El Obispo de Córdoba ha presidido la Misa Crismal junto al Obispo de Bangassou y al Obispo de Bilbao.
En torno a 200 sacerdotes se han congregado en la Catedral, el 22 de marzo, para celebrar la Misa Crismal en la que todo el presbiterio cordobés ha renovado sus promesas sacerdotales.
La eucaristía ha estado presidida por el Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández, quien ha comenzado la celebración saludando al Obispo de Bangassou, el cordobés, Mons. Juan José Aguirre; y al Obispo de Bilbao, Mons. Mario Iceta, quien es ya un invitado asiduo.
En su homilía don Demetrio ha explicado el significado del santo crisma, con el que se ungirá a los bautizados y confirmandos y también servirá para consagrar los altares y bendecir los templos y objetos sagrados, «como una señal visible y palpable del Espíritu Santo», ha afirmado. Asimismo, con el santo crisma «serán consagradas vuestras manos, queridos diáconos», les ha indicado a los seis seminaristas que pronto serán ordenados sacerdotes. Seguidamente, ha bendecido el óleo de los catecúmenos y el óleo de los enfermos.
De otro lado, el pastor de la Diócesis ha exhortado: «El Espíritu Santo sigue presente, y sigue llegando a los más pobres, aquellos que por el pecado están más alejados de Dios, estos son los más pobres de los pobres, los que viven sin Dios».
Posteriormente, el prelado cordobés se ha hecho eco del Año Jubilar de la Misericordia. En este sentido ha afirmado que «está dirigido especialmente a los pecadores donde nos encontramos todos». Y ha continuado: «que nadie se sienta excluido, todos tenemos un lugar en el corazón de Dios». Finalmente, ha tenido muy presente en la celebración, a los dos sacerdotes que están sirviendo en la misión diocesana de Picota en Perú.