo que darle, sólo que disfrute y goce sirviendo a la Iglesia diocesana en esta nueva encomienda.
5. ¿Recuerda alguna anécdota que haya vivido y que la tenga muy presente?
Hemos vivido momentos muy buenos –los que más- y otros difíciles y también algún momento que nos ha embargado en la tristeza. Tengo muchas anécdotas y la gran mayoría divertidas, pero creo que las batallitas para tomar un café. Lo mejor siempre ha sido el equipo, las personas, que me han ayudado a crecer en mi amor al sacerdocio y con ello responder con más generosidad a la llamada del Señor.
6. ¿Cómo afronta ahora su nuevo puesto en el campo de la enseñanza?
Afronto esta tarea como siempre lo he hecho en cada una de las anteriores encomiendas. Con alegría y con un profundo respeto. Es un campo maravilloso que me apasiona y donde creo que ahora la Iglesia se juega mucho, espero no fallar a la confianza y esperanza que ha depositado nuestro Obispo en este proyecto.
Permitidme, aunque sea reiterativo, volver a expresar mi gratitud a nuestro Obispo y a todas las personas que han colaborado desde el propio Obispado, Cabildo Catedral, sacerdotes, religiosos y religiosas, grupos parroquiales, asociaciones, movimientos… esta Delegación es la expresión del trabajo de toda la comunidad diocesana.
ENTREVISTA A PABLO GARZÓN GARCÍA, Nuevo Delegado diocesano de Medios de Comunicación Social: «Tenemos que profesionalizar mucho el uso de los medios en la Iglesia»
1. ¿Se esperaba este nombramiento?
Si, estaba dentro de lo previsible, y sabía que lo lógico era que tarde o temprano acabara en la delegación de medios.
2. Después de varios años en Roma realizando sus estudios y de realizar una importante labor con la pastoral juvenil, de la que también ha sido Delegado estos últimos años, ¿qué supone para usted este cambio en lo personal como en lo pastoral?
Se trata de un cambio grande a todos los niveles, pero lo más importante es ser sacerdote ante un joven o ante un acto que haya que cubrir. Estoy convencido que se debe vivir como lo que eres no en función de donde estés, antes soy cura que periodista, y quiero ser periodista siendo cura.
3. ¿Cuáles son las metas que se propone para esta nueva etapa? En cuanto al funcionamiento, la revista y el Canal diocesano de televisión, ¿qué novedades habrá?
El trabajo que se está llevando a cabo en la delegación de medios es muy bueno desde hace muchos años, seguir con esa constante es mi principal meta. Se trata de una de las delegaciones que más constancia necesita, podemos decir que no hay día en que no se cueza algo en la delegación. Por otro lado, pensar que no hay que avanzar en un mundo como el de los medios es absurdo. En la comunicación todo cambia continuamente no sólo en los canales sino también en los lenguajes. Tenemos que «profesionalizar» mucho el uso de los medios en la Iglesia, mientras más profesionales más eficacia habrá en la transmisión.
4. Por otro lado, usted deja la parroquia de La Compañía y es trasladado a San Vicente Ferrer ¿Cómo afronta el cambio?
Pues nunca he sido párroco, es la primera vez y voy a Cañero encantado. Me encantaría poder ser buen cura para ese barrio, voy con muchas ganas de servir a todos y deseando que Dios sea conocido un poco más por medio de mi ministerio. Confío en Quién me lleva allí y confío que me dará luces y fuerzas para poder entregarme del todo.
