Mil Cursillos en Córdoba

Carta Pastoral del Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández González.

Hemos asistido con gozo a la clausura del Cursillo nº 1.000 de la diócesis de Córdoba, y este domingo acudimos a la Catedral para dar gracias a Dios por este feliz acontecimiento. Hace 58 años llegó el Movimiento de Cursillos a nuestra diócesis de Córdoba por la mediación de D. Felipe Tejederas, joven sacerdote que a sus 28 años hizo su Cursillo en Cartagena en 1954. La llegada posterior en 1957 de D. Juan Capó a Córdoba como canónigo y profesor del Seminario, proveniente de Mallorca, donde había sido de los iniciadores de esta feliz experiencia, da un impulso definitivo al Movimiento en Córdoba. 

En mi carta pastoral «Cursillo nº 1.000. Cincuenta y ocho años “de colores” en Córdoba» amplío lo que aquí os digo resumidamente. La historia de Cursillos de Cristiandad se entronca con todo un despertar del Laicado católico en España en la primera mitad del siglo XX, que desemboca en el Concilio Vaticano II, cuyos mejores frutos recoge la Exhortación Christifideles laici (1988). Córdoba tuvo la suerte de contar con unos líderes seglares de primera categoría, aconsejados por celosos sacerdotes, que los  impulsaron a vivir con plena conciencia su vocación laical en la Iglesia y en el mundo. El Movimiento de Cursillos en Córdoba ha producido abundantes frutos de santidad y de compromiso apostólico, fermentando de Evangelio los ambientes. La presencia de los laicos como “Iglesia en el mundo” tiene en Córdoba un referente para otras diócesis y para la Iglesia universal. 

Este Movimiento de Cursillos de Cristiandad no es sólo un recuerdo del pasado, como tantos otros que un día florecieron pero hoy están caducos, sino que es algo vivo hoy. He encontrado cursillistas por todas partes en la diócesis de Córdoba, en las parroquias y en todas sus actividades (catequesis, cáritas, liturgia, etc.), en el campo civil con una presencia transformadora y eficaz, en tantas obras sociales al servicio de antiguas y nuevas pobrezas. He constatado que el “Cristo cuenta contigo” del cursillista se lo han tomado en serio muchos miles de hombres y mujeres de nuestra diócesis, entregando lo mejor de sí mismos a la tarea de la evangelización. Al anuncio gozoso de Cristo y de la nueva vida que brota de Él, haciendo al hombre feliz. 

El Movimiento de Cursillos tiene además rasgos que le hacen muy apreciable en nuestra diócesis de Córdoba. Es un Movimiento muy diocesano, inserto plenamente en la estructura ordinaria de la diócesis, al servicio de la Iglesia local sin perder su dimensión universal. Es un Movimiento laical, bien estructurado, dirigido por laicos y muy inserto en las necesidades reales de nuestro ambiente sin perder para nada su carácter de fermento evangélico, con una hoja de servicios y una cuenta de resultados admirable en la sociedad cordobesa. Es un Movimiento en plena sintonía con los Pastores de la Iglesia, donde se ama al Papa y al Obispo, donde se estima sobremanera el ministerio del presbítero y se cuenta con él, donde se vive una eclesiología de comunión, secundando de buen grado todas las orientaciones diocesanas. Todo esto le hace ser un Movimiento muy querido y apreciado por todos, laicos, sacerdotes y consagrados, en la diócesis de Córdoba. Los cursillistas de Córdoba son un referente para la vida de la Iglesia hoy. 

Constatar esta realidad de un golpe de vista me lleva a dar gracias a Dios y a invitaros a hacerlo, porque “Dios ha estado grande con nosotros, y estamos alegres” (S 126,3). Sí, Dios ha estado grande con la diócesis de Córdoba y no podemos dejar pasar este acontecimiento sin expresar nuestro gozo dándole gracias a Dios, como merece. Esa es la razón por la que he invitado a las altas jerarquías de la Iglesia, y han accedido gustosos a acompañarnos en esta acción de gracias a Dios, y de alguna manera a honrar a nuestra diócesis con su presencia. El Cardenal Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, ministro del Papa para este campo del apostolado seglar, preside la Eucaristía este domingo en la Catedral de Córdoba, acompañado del Nuncio de Su Santidad en España, del Obispo Consiliario del Movimiento y otros Prelados que se unen a nuestra celebración. Daremos gracias a Dios y nos sentiremos todos invitados a seguir por este camino de comunión eclesial, que es el único que puede garantizar el fruto duradero a la siembra del Evangelio y su eficacia transformadora del mundo. 

Recibid mi afecto y mi bendición: 

+ Demetrio Fernández
Obispo de Córdoba

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