Decreto sobre el Catecismo «Jesús es el Señor»

Decreto sobre la introducción del Catecismo «Jesús es el Señor» en la pastoral de la Iniciación Cristiana de la Diócesis de Córdoba. Queridos hermanos y hermanas:

1. Los obispos son “los primeros responsables de la catequesis, los catequistas por excelencia” (CT 63b), siendo la catequesis una de las tareas básicas de su ministerio (cfr. CT 12a). De ahí que una de sus obligaciones fundamentales al asumir “la alta dirección de la catequesis” (CT 63c) en la Iglesia particular sea velar por la autenticidad de la confesión de la fe y por la calidad de los textos e instrumentos que se utilizan (cfr. DGC 223). Así lo preceptúa la ley de la Iglesia: “Siguiendo las prescripciones de la Sede Apostólica, corresponde al Obispo diocesano dictar normas sobre la catequesis y procurar que se disponga de instrumentos adecuados para la misma, incluso editando un catecismo, si parece oportuno; así como fomentar y coordinar las iniciativas catequísticas” (CIC can 775, 1).

2. De acuerdo con este espíritu, el propósito del presente Decreto es ejercer esta responsabilidad. Me brinda la ocasión para ello la aprobación por la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española del catecismo para la iniciación sacramental Jesús es el Señor, que luego de su recognitio por la Santa Sede, ha sido publicado recientemente. A este propósito conviene recordar la norma universal de la Iglesia: “Compete a la Conferencia Episcopal, si se considera útil, procurar la edición de catecismos para su territorio, previa aprobación de la Sede Apostólica” (CIC can 775, 2). Es oportuno también mencionar nuestra propia legislación particular: “Junto con el Catecismo de la Iglesia Católica y su Compendio, referencia obligada para todo proceso catequético, se ha de recordar el carácter oficial de los catecismos aprobados por los Obispos españoles: Padre nuestro y Jesús es el Señor, para la fase de iniciación sacramental; y Esta es nuestra fe, para la primera síntesis de la fe, a tenor del CIC can 775” (cfr. Directorio diocesano de pastoral de Iniciación Cristiana, 63). Esta norma diocesana conserva toda su vigencia. En lo que atañe al Catecismo Jesús es el Señor, sin embargo, se ha de utilizar la nueva versión, publicada en marzo de 2008. Por lo que respecta al catecismo Padre nuestro, cabe recordar que hasta que se apruebe y publique la nueva versión actualizada, se ha de utilizar el material catequético elaborado por la Subcomisión Episcopal de Catequesis con el título Los primeros pasos en la fe, que lo sustituye, y que nuestra Diócesis asume también en su propuesta de catecismos oficiales.

Génesis del Catecismo Jesús es el Señor
3. En 1981, la Conferencia Episcopal Española fijó como objetivo prioritario de la acción pastoral de la Iglesia en España el servicio a la fe de las comunidades cristianas, sin olvidar aquellas situaciones y ambientes que exigen una pastoral prevalentemente misionera. Dentro de este objetivo prioritario, la Conferencia Episcopal consideraba como un servicio imprescindible para despertar y educar la fe de los niños, adolescentes y jóvenes, la elaboración y publicación de catecismos oficiales como instrumentos de apoyo y referencia para todos. La Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis tomó a su cargo la elaboración de los catecismos de infancia, adolescencia y juventud. Los referidos catecismos, que fueron publicados con el respaldo de todos los Obispos españoles, eran los siguientes: Padre nuestro, orientado al despertar religioso de los niños; Jesús es el Señor, dirigido fundamentalmente a la catequesis de iniciación sacramental; y Esta es nuestra fe, concebido como síntesis integral de la fe y culminación de la iniciación de los niños en la fe de la Iglesia.

4. Este nuevo impulso catequético es consecuencia del Concilio Vaticano II, que alienta a los pastores a “buscar siempre el modo más apropiado de comunicar la doctrina a los hombres de nuestra época, porque una cosa es el depósito mismo de la fe, o sea sus verdades, y otra es el modo de formularlas, conservando el mismo sentido y el mismo significado” (GS 62b). Juan Pablo II por su parte, en los inicios de su ministerio, dirigió un llamamiento todavía más explícito a las Conferencias Episcopales en la exhortación apostólica Catechesi tradendae: “Emprendan, con paciencia, –les dijo– pero también con firme resolución, el imponente trabajo a realizar de acuerdo con la Sede Apostólica, para lograr catecismos fieles a los contenidos esenciales de la Revelación, y puestos al día en lo que se refiere al método, capaces de educar en una fe robusta a las generaciones cristianas de los tiempos nuevos” (CT 50).

5. En este itinerario hay un momento especialmente significativo, la promulgación por el Papa Juan Pablo II para la Iglesia universal del Catecismo de la Iglesia Católica. Así se expresaba el Santo Padre en la constitución apostólica por la que se promulgaba este documento excepcional: “De todo corazón, hay que dar gracias al Señor en este día en que podemos ofrecer a toda la Iglesia, con el título de Catecismo de la Iglesia Católica, este texto de referencia para una catequesis renovada en las fuentes vivas de la fe” (Const. Apost. Fidei depositum, 1). La naturaleza propia de este documento del Magisterio radica en que se presenta como una síntesis orgánica de la fe de valor universal (cfr. DGC 121). Simultáneamente, una de sus aportaciones más decisivas es “alentar y facilitar la redacción de nuevos catecismos locales que tengan en cuenta las diversas situaciones y culturas, pero que guarden cuidadosamente la unidad de la fe y la fidelidad a la doctrina católica.” (Const. Apost. Fidei depositum, 4). El Catecismo de la Iglesia Católica indica cuáles son los aspectos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de adaptar o contextualizar la síntesis orgánica de la fe que todo catecismo local debe ofrecer. Esta síntesis debe responder a las exigencias que dimanan de las “diferentes culturas, de las edades, de la vida espiritual, de las situaciones sociales y eclesiales de aquellos a quienes se dirige la catequesis” (DGC 133).

6. Todos estos aspectos han sido tenidos en cuenta en la elaboración del nuevo catecismo Jesús es el Señor. Con él la Iglesia en España nos brinda un instrumento valiosísimo para una transmisión de la fe realmente significativa a sus destinatarios, mientras esperamos contar pronto con la versión actualizada del catecismo Esta es nuestra fe.

El catecismo como libro de fe
7. El catecismo es un instrumento que ha de integrarse en el conjunto de elementos y de acciones que constituyen el acto catequético. Ofrecer la Palabra de Dios, evocar la experiencia humana, cristiana y eclesial, celebrar la fe, favorecer el testimonio coherente de la misma en la conducta diaria son aspectos de un rico y denso proceso que no puede quedar reducido a la presentación del mensaje cristiano recogido en el catecismo. Por ello, el catecismo no agota todos los elementos que forman parte del acto catequético. De hecho, un buen catecismo puede ser anulado en muchos de sus valores si es usado con una defi
ciente pedagogía de la fe. La Sagrada Escritura y el Catecismo de la Iglesia Católica son los documentos doctrinales de base en el proceso de catequización. Sin embargo, siendo ambos los instrumentos primordiales, no son los únicos: se requieren otros instrumentos de trabajo más inmediatos (cfr. DGC 132), entre ellos el testimonio y las habilidades del catequista, el método de transmisión, la relación que se establece entre catequista y catequizando, el respeto al ritmo interior de recepción por parte de éste, el clima de amor y de fe en la comunicación, el compromiso activo de la comunidad cristiana, etc.

8. El catecismo es un instrumento que ofrece, de manera orgánica y sistemática, los elementos nucleares del símbolo de la fe, las actitudes esenciales de la conducta cristiana y la iniciación en la vida sacramental de la Iglesia y en la oración de la comunidad cristiana. Propone, pues, el mensaje cristiano en su integridad, es decir; “la palabra de la fe no mutilada, falsificada o disminuida” (CT 30).

Catecismo local
9. Según el Directorio General para la Catequesis (1997), son tres los rasgos principales que caracterizan a los catecismos asumidos como propios por una Iglesia local: su carácter oficial, la síntesis orgánica y básica de la fe que contiene y el hecho de ser ofrecido, junto a la Sagrada Escritura, como punto de referencia para la catequesis (cfr. DGC 132). Tales catecismos locales pueden tener un alcance diocesano, regional o nacional (cfr. CIC 775, 1-2).

10. El carácter oficial del catecismo local establece una distinción cualitativa respecto a los demás instrumentos de trabajo, útiles en la pedagogía catequética, como es el caso de los textos didácticos, los catecismos no oficiales y las guías del catequista… (cfr. DGC 132). Es legítimo preguntarse si un catecismo oficial debe incluir elementos pedagógicos o, por el contrario, debe limitarse a ser una síntesis doctrinal, ofreciendo sólo las fuentes. En cualquier caso, al ser el catecismo un instrumento para el acto catequético, que es acto de comunicación, responde siempre a una clara inspiración pedagógica y siempre debe transparentar, dentro de su género, la pedagogía divina. Las cuestiones más claramente metodológicas son, ordinariamente, más propias de otros instrumentos (cfr. DGC 132).

11. Señalado el valor de los catecismos como instrumentos por excelencia de la catequesis, conviene evocar una idea fundamental expresada por la Conferencia Episcopal en la carta de presentación del nuevo catecismo: “llamamos la atención de cuantos han de utilizar el catecismo Jesús es el Señor, para que llegue a manos de sus destinatarios en su integridad, en su momento oportuno y especialmente en el acto catequético mismo. Sabemos, no obstante, que los catequistas suelen necesitar y utilizar apoyos complementarios en la catequesis (guías para catequistas, materiales didácticos, etc.). Estos, sin embargo, por su distinción cualitativa respecto del catecismo (cfr. DGC 132), en ningún caso han de sustituirlo o suplantarlo” (Carta presentación del Catecismo Jesús es el Señor, 7, 3-7 marzo de 2008).

Destinatarios
12. El propósito de este catecismo es exponer íntegramente, para los niños de 6 a 10 años, el mensaje cristiano en un lenguaje significativo para ellos. Se ha de tener muy en cuenta que en estos años tiene lugar la primera participación de los niños en los sacramentos de la penitencia y la eucaristía, verdadero encuentro sacramental con el Señor (cfr. Carta presentación del Catecismo Jesús es el Señor, 4). En nuestra Diócesis, como recoge el Directorio diocesano de pastoral de la Iniciación cristiana, la edad de la recepción de la primera comunión está fijada en torno a los nueve años, es decir, en el tercer curso de Primaria (n. 96). Por otra parte, la preparación catequética no habrá de ser inferior a los dos años (cfr. Directorio diocesano de pastoral de la Iniciación cristiana, 93). Por ello, el catecismo Jesús es el Señor ha de ser considerado como el instrumento idóneo en esta etapa de la iniciación cristiana de los niños.

13. Los Obispos, al concluir el largo y cuidadoso proceso de elaboración de este catecismo, manifestamos el deseo de entregarlo no sólo a los niños y niñas, sus primeros destinatarios, sino también “a las familias, transmisoras de la fe e iglesias domésticas, para el acompañamiento en la educación de los hijos; a los sacerdotes, como responsables y animadores de la catequesis parroquial; a los consagrados e instituciones católicas, para su misión en el ámbito educativo; y a los catequistas que lo utilizarán como documento de la fe en la catequesis. Todos son, de un modo directo y cercano, acompañantes de los niños en su encuentro con Jesús, el Señor” (Carta presentación del Catecismo Jesús es el Señor, 1).

La catequesis en la infancia
14. Esta etapa de la vida, a la luz de la fe e, incluso, de la razón natural, se caracteriza por tener la gracia de una vida que comienza, “de la cual brotan admirables posibilidades para la edificación de la Iglesia y la humanización de la sociedad” (ChL 47). El niño, hijo de Dios por el don del bautismo, es considerado por Cristo miembro privilegiado del Reino de Dios (cfr. Mc 10, 14). La infancia y la niñez representan el tiempo de la llamada primera socialización y de la educación humana y cristiana en la familia, en la escuela y en la comunidad cristiana, y por ello hay que considerarlas como un momento decisivo para el futuro de la fe (cfr. DGC 178).

15. En esta edad, la catequesis familiar es, en cierto modo, insustituible, sobre todo por el ambiente positivo y acogedor, por el atrayente ejemplo de los adultos, por la primera y explicita sensibilización de la fe y por la práctica de la misma (cfr. DGC 178). Existen también, por desgracia, especialmente en las últimas décadas, como consecuencia del abandono de la misión evangelizadora por parte de muchos padres, niños con graves carencias, por faltarles el apoyo religioso familiar adecuado. Corresponde a la comunidad cristiana suplir con generosidad, competencia y de modo realista estas carencias, tratando de dialogar con las familias, llevando a cabo una catequesis proporcionada a las posibilidades y necesidades concretas de los niños (cfr. DGC 180).

16. De acuerdo con la exhortación apostólica Catechesi tradendae del Papa Juan Pablo II, la catequesis en esta edad debe estar “destinada a introducir al niño de manera orgánica en la vida de la Iglesia, incluida también una preparación inmediata a la celebración de los sacramentos: catequesis didáctica, pero encaminada a dar testimonio de la fe; catequesis inicial, mas no fragmentaria, puesto que deberá revelar, si bien de manera elemental, todos los principales misterios de la fe y su repercusión en la vida moral y religiosa del niño; catequesis que da sentido a los sacramentos, pero a la vez recibe de los sacramentos vividos una dimensión vital que le impide quedarse en meramente doctrinal, y comunica al niño la alegría de ser testimonio de Cristo en su ambiente de vida” (
n. 37).

17. La preparación inmediata a la celebración de los sacramentos, especialmente la participación por vez primera en el sacramento de la eucaristía, así como la primera experiencia en el sacramento de la reconciliación, constituye uno de los ejes centrales de la catequesis de esta edad. Es interesante tener muy presente lo que al respecto nos indica el Directorio diocesano de pastoral de la Iniciación cristiana: “Se ha de ofrecer a los niños una esmerada preparación que ha de comprender necesariamente la iniciación litúrgica y un cierto hábito de asistencia a la Misa dominical (cfr. DD 36). El objetivo no puede ser otro que iniciar a los niños en el significado y belleza de estar junto a Jesús, fomentando el asombro por su presencia en la Eucaristía (cfr. Exh. apost. Sacramentum caritatis, 67). Esta catequesis presacramental ha de comprender, por una parte, los principales aspectos del misterio eucarístico según la capacidad de los niños y, por otra, algunos elementos de la participación activa, interna y externa en la celebración de la Eucaristía” (n. 91). De igual modo, es oportuno también recordar lo que sobre el sacramento de la penitencia expone el Directorio diocesano: “la catequesis preparatoria ha de subrayar la íntima conexión entre el sacramento del bautismo y este segundo bautismo. Sin la penitencia, las fases postbautismales del proceso de iniciación se desarrollan defectuosamente. Por la penitencia, el niño, el adolescente y el joven se van educando para la continua lucha contra el pecado y contra el maligno (cfr. IC 108)” (Directorio diocesano de pastoral de la iniciación cristiana, 99).

La catequesis de adultos
18. Antes de concluir con algunas indicaciones de carácter normativo sobre la catequesis infantil, parece oportuno decir una palabra sobre los materiales de la catequesis de adultos. En este caso, y en tanto no dispongamos del catecismo que la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal encargó en su día a la Subcomisión de Catequesis para esta catequesis específica, la Diócesis de Córdoba recomienda el uso de los materiales preparados por dicha Subcomisión con el título “Para dar razón de nuestra fe”. Se trata de una propuesta formativa elaborada a partir del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, que permite desarrollar una comprensión orgánica del conjunto de la fe de una forma ágil, sencilla y práctica. Se compone de treinta y tres temas, cada uno de ellos contenido en una manejable ficha de trabajo. Puesto que la compresión de la fe es uno de los objetivos de este material, se han cuidado especialmente los aspectos litúrgico y oracional, con referencias continuas al Misal y a textos litúrgicos y de la Tradición de la Iglesia. Con este material la Subcomisión ha tratado de responder a las sugerencias de los Obispos españoles, que en el documento titulado Orientaciones morales ante la situación actual de España, insistíamos en la necesidad de la formación de cristianos convertidos, convencidos y maduros en su fe.

Conclusión de carácter dispositivo
19. Teniendo en cuenta cuanto antecede, especialmente los aspectos teológicos, pastorales y canónicos a los que se ha hecho referencia, en la Diócesis de Córdoba, y en relación con la introducción del catecismo de la Conferencia Episcopal Española para la iniciación sacramental Jesús es el Señor en la pastoral de la iniciación cristiana, se establecen las siguientes directrices:

19.1. El catecismo Jesús es el Señor, junto con el Catecismo de la Iglesia Católica, será el texto de referencia para la catequesis de los niños entre 6 y 10 años. El periodo de preparación para la primera comunión no será inferior a dos años. Se invita a todos los sacerdotes, y muy especialmente a los párrocos y directores de escuelas católicas, a conocer y estimar este catecismo y a realizar una tarea seria de profundización y formación de los catequistas en torno al mismo.

19.2. Se pide también a los párrocos, directores de escuelas católicas y catequistas que este catecismo llegue a manos de los niños, de manera que, junto con la Sagrada Escritura, sea considerado como el auténtico y principal libro de la fe para esta edad. Con respecto al uso de materiales complementarios, se ha de procurar que esté garantizada su solidez doctrinal y pedagógica. Como ayuda concreta, antes del inicio del próximo curso pastoral, la Delegación Diocesana de Catequesis pondrá a disposición de los sacerdotes y catequistas un elenco de aquellos materiales más recomendables tanto por su relación directa con el catecismo Jesús es el Señor, como por su fidelidad doctrinal y sus valores didácticos. En cualquier caso, en las sesiones de catequesis dichos materiales no podrán sustituir el uso directo del catecismo Jesús es el Señor.

19.3. Como se ha indicado más arriba y, de acuerdo con el Directorio Diocesano de pastoral de la Iniciación Cristiana, junto con el Catecismo de la Iglesia Católica y su Compendio, referencia obligada para todo proceso catequético, siguen vigentes en nuestra Diócesis, en tanto no sean sustituidos por los catecismos actualizados, los restantes catecismos, es decir, Padre nuestro y Esta es nuestra fe, si bien el primero puede ser sustituido por el material catequético elaborado por la Subcomisión Episcopal de Catequesis con el título Los primeros pasos en la fe.

    Encomendando al Señor los frutos pastorales de estas disposiciones, y después de manifestar la gratitud de la Diócesis y del Obispo a todos los fieles implicados en la catequesis, padres, catequistas y sacerdotes, a todos os envío mi saludo fraterno y cordial y mi bendición.

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Obispo de Córdoba

Córdoba, 2 de junio de 2008

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