Es un cirio hermoso donde destaca una cruz con la fecha del año en curso y el Alfa y la Omega
El cirio pascual es el signo de Cristo mismo Resucitado, Señor y Dueño de la historia. Es un cirio hermoso, relativamente grande, y donde destaca –y el sacerdote lo signará en el rito del lucernario- una cruz con la fecha del año en curso, el Alfa y la Omega, y, si se quiere, los cinco granos de incienso. Eso es lo que debe destacar en el cirio pascual.
Precioso el significado: la cruz, el alfa y la omega, con el año en curso, grabado en el centro del cirio pascual, bien visible, por parte del celebrante en los ritos iniciales de la Vigilia pascual. “El significado del rito es claro: evidencia que Cristo es el Señor del tiempo, su principio y su cumplimiento; cada año, cada día y cada momento son abarcados por su Encarnación y Resurrección, para de este modo encontrarse de nuevo en la «plenitud de los tiempos»” (Juan Pablo II, Tertio millennio adveniente, n. 10).
Lo normal –lo tradicional, lo habitual- era grabar la cera con un punzón, y así se sigue indicando que, entre las cosas que hay que preparar para la Vigilia, figura “un punzón” (CE 336). De ahí se pasó a dejarlo ya pintado previamente de modo que la pintura fue cobrando tal relieve e importancia, que de unas franjas o cenefas de adorno se fueron desarrollando la pintura y los adornos hasta el punto de que la cruz pasó a ser algo secundario, muy pequeña o disimulada entre pinturas y exorno.
Ningún elemento, ni pinturas, ni láminas, ni dibujos, deben ocultar o disminuir la importancia de la Cruz con el año que debe resaltar sobre todo.
Hace falta mesura, buen gusto, criterio litúrgico con el cirio pascual, respetar su sentido, que es puramente cristológico. El cirio pascual es signo del mismo Señor Resucitado, Luz del mundo, que vence las tinieblas y por ello no necesita añadidos. La Cruz del Señor en el cirio, destacada grande en el centro, marca el sentido del sacrificio pascual, hecho presente en nuestra vida (en este caso, año 2021), y es Él el principio y el fin de la historia entera.
Colocado junto al ambón, según las normas y tradición del rito romano, iluminará las lecturas de las Escrituras, desvelando su sentido: ¡la ley, los profetas y los salmos anunciaban a Cristo (cf. Lc 24,44)!
¿Sabías que es muy importante el canto para la Misa dominical?
Téngase en gran estima el uso del canto en la celebración de la Misa, teniendo en cuenta las posibilidades de cada asamblea litúrgica. Se puede usar el canto para todos los textos que se destinan a ser cantados (saludos, diálogos, aclamaciones, oraciones) y hay que procurar que de ningún modo falte el canto de los ministros y del pueblo en las celebraciones de los domingos y fiestas de precepto (OGMR 40).
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