La iglesia conventual de San Jacinto ha acogido la celebración del Viernes de Dolores presidida por el Obispo, pórtico de la Semana Santa cordobesa.
El Viernes de Dolores anuncia la llegada inminente de la Semana Santa. Concretamente en nuestra ciudad, es la Plaza de Capuchinos el lugar a donde cientos de cordobeses acuden para venerar a la “Señora de la ciudad”, la imagen de la Virgen de los Dolores, y como marca la tradición, Mons. Demetrio Fernández ha presidido la fiesta de regla de la hermandad acompañado por el Vicario General, Antonio Prieto; el Vicario de la Ciudad, Jesús Poyato; el Delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Pedro Soldado; el Capellán de la Iglesia de “San Jacinto”, Manuel Mª Hinojosa; y el jesuita José A. Rincón.
En su homilía, el pastor de la Diócesis ha reflexionado sobre la relación del creyente con María, una relación que considera fundamental para entender el cristianismo. “No se puede ser cristiano sin ser mariano porque el cristianismo brota del fruto virginal de María”, ha explicado. En este sentido, el prelado ha continuado recordando cómo es el sufrimiento de una madre por sus hijos y cómo ella está pendiente siempre de lo que les ocurra, “así como María está pendiente de todos y cada uno de nosotros, aunque a veces no nos demos cuenta”. “Exponerle nuestras preocupaciones, nos hace compartir con Ella lo más valioso que tenemos; por eso, que no se nos pase ningún día de acordarnos de Nuestra Madre Santísima”, ha indicado.
Finalmente, Mons. Demetrio Fernández ha pedido la intercesión de la Virgen: “Que Ella proteja nuestra ciudad y a cada uno de sus ciudadanos”.