Miles de romeros y devotos acompañaron el lunes, 4 de septiembre, a la Virgen de la Sierra, patrona de Cabra, en su tradicional ‘Bajá’ desde el Picacho egabrense, situado a casi 1.300 metros de altura sobre el nivel del mar. A las 4 de la tarde, los alrededores del Santuario de María Santísima de la Sierra se convertían en un hervidero de personas esperando el momento en que las puertas traseras de la capilla se abrieron para desatar el júbilo y acompañar a una de las devociones más arraigadas de la provincia de Córdoba.
Los peregrinos comenzaron el camino de descenso de la Sierra de Cabra hasta llegar al casco urbano, en la barriada que lleva el nombre de la Virgen hacia las 19.30 horas. La patrona de Cabra era llevada a hombros de sus costaleros en las tradicionales andas de viaje con las mazas de nardos enclavadas en sus cuatro extremos y, en esta ocasión, un crespón negro en recuerdo de la reciente muerte de su hermano mayor Antonio Pérez Mérida a finales del pasado mes de junio. Además, la imagen mariana estrenó una corona de metal plateada, reproducción de una que tenía en el siglo XVII y que ha donado una familia.
Tras hacer parada en la barriada de la Virgen de la Sierra, la patrona egabrense siguió su camino hacia la entrada triunfal por los arcos de la calle Baena donde la esperaron los miembros de la Corporación y otras autoridades. Escoltada por decenas de tradicionales carrozas hechas con flores de papel y numerosos caballistas, María Santísima de la Sierra llegó pasada la medianoche a la parroquia de la Asunción y Ángeles, donde permanecerá expuesta a los fieles hasta los primeros días de octubre.