María Rodríguez Carretero Luna es la nueva presidenta de Cursillos de Cristiandad en Córdoba. Desde abril afronta este cargo en sustitución de Yolanda Muñoz, que ha estado al frente del movimiento en los últimos ocho años. Cuatro años tiene por delante María para desempeñar esta labor, un servicio a la Iglesia que representa dedicación, entrega y capacidad. Los cursillistas pidieron a Dios una persona con capacidad y fuerza para ser guía de la gran familia de cursillistas. María está vinculada a cursillos desde siempre. Ahora comienza una andadura para la que tiene los pies en la tierra y la mirada en el cielo
¿Cómo asumes este servicio en la Iglesia?
Lo primero que puedo destacar es que lo asumo con mucho agradecimiento a lo anterior. Me pongo a pensar en lo anterior vivido, en las personas que han pasado, que han entregado su vida y creo que lo primero que hay que hacer es agradecerle al Señor haberlas puesto en el camino del Movimiento, porque han hecho mucho bien. Con mucha confianza, porque si no tuviera confianza en el Señor, esto para mí, con lo pequeñita que me veo, no sería posible. Y después con mucha ilusión. Yo afronto las cosas siempre con mucha ilusión, y esto, que es tan grande y tan importante, con más ilusión todavía.
¿Cuál es tu proyecto en esta tarea de guiar a la comunidad de cursillistas?
Mi proyecto en Cursillos ahora mismo es, quizás, lo más importante es que tenemos que aprender a mirar como Jesús. Si aprendemos a mirar como Jesús y aprendemos a querer como Jesús, con esa ternura, con ese ser misericordia, con esa pasión, y conseguimos que en el Movimiento todos miremos así, seguro que haremos cosas muy grandes. Y nos podríamos querer mucho a nosotros y también podríamos querer mucho a los demás, que es lo que necesita el mundo.
¿Cuál es la experiencia de conversión o seguimiento a Dios que has vivido en todos estos años de vinculación a Cursillos? Porque habrá miles de personas en tu memoria, en tu corazón, personas a las que has visto crecer en la fe, otros que llegaron desde posiciones muy distintas en la vida y que acabaron conociendo a Cristo. ¿Cuáles son esas experiencias que más te han marcado?
Muchas. Pienso en muchas historias, en muchos corazones que han sido tocados en un Cursillo y me costaría mucho destacar. A lo mejor, una persona que estuvo en un Cursillo que falleció hace poco, se llamaba Ana, que tenía muchas dificultades motoras y cuando llegó al Cursillo, todos la verdad es que la miramos y dijimos “ay Dios mío cómo vas a hacer para que esta persona se llene tanto como queremos”. Cuando terminó el Cursillo y vimos lo que había ido haciendo el Cursillo en ella, el cambio de cara, el cambio de mirada que fue teniendo. Una cosa buena que tiene el Cursillo es que no se queda en el Cursillo, que después sigues a la persona y ver a una persona con tanta dificultad y tan feliz en la vida por haberse encontrado con el Señor, es de las cosas que me han marcado en la vida.
También personas muy cercanas, a las que conoces muy bien, que incluso puedes decir que han podido hacer un poquillo de daño porque conoces su vida y ves que a raíz del Cursillo es un cambio radical y todo gira para hacer el bien a los demás y para intentar que los demás también se encuentren con el Señor. Eso es una pasada, es una suerte poder estar en el Movimiento y poder ver esas cosas diariamente.
Porque qué importante es también acompañar en el cuarto día, ¿no?
Creo que la finalidad del Movimiento se cumple en el cuarto día, no serviría de nada hacer un Cursillo maravilloso y emocionante, en el que se descubren las cosas y que después en el cuarto día no lo lleves a cabo y no acompañes a esa persona a lo que el Señor decide que haga con su vida.
Como orientadora educativa, tratas a diario con jóvenes y familias, a menudo se habla de la pérdida de referencia entre padres e hijos y entre ellos, ¿no? ¿Cómo vives tú, como madre cristiana, esta realidad?
