El movimiento Cursillos de Cristiandad suma ya los 1.100 cursillos, experiencias de encuentro con el Señor y más de 30.000 vidas transformadas en nuestra Diócesis de Córdoba
Cursillos de Cristiandad celebra 1.100 momentos vividos en lo que el Obispo llamó “la capilla del encuentro, donde se mira al Señor cara a cara y donde se conecta el corazón de las personas con el corazón de Dios”.
El Movimiento de Cursillos de Cristiandad se encuentra en un momento especial tras haber alcanzado el Cursillo número 1.100 celebrado en la Diócesis. “1.100 Cursillos es mucho más que una cifra, son 1.100 experiencias de encuentro con el Señor y más de 30.000 vidas que han sentido en comunidad como el Espíritu al pasar transforma la persona”, explica la presidenta del Movimiento, Yolanda Muñoz, en un año especialmente significativo que están viviendo bajo el lema “Desde el corazón de Cristo iluminamos el mundo”.
No resulta fácil en los tiempos que vivimos reservar unos minutos para cuidar de nuestra alma e ir al encuentro de Dios. Sin embargo, son muchas las personas que Cursillo tras Cursillo acuden a su encuentro. Para Marieta Tapiador, haber vivido el Cursillo 1.100 ha supuesto un antes y un después, en los que ha descubierto que “Jesús puede tener un mayor protagonismo en su vida sin cambiar el ritmo frenético que llevamos. Ponerlo a Él dentro de todas las cosas, me descarga tensiones y me ayuda a ver la vida con un ideal que hasta ahora no había contemplado”. “En el Cursillo he percibido sensaciones únicas; el tiempo se paró y durante unos días todo me llevaba a encontrarme conmigo misma, recuperando la alegría de la juventud, porque mi corazón ha vuelto más limpio y generoso, plagado de ganas de implicarme en todo aquello que pueda ser de utilidad a quienes me rodean. Estoy segura de que Dios me ha llamado porque quiere algo más de mí, más allá de mis actuales rutinas y pondré todo de mi parte para responderle y no defraudarle”, asegura.
También para Rafael Trujillo ha cambiado su forma de pensar y de sentir desde hace 37 años que fue cuando hizo su primer Cursillo de Cristiandad. “Después de mi Cursillo vi claramente que allí estaba mi sitio en la Iglesia y hoy día no concibo mi vida sin mí apostolado en el movimiento, me siento llamado, feliz con mi pertenencia a esta obra del Espíritu Santo que es el MCC, me siento útil al Señor, realizado, me da el ciento por uno y desarrollo el carisma que el Señor me ha dado”.
Y es que como indica Yolanda Muñoz, “gracias a estos 1.100 Cursillos, Córdoba luce un poco más el reflejo de la luz de Cristo”.