Lourdes Ibarra es miembro del Movimiento de Cursillos de Cristiandad y ha ofrecido su testimonio en la Misión Diocesana este viernes
La Misión Diocesana ha continuado este viernes, 22 de septiembre, con el testimonio de Lourdes Ibarra, en una jornada en la que el tema central ha sido “La Pasión de Cristo”.
Lourdes ha desgranado ante los presentes cómo su vida cambió cuando sintió, tras un accidente, que Dios era su Padre. “Mi vida cambió, a pesar de seguir viviendo la misma circunstancia que me hacía sufrir y sentirme desdichada, cuando empecé a sentir por primera vez en mi vida, a los 23 años, que Dios era mi Padre. Lo había oído, pero no lo había experimentado”, ha explicado esta cursillista recordando el sorprendente momento en el que sintió la presencia de Dios en su vida.
“El año que cumplí los 25 años viví la Cuaresma y la Semana Santa de manera personal. Debido a un accidente que tuve, estuve en el hospital varios meses. En este periodo hospitalario que coincidió providencialmente con la Cuaresma de ese año, aprendí y viví cómo el dolor, sin amor, no tiene valor, es como una moneda falsa que no sirve para nada, solo para aparentar y engañar. En cambio, el sufrimiento propio o del prójimo cercano a ti, cuando lo vives amando a los demás y sintiendo que Dios es tu papá, entiendes a Jesús cuando dice en el Evangelio: “Mi yugo es suave y mi carga ligera”, porque experimentas que sufres la mitad, que sientes los consuelos y mimos que nos da nuestro Padre celestial”, ha relatado Lourdes al tiempo que abría su corazón a todos los que han formado parte de la Misión Diocesana.
Lourdes ha querido mostrar con su testimonio la alegría y el gozo que supone tener a Dios en el centro de nuestra vida. “Fue para mí mi nacimiento espiritual. A pesar de estar enferma de gravedad, sentí su consuelo, su amor; a pesar del dolor me sentía mimada y privilegiada por mi Padre Celestial en vez de desdichada”, ha asegurado.
Al igual que los testimonios anteriores, el de Lourdes ha sido una muestra más de la importancia que tiene vivir en la fe, en la esperanza y en el amor de Dios.
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