“Nadie va a sustituir al hijo que se ha ido”

Diócesis de Córdoba
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El cementerio municipal del Santo Cristo de Priego de Córdoba tiene desde hace unos días una escultura en recuerdo a los bebés nacidos sin vida, obra de la escultura Ana Heras Trocoli. Con ella se ha creado un espacio dedicado al duelo gestacional y perinatal impulsado por el Ayuntamiento de Priego, la Asociación Andaluza de Apoyo al Duelo Perinatal, Matrioskas, y la Parroquia de la Asunción. Esta obra simboliza el momento previo a la partida de un bebé al que sus padres esperaban con amor, pero, o no pudo nacer con vida o murió al poco tiempo. Es una circunstancia por la que atraviesan muchos padres. Con Vanesa Aguilera, miembro de la asociación en Córdoba, conocemos más a esta asociación andaluza, que con el apoyo del Ayuntamiento y la parroquia de la Asunción, ha encontrado en este símbolo una manera de expresarse

¿Cuál ha sido vuestra experiencia en el duelo gestacional o perinatal?

Nuestra experiencia fue el año pasado, el 24 de febrero de 2023 nuestro hijo José nació sin vida. El día 22 de febrero fuimos a una revisión porque teníamos que ir todas las semanas a Reina Sofía desde las 30 semanas porque nos detectaron un problema en la placenta. Estábamos ya en la semana 36 y creíamos que esa semana si encontraban algún problema lo que harían sería provocar el parto, aunque el niño estuviera pequeño. Cuando entramos en consulta y empezaron a explorarme nos dijeron las tres palabras que más tememos los padres, que no encontraban el latido de José. Ahí nos dimos cuenta que nuestra vida iba a cambiar para siempre, porque en ese momento sientes que una parte de ti se va con él y una parte de él se queda contigo. A raíz de ahí fue cuando empezó nuestra experiencia en el duelo perinatal.

¿Entonces qué sentido le disteis a esta pérdida? ¿Quién os ayudó?

Nuestra motivación desde el principio fue nuestro hijo José, porque estuvo luchando durante seis semanas para seguir adelante y los médicos nos decían que estaba siendo un pequeño luchador y cuando falleció tanto mi marido como yo dijimos que teníamos que luchar por darle visibilidad a este tipo de duelo porque no hay información. Nosotros estábamos muy perdidos y queremos que haya información para que esto no les pase a otras familias. A nosotros nos ayudó mucho el hospital desde la forma en que nos dieron la noticia porque en todo momento fueron muy cariñosos, muy atentos y muy humanos, que es lo que necesitamos las familias en ese momento. Nos dieron la posibilidad de podernos despedir de nuestro hijo, que para nosotros fue súper importante a la hora de poder elaborar nuestro duelo. El tenerlo unas horas con nosotros, el poderlo besar, el poderlo abrazar significó mucho para nosotros y cuando salimos del hospital yo quería ayudar a otras familias y que todas estuvieran también atendidas como nosotros estuvimos en Reina Sofía.

También nos ayudó mucho nuestra psicóloga particular, Tamara, que es la que nos está llevando ahora, y los psicólogos de la consulta de duelo gestacional de Reina Sofía. Mi marido por supuesto, y yo para él, hemos sido un pilar fundamental el uno para el otro. Mi hermana mayor, que ha sido una segunda madre para para nosotros, y ha estado incondicionalmente en todos los momentos en estos casi 11 meses. Pasaron las semanas y tuvimos la oportunidad de que nuestro José nos puso en nuestro camino al padre Ángel Cristo que nos ha ayudado mucho y al alcalde de Priego, Juan Ramón Valdivia, que son los que nos han ayudado a hacer posible este espacio en Priego para todas las familias que nos hemos tenido que despedir demasiado pronto de un bebé, y por supuesto, a la Asociación Matrioskas que desde el primer momento nos recibieron con los brazos abiertos en este proceso.

Has nombrado una parte del duelo cuando se inicia en la despedida, pero ¿cuáles son las otras fases de este duelo?

