El sacerdote y periodista Antonio Gil le da sentido a la Semana Santa y a la Pascua de Resurrección en su artículo semanal
Finaliza la Cuaresma y se alza el telón de la Semana Santa, con la bendición y la procesión de las Palmas, el Domingo de Ramos. La Cuaresma tiene sentido como “tiempo fuerte” de preparación para la Pascua, y la Semana Santa tiene como finalidad esencial, en palabras de monseñor Demetrio Fernández, ofrecernos “el amor como motor de la redención del mundo”.
En uno de sus últimos libros publicados, que lleva por título “Te deseo la sonrisa”, el papa Francisco nos habla de los “Cristianos sin Pascua”. El Papa nos ofrece tres hermosas pinceladas.
Primera, “ciertos cristianos parecen tener una Cuaresma sin Pascua. Reconozco que la alegría no se vive de la misma manera en todas las etapas y circunstancias de la vida, tan dura en ocasiones. Pero siempre habrá un resquicio de luz que nace de la certeza de ser objeto de un amor infinito, incondicional”.
Segunda, “comprendo a las personas proclives a la tristeza por las graves dificultades que deben padecer, pero, poco a poco, hay que permitir que la alegría de la fe empiece a avivarse como una especie de confianza secreta”.
Tercera, “la bondad del Señor ni se agota, ni se acaba su misericordia, que se renueva cada mañana. ¡Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor!”.
“¡Feliz y Santa Semana!”, en expresión de nuestro nuevo obispo.
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