Blanca Muñoz se licenció en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid. Fue becada por el Gobierno de Italia, por la Real Academia de España en Roma y por la Dirección de Relaciones Exteriores de México en Ciudad de México en los años noventa. Entre los reconocimientos más destacados a su obra figura el Premio Nacional de grabado en 1999. Su obra forma parte, entre otras, de las colecciones de la Biblioteca Nacional de España, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el Museo Nacional del Prado. En la exposición “Símbolo: Luz de Nicea” que se puede visitar hasta el 5 de julio en la Mezquita –Catedral de Córdoba presenta “Arcana”, una obra en acero inoxidable, hilo de oro fino, hilo metálico y mármol de carrara. En esta entrevista, la artista desvela la permanencia en su creación de un concepto: buscar la luz para atraparla.
-¿Cómo podría definir su trayectoria creativa? ¿Cómo fueron sus primeros pasos en el mundo del arte?
Mi dedicación al arte viene de una afición temprana, amparada gracias a la confianza e impulso de mis padres y que ha ido desbancando a cualquier otra actividad a lo largo de mi vida: una entrega total no sin esfuerzo pero sí convencida de que el arte es el mejor lugar donde encontrarse a uno mismo para poder así compartirlo con los demás. Becas, premios y una vida sobria me abrieron puertas para, poco a poco, vivir de mi trabajo y que dieron paso a una profesionalización alcanzada bien entrados los 40 años.
La naturaleza, la astronomía, la ciencia, toda la historia del arte, cualquier manifestación del pensamiento… son bases indispensables de mi labor creadora.
-¿Cómo se realiza la técnica que ha dado lugar a su obra? ¿Cómo y por qué la inició?
Teniendo en cuenta la grandeza espacial y estética de la Mezquita he intentado apostar por una intervención modesta pero sofisticada. He utilizado tres técnicas diferentes y todas ellas artesanales. La estructura de la escultura está realizada en varilla de acero inoxidable de máxima calidad, material de gran resistencia y dureza que voy curvando y sueldo según voy construyendo lentamente. La soldadura es eléctrica, con electrodos del mismo metal que se funden para poder unir entre si las varillas y configurar así un continuo “dibujo espacial”. El resultado conforma una sola unidad tridimensional de acero como si de un “árbol” se tratara, con una altura total de 145 cm cuya “copa” es de 55 x 35 x 51 cm.
A esta estructura he decidido darle volumen, es decir, “vestirla” por medio de once plantillas acopladas a la perfección en sus “huecos” y que han servido de base para la colaboración de los bordadores de oro de Andalucía con los que tuve la ocasión de realizar un par de proyectos coordinados por ILOEMA en 2021. El taller de Jesús Rosado posee una sofisticada sabiduría centenaria que se ha mantenido en el tiempo, gracias fundamentalmente a los encargos de arte sacro y son ellos los que han realizado, a partir de las once siluetas, unas “camaroneras” o redes tejidas con jiraspe de hilo en colores metálicos y oro fino, es decir, plata fina de 999 milésimas bañada en oro de 24 k y alma interna de seda.
El sutil juego de luz entre los distintos hilos de colores y el poder del oro hacen que la pieza vaya cambiando según sea la iluminación circundante.
El modo en que se mantiene en pie la escultura es gracias a una base plana y biselada en mármol de Carrara de H 15 x 53 cm cuya forma perimetral imita la silueta de esa “copa” y donde he insertado un engranaje giratorio que permite dejar embutido el “tronco” de ese “árbol” y que gracias al rodamiento interno la obra puede girar 360 grados sobre sí misma con un empuje muy delicado.
-¿Cómo recibió el encargo para la Exposición y Congreso con motivo del 1.700 aniversario del Concilio de Nicea en Córdoba?
El comisario Patricio de Navascués parece que iba buscando artistas cuyo trabajo estuviera relacionado con la luz y cuando contactó con Leticia Azcue, conservadora de escultura del Museo del Prado, ella le sugirió mi obra. Patricio me proporcionó una documentación muy valiosa y tras una primera y sugerente entrevista con ellos me puse manos a la obra. Más adelante intercambié ideas con Arturo Portabales para su elaboración del texto del catálogo.
-¿Qué representa esta pieza para su trayectoria artística?
Una gran oportunidad para escuchar a teólogos contemporáneos y además tratar de abordar un encargo religioso poco frecuente en nuestra sociedad secular. Independientemente de mis creencias, al profundizar en el mensaje que se destila del Concilio de Nicea, he sentido un estrecho vínculo estético relacionado con mi interés en tratar de dar forma a la luz, un tema recurrente en mi obra. He intentado por tanto una nueva manera de verla y construirla.
-¿Este entramado de redes qué quiere representar?
Quería construir algo ligero y sutil para tratar de evocar, quizá, una idea en torno al Espíritu Santo, abordar algo divino y recóndito relacionado con la Santísima Trinidad, una forma luminosa. En la escultura hay como tres “brazos” que giran sobre sí mismos para conformar un sólo volumen que se repliega y entrelaza y que a la vez da sensación de movimiento. Nada en ella está “físicamente” escondido, sus redes de colores luminosos transparentan la estructura. Emerge flotante desde el suelo.
En los textos que me proporcionó el comisario me quedé atrapada en la idea que subyace en el concilio de Nicea con Jesucristo como de luz de luz.
-¿Qué desea usted inspirar con su obra teniendo en cuenta que celebramos un hecho ocurrido hace 1.700 años?
A lo largo de los siglos el arte no ha dejado de nutrirse, principalmente, tanto del legado de los mitos como de la historia de las Religiones. He intentado plasmar la visión actual de una teología cristiana que ha construido las bases de nuestra cultura.
-¿Qué significa para usted exponer una obra suya en la Mezquita Catedral de Córdoba?
Un privilegio inmenso el poder posar por unos meses una escultura en uno de los espacios más bellos y singulares del arte Andalusí. Un lugar que simboliza cómo el conocimiento, la sofisticación y el poder de distintas culturas se ensamblan armónicamente configurando un majestuoso e inolvidable escenario.
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