Padre, envíanos pastores

DIA DEL SEMINARIO 2024

En torno a la fiesta de san José, la Iglesia en España celebra el Día del Seminario, para
tomar conciencia de esta gran necesidad, la de tener pastores que apacienten el rebaño
del Señor, pastores según el corazón de Cristo, pastores que prolonguen a Jesucristo en
medio de su Iglesia. Este año, con este lema, que se convierte en oración: Padre,
envíanos pastores.
La Iglesia es del Señor, no es una empresa humana, y por eso recurrimos en primer
lugar a la oración para pedirle a Dios que nos dé pastores. Él los ha prometido y
nosotros los necesitamos. Por eso, los pedimos con enorme confianza. “La mies es
abundante y los obreros son pocos, rogad por tanto al Dueño de la mies que envíe
trabajadores a su mies” (Mt 9,37). Además de la oración, pongamos todos los medios a
nuestro alcance para dar pastores a la Iglesia.
Considero que esta es una de las necesidades básicas de la Iglesia en todo tiempo, tener
pastores suficientes para las necesidades de las parroquias, de las diócesis, del mundo
entero al que hay que evangelizar. Porque si no hay pastores, no hay Iglesia. Jesucristo
al fundar su Iglesia, la fundó sobre el fundamento de los Apóstoles y los envió al mundo
entero. Aquellos doce representan a toda la Iglesia, como primera comunidad en torno a
Jesucristo. Pero representan sobre todo a los pastores, porque ellos a su vez
constituyeron sucesores (los obispos) y colaboradores (los presbíteros y diáconos) para
hacer presente a Jesucristo y su Evangelio. Y fueron implantando la Iglesia por el
mundo entero.
Hoy como ayer necesitamos pastores para las comunidades cristianas. Sólo el sacerdote
ordenado puede celebrar la Eucaristía y administrar el perdón de Dios, que tanto
necesitamos. Esto no es clericalismo, esto es voluntad de Cristo, que ha constituido a su
Iglesia de esta manera. Nosotros recibimos del Señor esta Iglesia, constituida
jerárquicamente, en la que los ordenados por el sacramento del Orden, representan a
Jesucristo personalmente. Y donde no hay sacerdotes o escasean, las comunidades
cristianas languidecen hasta llegar a desaparecer.
Pidamos con insistencia al Padre celestial que nos mande pastores. Que en las familias
cristianas esta sea una petición constante: Señor, envíanos pastores, y si tú lo quieres
haz que alguno de nuestra familia sea llamado para este servicio en tu Iglesia santa. Las
familias cristianas han tenido siempre a gala que alguno de sus miembros sea llamado
para este ministerio. No decaigamos en esta petición. Y si alguno de nuestra familia
expresa algún indicio de llamada, apoyémosle entre todos para que discierna en la
verdad y verifique si esta es la llamada de Dios para él.
En las catequesis parroquiales y en cualquier otro ámbito católico, también en los
colegios y en las clases de religión, presentemos continuamente esta necesidad,
hablemos con entusiasmo de esta vocación tan necesaria para la Iglesia y no nos
cansemos de pedirle a Dios que nos mande pastores. Que los sacerdotes tengan como
tarea primordial proponer a todos, y especialmente a los que manifiestan alguna
inclinación al sacerdocio, la alteza de esta vocación y acompañen a los llamados,

participando en las jornadas de monaguillos o en las distintas actividades de la pastoral
vocacional diocesana.
Nuestro Seminario de Córdoba tiene vocaciones, funciona bien, prepara con esmero
para el sacerdocio. Pero necesitamos más, muchos más seminaristas, porque las
necesidades de la Iglesia son abundantes y no llegamos a todos.
Oremos por el Seminario, oremos por los jóvenes que se lo están planteando, oremos
por los sacerdotes y por su fidelidad al Señor. Es una necesidad de primer orden, que
nadie puede suplir. Padre, danos pastores según el corazón de Cristo, Amén.
Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

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