El duelo es muy distinto en cada persona, cada persona lo vivimos de una forma diferente, pero normalmente entramos al principio en una fase de shock, que no sabes muy bien por dónde te ha venido la noticia, no sabes reaccionar. Hay muchas formas de reaccionar, hay gente que reacciona con calma, gente que reacciona llorando o gritando. Luego entras en una fase de negación en la que no te crees lo que ha pasado porque tú tenías que estar dando a luz a tu hijo y traértelo y bienes con los brazos vacíos a casa. También entras en una fase de ira, te enfadas con el mundo, contigo mismo. Viene también la culpabilidad porque todas las madres nos echamos la culpa y buscamos qué es lo que hemos hecho mal para que esto pase, aunque no es así, nunca tenemos culpa porque ninguna madre va a hacer nada malo para que eso le pase a su hijo. Luego entras en una fase como de negociación contigo mismo, buscas respuestas de por qué ha pasado. Por último, entras en la fase de aceptación, donde aceptas que tu hijo no está como tú quieres que esté de forma física, pero si es verdad que nosotros aceptamos que nuestro José siempre va a formar parte de nuestra vida y de nuestra familia, lo tenemos integrado totalmente en nuestra familia.

Siempre lo he descrito como una montaña rusa porque no es un proceso lineal porque pasas de una fase a la otra, puedes regresar a una fase anterior y hay muchas subidas y bajadas de emociones. Es como una balanza donde tú pones la tristeza, la pena, el dolor, el amor que sientes, el haberlo visto y esas emociones según van pasando las semanas, que tú vas necesitando tu duelo, que lo vas trabajando, van cambiando. Al principio puede el dolor, la tristeza, la pena por no tenerlo, pero según vas trabajando el amor va superando esas emociones del dolor y la pena. No es que se vayan, porque el dolor y la pena de no tener a tu hijo lo vas a tener siempre, pero sí es verdad que el amor sobresale sobre esa circunstancia. A nosotros nos ayudó mucho pensar que nuestro José está en el cielo, que está bien, que está con sus abuelos y que desde allí nos está mandando fuerzas para luchar por darle visibilidad a este tipo de duelo, porque dando información y dándolo a conocer le estoy dando visibilidad a mi José y a todos estos bebés.

¿Qué recomendarías a las familias que atraviesan por este duelo?

Yo recomendaría que si le dan la oportunidad de despedirse del bebé, que se despidan, y que puedan atesorar todos los recuerdos que puedan con él. Con el tiempo, no tiene que ser en el momento en que ocurre, elaboren en una caja de recuerdos del bebé. A nosotros nos ayudaron mucho los recuerdos que nos dieron en el hospital y luego los recuerdos que nosotros hemos ido formando. También que se respeten mucho como pareja, porque esta es una situación en la que te puedes unir o separarte de tu pareja, que cada duelo es distinto en cada persona y que no porque una persona llore y otra no llore no quiere decir que lo sienta menos, sino que cada persona necesitamos una actividad distinta para llevar el duelo de nuestro hijo y es muy importante que nos respetemos como pareja y lo que necesitamos cada persona.

También recomiendo a las familias que no hagan comentarios como el típico de “eres joven, ya tendrás otro”, porque eso nos duele en el alma, porque tendremos otros hijos y queremos tener otros hijos, pero nadie va a sustituir al hijo que se ha ido. Muchas veces ese comentario se hace por la ignorancia que hay, porque no hay información sobre este tipo de duelo, porque cuando se le dice a la gente lo que nos ha pasado se quedan en shock y no saben reaccionar y nos dicen eso en forma de consuelo, pero a nosotros eso nos duele en el alma. Es mejor darle un abrazo, decirle lo siento, porque es una pérdida como la de otro familiar; decirle aquí estoy para hablar lo que necesites; que hablen de su hijo; que lloren; que expresen todas las emociones que vengan; que no se sientan mal por llorar o si sienten la necesidad de reír. Necesitan sacar todas esas emociones y con el tiempo verán que se puede seguir adelante y que encuentren una motivación para seguir adelante porque sus hijos se merecen y desde el cielo no están viendo y se merecen que sigamos adelante por ellos.

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