María Flores y Adrián García se han convertido en padres por primera vez de su hija María de la O, que llegó al mundo el jueves 30 de noviembre
El Adviento es una preparación espiritual para la celebración del nacimiento de Jesús, ante la llegada de vuestra primera hija ¿Cómo habéis viviendo ese Adviento personal?
El mayor modelo para vivir el Adviento, siempre lo encontramos en la Virgen María, y este año de un modo mucho más especial. Nunca podrá ser comparable el modo en el que la Sagrada familia se preparaba para conocer al Hijo de Dios hecho carne. Aun así, el Señor, como gran pedagogo, nos está enseñando de manera externa e interna como ha de ser la preparación de nuestro corazón para acoger a Jesús. No sólo hay que estar provistos de cosas materiales para cuando llegue el alumbramiento, lo más importante es que, tanto nuestra hija, como Jesucristo, encuentren en el seno de nuestra familia la calidez del amor, el deseo de ser fieles a la vocación encomendada y como consecuencia, al gran regalo que hemos recibido.
Como matrimonio joven cristiano ¿Cómo os enfrentáis a la paternidad?
Nos enfrentamos con una actitud de agradecimiento por el inabarcable regalo que nos hace el Señor. Después de vivir todo el proceso del embarazo, en cada una de sus etapas, no se puede entender una nueva vida si no es desde Dios. Nuestro matrimonio ha sido instrumento en su creación y este hecho, nos hace afrontar la paternidad siendo conscientes de nuestra debilidad y la gran responsabilidad que se nos ha confiado, pero sobre todo, con la confianza puesta en Jesús.
¿Qué deseo de familia esperáis a partir del nacimiento de María de la O?
En alguna ocasión hemos hablado sobre este tema y siempre concluimos en la importancia de trabajar en la solidez de nuestro matrimonio, sólo siendo fieles a nuestra vocación podremos crear una familia viva y no tenemos mayor deseo que ese.
Habéis elegido a los padrinos de María de la O y el padrino será el sacerdote Eugenio Bujalance, ¿Qué papel tendrán los padrinos en vuestros hijos?
Un padrino es aquella persona en quien podemos confiar el cuidado del alma de nuestra hija. Como padres, nuestra responsabilidad es cuidar de ella en todas sus dimensiones, incluida la espiritual, pero el padrino tiene la misión específica de acompañar, velar y guiar el alma de su ahijado. Una persona no sólo que vive la Fe, sino que es modelo de vida cristiana.
Eugenio no solo es un amigo sino también el sacerdote que nos forma y nos acompaña en nuestro matrimonio, a quien hemos visto idóneo para encomendarle la delicada tarea de propiciar la amistad de María de la O con Jesucristo.
Eugenio Bujalance, padrino de María de la O
Cuando Adrián y María me pidieron que fuera el padrino de su hija sentí una inmensa alegría y le di gracias al Señor porque supone asumir una gran responsabilidad. La figura del padrino es muy importante porque los padres te están pidiendo colaborar y alimentar la llama bautismal para que tu ahijada vaya creciendo en la fe. Como padrino la principal tarea que asumo es la de contribuir en la educación religiosa de María de la O. Este papel me exige rezar por ella y una paternidad espiritual, además de acompañar la vida de María que el Señor y sus padres han puesto bajo mis manos. Asimismo, tengo que ser modelo de fe para que vea en su padrino un referente para vivir la fe y coherente, es decir, dar testimonio de aquello que estás asumiendo y vivirlo en tu día a día.
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