Organizada por la Delegación Diocesana de Juventud, Secretariado de pastoral Universitaria y Jóvenes de Acción Católica. El Espíritu Santo ha soplado con intensidad este fin de semana en Villanueva de Córdoba, en la Misión Juvenil organizada por la Delegación de Juventud, Secretariado de Pastoral Universitaria y Jóvenes de Acción Católica. Como un Pentecostés adelantado, el Espíritu Santo se ha hecho presente en este pueblo del valle de los Pedroches con su sello inconfundible de paz, alegría desbordante y arrojo en la confesión de la fe. No podemos expresar con palabras todo lo vivido y compartido allí: la acogida impresionante que nos ha hecho el pueblo (tanto las autoridades locales como sacerdotes, parroquias, religiosas y familias), los momentos intensos de oración, la convivencia fraterna de los misioneros, el anuncio gozoso de la fe en medio del conocido “botellón”, etc. Más de cincuenta jóvenes provenientes de la misma Villanueva de Córdoba y de otros puntos de la diócesis se han convertido en misioneros de los de su misma edad durante todo el fin de semana.
La Misión Juvenil comenzó el viernes con la inauguración oficial de la exposición fotográfica sobre el Proyecto Calcuta que lleva realizando nuestra diócesis de Córdoba desde hace ya tres años en esta ciudad de la India. A lo largo de la mañana, una gran cantidad de niños y jóvenes tuvieron la oportunidad de visitarla pudiendo oír de labios de los mismos protagonistas de las fotografías sus experiencias de voluntariado junto a las Misioneras de Caridad, hijas de la Beata Madre Teresa de Calcuta. Esa misma noche, tras la Eucaristía de envío de los misioneros que celebramos en la Parroquia de Cristo Rey, tuvo lugar en el Teatro Municipal el proyecto misionero Oracionízate, con una afluencia masiva de jóvenes, adultos y niños. Después, los jóvenes misioneros pasamos toda la noche en oración, por turnos ante el Santísimo expuesto en la Iglesia de las Obreras del Corazón de Jesús, pidiendo a Dios por los frutos de la misión e inflamando nuestro corazón de deseos profundos de comunicar la buena noticia que es Jesucristo en nuestra vida.
La mañana del sábado realizamos una jornada lúdico-deportiva con el título sugerente: “Juégate la vida (en el equipo de Jesús)”. Un número grande de jóvenes participó de las diversas ofertas deportivas y tuvieron la oportunidad de asistir a cuatro talleres de formación: sobre el significado del amor y la sexualidad (a cargo de una pareja joven), sobre el peligro de las drogas y el alcohol (impartido por miembros de Proyecto Hombre), taller solidario y de acción caritativo-social (dado por miembros de Cáritas diocesana) y, finalmente, taller de oración (a cargo de las misioneras americanas de la Compañía de familias en misión que trabajan intensamente en la pastoral juvenil diocesana desde hace ya más de un año). La jornada deportiva, a la que se unieron espontáneamente numerosos niños, tuvo su broche final con un concurso de platos típicos en el patio de la escuela-hogar “María Jesús Herruzo”. Allí numerosas familias de Villanueva se dieron cita para compartir con nosotros mucho más que un plato de comida: con una generosidad desmedida, quisieron acompañarnos en esta gran fiesta misionera compartiendo con nosotros el gozo de una fe hecha servicio.
La noche del sábado al domingo fue muy especial. Todo el pueblo estaba expectante ante el anuncio de que algunos jóvenes cristianos iban a ir a la zona de “botellón” a dar testimonio de su fe. Una nave del polígono industrial en donde se reúnen cada fin de semana los jóvenes de Villanueva de Córdoba para hacer el botellón fue preparada preciosamente para la ocasión y convertida en improvisada capilla donde tuvo lugar un Adoremus excepcional, no sólo por el lugar donde fue celebrado sino, sobre todo, por el clima profundo de oración y adoración que se creó. Tras la celebración de la Eucaristía en la que participaron también numerosas familias, los jóvenes misioneros salieron a la calle a contagiar la alegría de la fe e invitar a los otros chicos y chicas del botellón a hacer una sencilla oración ante el Santísimo. Fue un goteo continuo de jóvenes que, por un momento, dejaban sus bebidas, encendían una vela ante Jesús Sacramentado y ofrecían su oración de petición o acción de gracias al Señor durante unos minutos, impresionados por lo que allí estaban viendo y oyendo. Muchos de ellos permanecieron con nosotros hasta la bendición final y la chocolatada que siguió cuando el reloj marcaba ya las tres de la madrugada.
La misión llegó a su culmen el domingo con la procesión de la imagen de la Virgen de Fátima desde la Parroquia de San Sebastián a la Parroquia de San Miguel donde tuvo lugar una Misa Joven concelebrada por los sacerdotes de Villanueva y el equipo de sacerdotes que están al frente de la pastoral juvenil diocesana. Al término de la misma, con gran emoción, se hizo entrega a los jóvenes de Villanueva de Córdoba de una copia del icono de la Virgen que Juan Pablo II entregó a los jóvenes en 1983 para que acompañara la cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Sin duda, un sentimiento profundo de gratitud brota de nuestro corazón y de nuestros labios tras estos días de gracia en los que el Señor ha derramado de una manera desbordante su Espíritu sobre todos los que hemos participado en la Misión Juvenil que nos va preparando ya de forma anticipada para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar en Madrid en 2011.