María Luisa Meléndez vivió su experiencia en la misión con ilusión y reconoce que le dejó una profunda huella
¿Cómo surgió la idea de realizar un tiempo de voluntariado en Picota?
Desde pequeña siempre tuve la ilusión de imitar a mis héroes favoritos ¨ los misioneros/as¨, pero nunca me atreví, ni supe cómo hacerlo. Así que cuando mi delegada de enseñanza Mª José Gallego me lo propuso, pensé que había llegado el momento de vivir la experiencia, y con cierto temor pero con mucha ilusión me dispuse a vivirlo.
¿Qué recuerdas de aquella experiencia misionera?
Recuerdo una buena convivencia, la alegría y disposición de todos/as, los momentos en los que compartíamos las experiencias que estábamos viviendo, las emocionantes Eucaristías con sus emotivos cantos. También los momentos de oración y reflexión en los cuales te vaciabas de agobios y preocupaciones te llenabas de vida y mucha paz.
¿Qué te enseñó la gente que te encontraste allí?
Me enseñaron a sonreír siempre, a acoger y agradecer a todas las personas con sencillez. Á ser generosa y a entregarme y no olvidar sobre todo las necesidades de los demás.
¿Cómo cambió tu vida al volver a tu vida cotidiana?
Pues aprendí a valorarlo todo mucho más, a comprender y aceptar a las personas como son y a buscar cada día un motivo para ser feliz y hacer felices a los demás. Fue una experiencia maravillosa que nunca olvidare y dejo una profunda huella en mi.
¿Mantienes todavía vinculación con la misión diocesana?
En un principio si mantuvimos el contacto, pero ahora desgraciadamente no.
La entrada “Me enseñaron a no olvidar las necesidades de los demás” apareció primero en Diócesis de Córdoba. Ver este artículo en la web de la diócesis