El Obispo presidió la misa en honor a la Virgen de Araceli en el día de su fiesta el domingo, 5 de mayo, en la parroquia de San Mateo de Lucena
Monseñor Demetrio Fernández presidió la solemne función religiosa en honor a María Santísima de Araceli el domingo, 5 de mayo, en la parroquia de San Mateo de Lucena. Un año más el Obispo acudió a las fiestas aracelitanas para celebrar con la Archicofradía las fiestas de la patrona y alcaldesa perpetua de la ciudad. En su homilía, del sexto domingo de Pascua, el prelado desgranó la Palabra de Dios, que nos anunciaba el núcleo de la vida cristiana, que es el amor. “El amor al estilo de Jesucristo”, que no es un amor cualquiera, recordó el Obispo, sino que consiste en dar y ha sido capaz “de transformar el mundo”. Jesucristo ha introducido en la historia la mayor revolución del amor, que no va contra nadie, sino que se pone “al servicio de todos y es un impulso continuo a entregar la vida por los demás”.
Continuó su alocución el pastor de la Diócesis asegurando que el amor tiene su fuente en Dios y en Él el amor es el Espíritu Santo, que ha sido derramado en nuestros corazones por el bautismo. El cristianismo es “el amor que nos ha rebelado Jesucristo en su corazón” y en la Virgen aprendemos el amor que Jesucristo nos ha enseñado porque Ella “ha amado entregando su vida entera”, añadió. La obediencia a la voluntad de Dios la vemos cumplida en María. Una vida cristiana es aquella que se esfuerza en vivir como Ella, “bajo la voluntad de Dios”.
Se celebraba este domingo el día de la madre y “Ella nos lanza el mensaje fundamental de la maternidad, no le tengáis miedo”. Un mundo como el nuestro es un mundo “enemigo de la maternidad y elimina impunemente millones de niños en el seno materno” apuntó preocupado el Obispo. La Archicofradía repartió ese día unos “piececitos” que recordaban un feto de diez semanas. Nosotros vamos a favor de la vida y de los niños que no pueden nacer por falta de amor y por sobra de egoísmo, puntualizó.
Mirar a María Santísima invita a recuperar el valor de la maternidad y en el día de su fiesta nos invita a ir por el camino del amor y a fomentar la vida que viene de Dios. Pidió a la patrona del campo andaluz que nos mirara y suscitara en el corazón de los presentes “el amor a la vida, que nos hace falta más que agua, porque María nos enseña el amor verdadero, el amor de Dios”.
Terminó su homilía monseñor Demetrio Fernández destacando que en Lucena “Araceli suena a madre” y pidió a los lucentinos encomendar sus necesidades a la Virgen y que Ella traiga bendiciones sobre la ciudad y la Diócesis.
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