DOMUND 2024
El próximo domingo 20 de octubre celebramos en la Iglesia universal el DOMUND, el
Domingo mundial de las Misiones. Todo el mes de octubre es el mes misionero por
excelencia. Todos en la Iglesia tomamos conciencia del mandato de Jesús: “Id al mundo
entero y anunciad el Evangelio a toda la creación” (Mc, 16-9-15), porque todos somos
enviados a anunciar a Jesucristo y su Evangelio con nuestro testimonio de vida y con la
palabra.
La aventura misionera es la tarea más ingente que la Iglesia realiza desde el comienzo
de su existencia hasta el día de hoy, yendo a los lugares más alejados y al mismo tiempo
evangelizando a los de cerca. Muchos hombres y mujeres han dejado su vida,
literalmente han gastado su vida, en esta aventura. Puede decirse que, hasta hace poco,
no ha podido completarse este mandato de Jesús de ir al mundo entero y de llegar a
todas las naciones de la tierra. Hoy, el Evangelio de Jesús ha llegado al mundo entero.
Estamos al comienzo de una nueva época, en la que este Evangelio tiene que empapar
toda la persona, toda la cultura, toda la realidad del mundo, con su mensaje de paz, de
fraternidad, de dignidad de hijos de Dios.
El mandato misionero sigue vigente hoy y se convierte en una urgencia de todo
cristiano. El lema de este año dice: “Id e invitad a todos al banquete”. Se trata del
mismo mandato misionero, con el matiz del banquete de bodas. Ir a todos, nadie se
sienta excluido. Se trata de invitar, no de forzar ni engañar, puesto que la fe no se
impone, sino que se propone con el propio testimonio de vida y con la predicación. Es
necesario el entusiasmo, es necesario quien esté dispuesto a gasta su vida en esta tarea.
Invitar al gozo de una boda.
El anuncio consiste en invitar a las bodas de Cristo con su Iglesia, es decir, anunciar el
amor de Dios, que se concreta en el misterio pascual de Cristo, su muerte para el perdón
de los pecados del mundo entero, y su gloriosa resurrección, que vence la muerte y
concede la vida eterna a todo el que se acerca a él. Toda persona está invitada a entrar
en esa intimidad de amor a la que Cristo invita, abriéndonos su corazón para
comunicarnos sus dones.
El mandato de Cristo es universal, en cuanto a los que son enviados y en cuanto a los
destinatarios. Todos debemos sentirnos llamados y enviados, porque hemos alcanzado a
Cristo o hemos sido alcanzados por él. Y él nos envía a todos, Jesús no excluye a nadie,
sólo queda excluido el que no quiere venir al banquete, pero continúa siendo invitado
durante toda su vida, y siempre está a tiempo de venir, porque el amor de Dios es
paciente y espera sin límite.
Jesús promete sanar todas las heridas del corazón humano y anticiparnos el gozo del
cielo. Cómo vamos a dejar que nuestros hermanos contemporáneos se pierdan ese
banquete. No se trata de un proselitismo cualquiera, camuflado con marketing moderno.
No. Se trata de ofrecer una vida, una vida eterna, una fraternidad que no se rompe a la
primera, un mundo nuevo, que viene constantemente renovado por la resurrección del
Señor. El anuncio debe hacerse con gozo, con el gozo de quien lo ha experimentado en
su vida, aunque sólo sea inicialmente.
El DOMUND de este año nos traiga a todos la alegría del Evangelio, el gozo de poder
anunciarlo, y la decisión de llegar a todos, para que todos sean partícipes de esta buena
noticia. Queda mucho camino por andar, por eso la Iglesia renueva el mandato
misionero. Y muchos creerán por la fuerza del Espíritu Santo, que interiormente los
convenza. Oramos, trabajamos, aportamos nuestra limosna. La empresa vale la pena.
Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba