1 de mayo

El mes de mayo es el mes de la alegría en Córdoba. Es el mes de las cruces de mayo, de las flores y los patios, estamos en pleno tiempo pascual, es el mes de María. Y a final de mes es la feria de Córdoba.

Pero, además, el 1 de Mayo tiene una larga historia en relación con el Movimiento Obrero Mundial, que a raíz de la revolución industrial del siglo XIX, busca satisfacer los derechos de los obreros. En esta línea el Papa Pío XII instituyó en 1955 el 1 de mayo como fiesta de san José obrero, con el deseo de “cristianizar” ese movimiento obrero, inyectándole el espíritu católico. El Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, se ha hecho hombre y ha trabajado con manos de hombre en el sustento cotidiano de su familia, ha santificado de esta manera el trabajo humano, confiriéndole una dignidad apropiada al hombre.

El 1 de mayo es el día del trabajo, que desde una perspectiva cristiana nos lleva en primer lugar a dar gracias a Dios por hacernos colaboradores en su obra divina, ya que el trabajo ante todo es colaboración con Dios en la construcción de este mundo y anticipo del mundo futuro, de la vida eterna. Además, el día del trabajo nos invita a la solidaridad con todos los trabajadores, los de la industria y los del campo, los de la universidad y los de los servicios, los de la fábrica y los de talleres. Y nos recuerda que no todos tienen trabajo, que vivimos con una alta tasa de paro, y hemos de apostar entre todos para que todo el mundo tenga un puesto de trabajo que le dignifique.

El 28 abril se celebra el Día Mundial por la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Como Iglesia católica nos unimos a ese gran movimiento de solidaridad para hacer que el trabajo no sea la causa inmediata de la muerte. “No más muertes en el trabajo. Y esforcémonos por lograrlo”, exclamaba el Papa Francisco en la pasada Misa de nochebuena 2021. En España, se registran cada año más de un millón de accidentes laborales, de los que más de 700 fueron muertes por accidente laboral.

Animo al Secretariado Diocesano para la Pastoral del Trabajo en nuestra diócesis a que difunda la Doctrina Social de la Iglesia, y nos haga sensibles a las problemáticas que sufren los trabajadores en cualquiera de sus áreas y necesidades. Y animo a los grupos cristianos que trabajan en el mundo del trabajo a que hagan presente la redención del trabajo que Cristo divino obrero ha alcanzado para todos. Un trabajo digno, un salario justo, un trabajo que dignifique a la persona. Nada de esclavitud ni de horarios inhumanos, y menos aún con los más desfavorecidos, que tienen que aceptarlo porque no hay otra cosa.

Una llamada a todos los que proporcionan trabajo, un agradecimiento social a quienes crean nuevos puestos de trabajo en una sociedad en la que escasean. Una llamada a todos los trabajadores a que cumplan sus compromisos de producción y servicio, a la responsabilidad de quienes están construyendo un mundo nuevo. El trabajo no debe ser nunca un lugar de conflicto, sino un lugar de encuentro y de amistad social entre las personas.

A María santísima queremos dedicar este mes de mayo. Comenzamos ya con fiestas principales en distintos lugares de la diócesis. Que ella bendiga nuestros trabajos, nuestros hogares, a cada uno de nosotros. Renovemos nuestra consagración a María: “Soy todo tuyo y todo lo mío es tuyo también”. Acudamos en romería a sus santuarios. Demos gracias a Dios por darnos tan buena madre, y procuremos vivir como buenos hijos suyos.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

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