La diócesis de Córdoba ha celebrado la I Jornada Mundial de los Pobres, convocada por el Papa Francisco, que tiene por lema: «No amemos de palabra sino con obras».
La jornada comenzó en la Catedral con la celebración de la eucaristía, presidida por Mons. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba. En la homilía el Obispo dio la bienvenida a todos los asistentes, especialmente a los acogidos en los centros para necesitados de la Diócesis. A continuación, ofreció los ejemplos de algunos santos como san Lorenzo o san Francisco de Asís, de quien tomó el nombre el Papa actual, que instituyó esta jornada, en la que se trata de «seguir a Jesucristo pobre». También aludió a san Vicente de Paul, el cual se dio cuenta de que la mayor pobreza que una persona puede padecer es la carencia de Dios.
El Obispo prosiguió alertando de que «muchas pobrezas antiguas y modernas preceden de la falta de amor» y subrayando la labor de Cáritas como el rostro amable de la Iglesia, que atiende a los necesitados del lugar en cada rincón de la Diócesis. A la Iglesia le interesan los pobres por sí mismos, indicó el Obispo, y no por el rédito social o electoral que se pueda obtener de ellos, porque «son el rostro de Cristo». «Es mirando a Cristo como aprendemos a ser desprendidos», prosiguió Mons. Demetrio Fernández, por lo que ésta no es una jornada de colecta, sino para hacernos ver que una Iglesia pobre es la que puede ayudar a los pobres; «es una jornada más espiritual que material», aunque lo uno se refleje en lo otro. Y finalizó invitando a los asistentes a «hacernos más generosos y desprendidos», como fruto de la jornada.
Origen
La Jornada Mundial de los Pobres surge por iniciativa del Papa Francisco tras la celebración del Jubileo de los Pobres llevada a cabo en la basílica de San Pedro, el 13 de noviembre de 2016, en el marco del Año Jubilar de la Misericordia.