Esas son las cosas que más me preocupan. Tengo un hijo de 10 años y una hija de 18 años. Estoy en dos etapas con ellos muy diferentes, pero sí que es verdad que veo, y también desde que empecé a trabajar hace ya bastantes años, que hay un cambio de valores, y todo yo creo que es lo mismo. Todo es falta de referencia, falta de amor, falta de ilusión, hay mucha desilusión. Y esa desilusión también se ve en las familias y en las relaciones que hay entre las familias. Yo la afronto con preocupación, pero también con bastante ilusión de saber que puedes hacer cosas para poder mejorarlo. Y además tengo un papel importante, no sólo en mi casa con mis hijos, sino a nivel educativo, con todas las personas que me encuentre, con los padres que pueda orientar. Creo que es importante que las personas tengan referencia. Y la referencia es Jesús y eso es lo que tengo que transmitir.
¿Esa desilusión viene quizás en el origen, en la falta de creencia en el amor?
Creo que es falta de vivencia, de amor. Yo creo que nos falta sentirnos queridos como nadie nos ha querido nunca, que eso es lo que yo puedo sentir, lo que sentimos muchos en el Movimiento de Cursillos de Cristiandad, que Jesús nos quiere con locura. Y una vez que tú te sientes querido, entonces puedes querer a los demás. Te puedes querer a ti mismo y puedes querer a los demás. Creo que eso es lo que falta realmente, un encuentro con el amor de Dios.
¿Cuántas experiencias en tu vida? ¿Por qué invitar a alguien a hacer el Cursillo de Cristiandad?
Creo que falta ilusión en la vida y que muchas veces nos pasan cosas en la vida que son buenas, que son malas, a todos nos han pasado cosas, ¿no? Si tú tienes esa ilusión, si tú tienes ese amor, afrontas la vida de otra manera. Es muy importante responder a la necesidad que tiene la sociedad ahora mismo, la persona, de sentirse querida por alguien, de quererse a sí misma y de darse cuenta de que tienes que estar en contacto con los demás para quererlos. Eso lo cumple totalmente el Movimiento de Cursillos. En el Movimiento se vive ese triple encuentro que decimos, con nosotros mismos, con Dios y con los demás, que creo que es fundamental para poder vivir feliz en esta vida.
Muchas personas pueden no sentirse llamadas a esta convocatoria que hace Cursillos, pero en otras muchas se han dado ejemplos de cómo se transforma su vida, cómo puede llegar a cambiar, cómo dar testimonio en el mundo de hoy. ¿Es más fácil ahora que antes o más dificultoso, quizás?
A ver, yo puedo escuchar lo que dicen. Yo recuerdo a mi abuela, que llevaba en el Movimiento muchísimos años, igual que mi abuelo, y me contaba cómo eran las cosas entonces. Y yo las veía complicadísimas. A lo mejor, si yo dentro de un tiempo les cuento a mis nietos cómo lo estoy viviendo ahora, también lo ven complicadísimo. En cada momento hay que vivir las cosas como te vienen, hay que afrontarlo. Y creo que sí, que puede ser que haya una pérdida de valores, que haya una pérdida de ese querer, de ese cariño, de ese amor de Dios, porque antes nos lo daban y ahora lo tenemos que buscar. Puede ser, pero que es la época que nos ha tocado y en esa época tenemos que estar lidiando. Entonces, no te sé decir si antes era más difícil o más fácil. Lo que sí sé es que vi la ilusión de mis abuelos entonces para poder anunciar al Señor y veo la ilusión que tenemos ahora por hacerlo.
¿Cómo es el calendario previsto para este curso y el lema?
Tenemos este año catorce Cursillos, además de los grupos de las ultreyas que tenemos semanales. También están los cursillos de renovación, que habrá cuatro y dos cursillos de matrimonios para poder vivir este cursillo desde la experiencia del matrimonio. El lema de este año es “Id ahora a los cruces de caminos y llamadlos a todos (Mt. 22,9)”.
Se trata de un lema muy rezado, centrado en la persona y en salir e invitar a las personas a vivir esta vida tan llena de colores que nosotros vivimos y que puede transformar su vida de gris a color.
La escuela de Cursillos tiene gente muy comprometida, muy combativa y a la vez que debate todo, ¿no?
Sí, no es fácil, pero eso es bueno, porque no somos personas que nos dejemos llevar sólo por lo que diga una persona, al contrario, tenemos que intentar estar abiertos al espíritu y estar muy en contacto con nosotros también y escucharnos mucho. Eso implica que no siempre tenemos que estar de acuerdo, pero como siempre al final puede el Espíritu y puede el Señor, todas las dificultades o las malas cosas que haya se suplen y ya está.
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